Este texto es la conclusión del artículo que empezamos a publicar en El Militante de marzo. La primera parte está centrada en todos los acontecimientos económicos, sociales y políticos que sacudieron Islandia desde el inicio de la crisis. En www.elmilitante.net está disponible la versión completa, más extensa, con el título “¿Existe un modelo islandés para hacer frente a la crisis capitalista?”.

Falsos mitos (I) “Islandia no paga las deudas de sus bancos”

Desde diversos ámbitos políticos se ha afirmado repetidamente que el Gobierno islandés se negó a rescatar con dinero público a sus bancos y a pagar sus deudas. Además, se nos dice, el Gobierno tomó esta decisión tras consultar a la población en referéndum. Esto último es falso por dos motivos: en primer lugar porque los islandeses tan sólo han sido consultados sobre la devolución o no del 5% del total de la deuda (que es la que corresponde a Icesave) y en segundo lugar porque la consulta se realizó en contra de la voluntad del Gobierno, y no a iniciativa de este. Tras el resultado del segundo referéndum, “la primera ministra Jóhanna Sigurdardóttir dijo (…) que era el "peor resultado imaginable" y que "podía dividir el país en dos."”[1] Lo cierto es que hoy un tercio de esa deuda ya ha sido satisfecha[2].

Con respecto al resto de la deuda contraída con inversores extranjeros, ésta fue reestructurada. Se procedió a una quita ordenada de la misma (de en torno a un 70%) y se devolvió el resto mediante la liquidación de activos de los viejos bancos y el préstamo concedido por el  FMI (La Jornada, 14/1/10).

En palabras del politólogo islandés Erikur Bergmann,

"Simplemente, no había dinero para rescatar a los bancos: de lo contrario, el Estado los habría salvado: ¡Llegamos a pedírselo a Rusia! Fue un accidente: no queríamos, pero tuvimos que dejarlos quebrar y ahora los políticos tratan de vender esa leyenda de que Islandia ha dado otra respuesta". (El País, 3 de abril de 2011).

Pero donde el mito de una salida distinta por parte del Gobierno islandés se desmorona por completo es en relación a la deuda bancaria correspondiente a depósitos de islandeses. En este caso, toda la deuda de los bancos fue generosamente salvada con dinero público. El gasto neto, es decir, descontando lo que el estado ha recuperado con la venta de activos, ha sido del 41%. [del PIB]” (Gara, 16/6/2011). El Gobierno islandés trasvasó un ingente porcentaje del PIB del país en rescatar a la banca, exactamente igual que el resto de países capitalistas, e incluso en un porcentaje mayor.

Recortes sociales

Como consecuencia del rescate bancario con fondos públicos, la deuda del estado se disparó del 10 al 100% de su PIB. Para equilibrar las cuentas la coalición de izquierdas aplicó la misma política que en el resto del mundo: recortes sociales masivos. El gasto educativo se ha recortado un 8,17% entre 2008 y 2010, según el instituto de estadística de Islandia. El gasto sanitario sufrió un drástico recorte de al menos un 9,7%. Sus efectos han sido inmediatos: el hospital de Reikiavik ha reducido su presupuesto un 25% en estos tres años. En el rural la situación es aún peor. Un artículo de la prensa islandesa titulado recortes sanitarios en las zonas rurales de Islandia afirma:

“Un ejemplo claro se encuentra en la región de los fiordos occidentales, donde los recortes amenazan la existencia misma del hospital  de Isafjordur” (…) Greipsson, el alcalde de la  ciudad de  Isafjardarbaer, cree que los recortes financieros  propuestos en el sistema sanitario regional del año próximo serán un golpe letal que podría cerrar el hospital por completo”[3]. En 2010 también desaparecieron las ayudas a la maternidad (de unos 530 dólares por hijo)[4]

Y junto al recorte del gasto social, se aumentaron severamente los impuestos. Por cada litro de gasolina pasó a pagarse 10 coronas y los impuestos sobre el alcohol aumentaron un 15%.  Esto, entre otras cosas provoca el aumento de la inflación y con ello se encarecen las hipotecas que están indexadas al IPC. El impuesto directo sobre las personas físicas pasó en 2009 del 35,7% al 37,2% y posteriormente volvieron a incrementarse, atendiendo a los ingresos. El resultado es  que un trabajador islandés con un sueldo neto  de 1.500 euros mensuales paga unos 800 euros más por año.

Pero la subida de impuestos no es igual para todos. De hecho, el impuesto de sociedades, el que pagan los empresarios se redujo del 18% al 15%, uno de los más bajos del mundo.

Los empresarios han lanzado también una ofensiva contra los salarios. Éstos han caído desde 2007 hasta 2010 un 11,2% de media, pero en algunos sectores ha superado el 20%[5].

Y mientras que los salarios caen, la inflación ha subido más de un 30% desde el inicio de la crisis, hundiendo la capacidad adquisitiva de muchos.

Esta situación, unida al crecimiento vertiginoso del desempleo ha incrementado la pobreza en el país.

“Hay 46.000 familias que tienen dificultades para llegar a fin de mes, y 13.000 casas embargadas por los bancos” (Diagonal número 35, octubre de 2010). Cada día alguien quema su casa para que el banco no se la quede. Y los comedores de beneficencia han triplicado el número de personas a las que atienden[6]

Falsos mitos (II) encarcelamiento de banqueros y reforma constitucional popular

Los socialdemócratas, aupados al poder a lomos de un estallido social, estaban obligados a realizar una serie de concesiones formales a las masas. Para tratar de apaciguar el odio contra los capitalistas, el ejecutivo mostró más celo de lo habitual en la persecución de delitos económicos. Sin embargo, también en este caso las medidas adoptadas han sido mucho menos profundas de lo que se ha sugerido. A pesar de lo que afirma el mito sobre Islandia, lo cierto es que a día de hoy no hay absolutamente ningún banquero o político encarcelado en relación a la crisis.

Casi cuatro años después de la quiebra, solo una persona ha sido condenada: Baldur Gudlaufsson, el que fuera secretario permanente del ministro de Finanzas. Vendió dos semanas antes del batacazo 1,6 millones de dólares en activos del Landsbanki, una de las entidades tóxicas. Ha sido condenado a dos años de prisión por uso de información privilegiada” (El País, 26/2/12).

Por lo demás, hay varias decenas de personas vinculadas a la banca investigadas -que no acusados o condenadas- por delitos de corrupción, como ocurre en cualquier otro país capitalista.

Sólo en un caso Islandia ha ido más lejos de lo habitual: al juzgar al ex primer ministro Geir Haarde, por negligencia en el manejo de la crisis. Si es declarado culpable, se enfrentará a dos años de cárcel. En realidad, muchos de los diputados socialdemócratas que votaron en el parlamento a favor de que Haarde fuera juzgado, eran entonces ministros del Gobierno de Haarde, entre otras la actual Primera Ministra. Con todo, otros responsables de la monstruosa burbuja especulativa, como David Oddsson,  no han sido ni tan siquiera acusados.

Otro aspecto exageradamente agrandado es el supuesto apoyo del Gobierno a que el pueblo redacte una nueva constitución. Al calor del estallido social surgieron asambleas ciudadanas en Islandia tal y como vimos durante el argentinazo en 2001 o en ciudades, barrios y pueblos del Estado español en torno al movimiento 15-M. En una asamblea nacional, celebrada en noviembre de 2009, se aprobó la propuesta de elaborar una nueva constitución. Era un intento intuitivo por parte de la población por ser los dueños de su propio destino. El ejecutivo de Sigurdardottir se puso al frente de este proceso con la intención de descarrilarlo.  El 26 de octubre de 2010 se llevó a cabo la elección de 25 personas (sin filiación política) para la elaboración de una nueva constitución. En cualquier caso, ese grupo de ciudadanos no tenía ninguna capacidad ejecutiva, ya que la aprobación de la nueva constitución será potestad exclusiva del actual parlamento y del que salga de las elecciones de 2013. Sólo votó el 36,7% del electorado, lo que lo convirtió en el proceso electoral con menor participación de la historia de Islandia.

En Julio de 2011 la propuesta de nueva constitución entró al Parlamento para su discusión. Desde entonces, se han aceptado las propuestas más descafeinadas (listas abiertas, fomento de las iniciativas legislativas populares…) pero han sido eliminadas las propuestas  más izquierdistas, como la democracia directa o el control y nacionalización del mundo financiero y la economía. En esto quedó todo.

Perspectivas económicas y políticas

Islandia parece estar dejando atrás la recesión. Tras la hecatombe de 2009 y 2010, el Producto Interior Bruto (PIB) ha crecido un 3,1% en 2011. También el desempleo ha descendido, desde su máximo del 9,1% en marzo de 2009, aunque sigue triplicando la cifra previa a la crisis. La Formación Bruta de Capital Fijo, tras su colapso completo (retrocedió un 70% entre 2006 y 2010) ha crecido un 13,4% en 2011 y con mucha intensidad en el último trimestre del año.

Al igual que en el resto de países, la política de ajuste social ha provocado un hundimiento del consumo interno. Sin embargo, la economía islandesa se vio beneficiada por la drástica depreciación de su moneda, que facilitó sus exportaciones. Entre 2007 y 2011 los ingresos en coronas por exportación de pescado casi se han duplicado (crecieron un 97,1%).[7] No obstante, la desaceleración económica en Europa y EEUU podría frenar esta tendencia. Ese escenario coincidiría con un mercado interno comatoso, aplastado por las deudas de las familias y empresas[8]. El 84% de la población tiene contratado un préstamo. Y al menos una tercera parte lo hizo en moneda extranjera, con lo que la devaluación de la corona disparó su deuda. Hoy hay familias en Islandia que deben más dinero al banco que cuando contrataron la hipoteca, hace cinco años. Si se desaceleran las exportaciones, la reentrada del país en recesión coincidiría con un clima político muy diferente al de las últimas décadas. El colapso de 2008 acabó bruscamente con todas las certezas del pasado. La idea de un idílico progreso permanente ha desaparecido para no volver. Las simpatías hacia los banqueros, esos “nuevos vikingos que reconquistaban Europa” se ha tornado en un profundo odio hacia ellos.

El escritor islandés Haukar Már Helgason da testimonio de la profunda transformación en la conciencia:

“Es oficial: El capitalismo es monstruoso. Si alguien trata de hablar de los beneficios del libre mercado, será tratado como si promoviera los beneficios de la violación”[9]

Muchos jóvenes y trabajadores europeos se han sentido cautivados con la idea que se transmitía de lo que ocurría en Islandia. “Ahí hay un gobierno que no paga las deudas de los bancos y no hace recortes”. Esta falsa idea ha sido interesadamente difundida por la prensa burguesa y sectores de la izquierda reformista. El objetivo consistía en demostrar que era posible resolver nuestros problemas sin romper con el capitalismo. Pero no es cierto. Los trabajadores islandeses lo están comprobando. Sólo acabando con el capitalismo, luchando por el socialismo, se podrá emprender esa tarea. Y hoy las condiciones para que las genuinas ideas del marxismo revolucionario conquisten la imaginación de los obreros islandeses es la mejor en décadas.

[La serie de dos artículos sobre Islandia publicados en El Militante son un resumen de un texto mucho más extenso titulado “¿Existe un modelo islandés para hacer frente a la crisis capitalista?” que puedes encontrar en www.elmilitante.net]



1. Web de Eusko Alkartasuna de Bilbao: www.ea-bilbao.org/tag/krisialdia/
2. rebelion.org/noticia.php?id=126160
3. www.icenews.is/index.php/2011/12/09/uk-and-nl-receive-first-icesave-refunds-esa-still-not-sure-about-legal-action/
4. www.icenews.is/index.php/2010/10/08/healthcare-cuts-in-rural-iceland-a-case-study/#ixzz1ntCZ3Q1W
5. www.icenews.is/index.php/2010/10/04/more-cutbacks-planned-by-icelandic-government/
6. www.statice.is (Real wages, index 1989-2012)
7. www.rebelion.org/noticia.php?id=102672.
8. www.statice.is (Exported marine products)
9. El total de la deuda exterior equivale al 251,5% del PIB, y de esta, un 185% es privada (de empresas y familias)
10. “Islandia pierde la camisa y recupera su alma”, www.rebelion.org.

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