Mahsa Amini, una joven kurda de 22 años, ha sido la última víctima a manos de la “Patrulla de la Moralidad” en Teherán. ¿Su delito? ¡¡No llevar bien puesto el velo!! Los agentes la detuvieron en la calle, le dijeron a su hermano que llevarían a Mahsa a la comisaría y que la liberarían después de una “clase de reeducación” de una hora.

Lo que sucedió nada tuvo que ver. Las personas agolpadas a las puertas de la comisaría, que estaban exigiendo su puesta en libertad y la de otras muchas mujeres retenidas, fueron atacadas con porras y gases lacrimógenos por los agentes. Dos horas más tarde salía una ambulancia con el cuerpo de Mahsa hacia el hospital de Kasra, donde el personal sanitario solo pudo dictaminar la muerte cerebral de la joven, que presentaba heridas en su cuerpo resultado de una brutal paliza.

La explosión en las calles en Teherán, en Kurdistán y en las redes sociales denunciando el asesinato de Mahsa Amini a manos del Estado criminal de Irán fue inmediata y no ha cesado a pesar del bloqueo de Internet en Saghez y Sanandaj, de las amenazas a activistas y del amplio despliegue de las fuerzas de seguridad en ambas ciudades utilizando la fuerza contra las y los manifestantes.

Durante las protestas del sábado 17 de septiembre en Saqqez, al menos 33 personas resultaron heridas por la represión policial.

A pesar de la furiosa reacción del régimen contra las protestas, estas han continuado con fuerza.

El Partido de la Vida Libre del Kurdistán (PJAK) y la Comunidad Democrática y Libre del Kurdistán Oriental (KODAR), llamaron a los hombres y las mujeres de Rojhilat (Kurdistán iraní) a una huelga general el lunes 19 de septiembre.

Las amenazas de las autoridades iraníes que han recibido sindicatos y comercios para que no participasen en la huelga no han impedido que esta haya tenido una importante repercusión. Hay informaciones que señalan un gran seguimiento de la huelga en ciudades como Sanandaj, Saqqaz, Baneh y Mariwan, ciudades del Kurdistán iraní.

También se han notificado huelgas en la provincia de Azerbaiyán Occidental, en localidades como Urmía, Bukan o Piranshahr. Irán Internacional añade que comerciantes de Yavanrud y Kermanshah, al oeste del país, también se unieron a la huelga.

Muchas han sido las mujeres que se han unido a la campaña de denuncia quemando sus pañuelos o cortándose el cabello al grito de “¡Muerte al dictador mercenario!”, mientras los hombres cortaban sus barbas en protesta contra la República Islámica que obliga a las mujeres a usar hijabs y las mata impunemente.

Ni la brutal represión policial, que, además de hacer crecer el número de heridos, ya ha causado la muerte de ocho personas, ni las promesas del presidente, Ebrahim Raisí, de que se investigará a fondo la muerte de Amini están consiguiendo poner fin a unas protestas que siguen creciendo.

En los últimos meses, las patrullas de la moralidad del Estado iraní han intensificado su presencia en las principales ciudades, hostigando y secuestrando a las mujeres en las calles por la elección de su ropa. Poco se sabe sobre qué otros delitos se cometen contra las mujeres en las bases de las patrullas y centros de detención.

¡Hay que acabar con la violencia salvaje que sufren las mujeres bajo las teocracias criminales ya!

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