El caso Pelicot, la violación más grande la historia de Francia, ha concluido con una condena de 20 años al exmarido abusador de Gisèle Pelicot, la mujer que fue drogada y violada durante diez años por 51 hombres diferentes.
A pesar de que este monstruo ha recibido la pena máxima de cárcel, la justicia patriarcal se ha vuelto a imponer. Tras interrogatorios vomitivos teñidos de machismo a la víctima en el juicio por parte de los abogados de estos desgraciados, quienes ocupan el tribunal de justicia Avignon han vuelto a demostrar su misoginia podrida. Los demás violadores de Gisèle han recibido penas mucho más cortas que las que pedía la Fiscalía, tres míseros años para la mayoría, seis quedan en libertad y, en solo dos casos, el castigo escala a 12 y 15 años –uno, por violar hasta seis veces a Gisèle, y otro, por utilizar la misma práctica con su mujer–.
Es una vergüenza mayúscula. Los tribunales capitalistas están podridos, ya sea en Francia, en el Estado español o en cualquier país del mundo. Y así lo entendieron las centenares de personas que se concentraron frente al Tribunal para conocer la sentencia y acompañar a Gisèle. ¡Vergüenza de justicia! se empezó a gritar.
Es decir, cincuenta hombres abusan sexualmente de una mujer cuando está inconsciente, algunos de forma recurrente, y a pesar de que hay vídeos, fotos y todo tipo de documentos que así lo prueban, son considerados actores secundarios en el caso.
Gisèle, estamos contigo, y vamos a seguir peleando para que todos y cada uno de ellos sean castigados ejemplarmente.
La historia de Gisèle es terrorífica y ha conmocionado a todas las personas que peleamos contra la violencia machista. Pero el ejemplo de valentía que ha dado al mundo nos ha inspirado profundamente. Gisèle decidió que el juicio contra Dominique Pelicot y los otros 50 hombres que, en connivencia con él, la violaron después de suministrarle somníferos, fuera con las puertas abiertas. Cara descubierta y nombres y apellidos completos de todos ellos.
“Pienso en las víctimas no reconocidas cuyas historias a menudo permanecen en la sombra. Quiero que sepan que compartimos la misma lucha”. Ha sentenciado tras conocer la resolución. En Francia, cada dos minutos, una mujer sufre una violación y sólo el 0,6% de quienes denuncian terminaron en condena.
Estamos hartas. Sentimos mucha rabia. Pero nuestra fuerza y determinación para batallar hasta el final contra el sistema capitalista patriarcal es superior a todo. Porque la vergüenza y el miedo van a cambiar de bando.