La presentación del acto corrió a cargo de David Bernardo, ex miembro del Comité de Empresa del Hotel Puente Romano, que recientemente ha librado una dura batalla contra la represión sindical ejercida por la dirección de la empresa y que junto al compañero Antonio Núñez, en su misma situación, han conseguido fruto de la lucha que la justicia condene sus injustos despidos. Las palabras de David vincularon la lucha de los trabajadores en la revolución venezolana a la lucha de los trabajadores del Estado español y de toda Europa contra los ataques que estamos sufriendo, insistiendo en la idea de que Venezuela es el ejemplo en el que nos tenemos que inspirar para hacer frente a los atropellos de la burguesía en nuestro país.
Después de esta presentación, los ejemplos y las ideas contenidas en el discurso de Félix Martínez cobraron toda su profundidad. La clase trabajadora venezolana no es distinta a la clase trabajadora de otros países. El proceso revolucionario da como resultado la participación masiva y consciente de las masas en la política, y el ejemplo práctico de la formación del sindicato revolucionario SINGETRAM en la planta de Mitsubishi, explicado con detalle por Félix, es una confirmación de esto. Los ataques feroces de los empresarios a este modelo de participación y organización es el síntoma del terror que tienen de la fuerza de la clase trabajadora. Es interesante como la campaña de desprestigio hacia Hugo Chávez desde con la que bombardean constantemente los medios de comunicación controlados por los capitalistas, es lanzada rápidamente también contra los trabajadores que de forma firme tratan de desarrollar la revolución e ir hacia el socialismo. La idea fundamental que Félix nos trasladó fue que el único camino para fortalecer la revolución es dar el protagonismo a la clase trabajadora, poniendo definitivamente el control de la producción y el poder político en sus manos. Los grandes obstáculos para esto son los ataques empresariales y la burocracia supuestamente chavista que está enquistada en la maquinaria del estado burgués.
Se abrió un turno de palabra en el que intervinieron ocho compañeros. La mayoría de las intervenciones hicieron hincapié en que el apoyo a la revolución venezolana no es solidaridad abstracta, ya que su lucha e intereses son los mismos que los de los trabajadores aquí. También hubo una intervención que trató de poner en duda el proceso revolucionario, insinuando los argumentos a los que los medios de comunicación nos tienen acostumbrados, como la falta de democracia en Venezuela, el carácter dictatorial de Hugo Chávez, las limitaciones en la libertad de expresión, etc. Lo explicado por este hombre, de nacionalidad venezolana y exiliado en el Estado español, chocaba frontalmente con lo que Félix había descrito detalladamente en la introducción. Los asistentes escuchamos atentamente su explicación, tratando de encontrar en su vaga descripción de ejemplos concretos para poder dar credibilidad a su denuncia. No lo conseguimos. Cuando trató de demostrar sus afirmaciones explicando las razones por las que según él había tenido que huir de su país, reconoció que era un militar involucrado de alguna manera en el golpe de estado de 2002, que trató de tumbar sin éxito el gobierno de Chávez. Frente a esto, todos los ejemplos que Félix había expuesto de la participación directa de las masas en el proceso, incluyendo la gran movilización que frenó este golpe de estado, cobraron más fuerza aún, poniendo de relieve que la campaña histérica de ataques a la revolución, son pura propaganda de la burguesía a nivel mundial.
Al final del acto, el ánimo de los asistentes era muy bueno. Teníamos clara la determinación de apoyar el proceso revolucionario en Venezuela entendiendo que la mejor forma es luchando contra los ataques de los capitalistas en el propio Estado español. Terminamos la reunión haciendo una colecta para ayudar a financiar la gira de Félix Martínez y en la que se sacaron 40 euros.