¡Basta de ataques contra nuestros hermanos migrantes!

El 4 de marzo PSOE y Junts llegaban a un acuerdo para delegar las competencias en materia de inmigración a la Generalitat de Catalunya. Según la propuesta de ley registrada por ambos partidos en el Congreso de los Diputados, medidas represivas y racistas tan brutales como las devoluciones en caliente, los controles fronterizos para impedir la entrada de trabajadoras y trabajadores migrantes o la gestión de los CIE, que hasta ahora dependían exclusivamente del Gobierno central y la Policía Nacional, serán delegadas en algunos casos y compartidas en otros con el Govern y los Mossos d'Esquadra.

La derecha y ultraderecha españolista de PP y Vox han puesto el grito en el cielo, desatando una campaña de histeria españolista contra este acuerdo, tachándolo de forma demagógica de una “nueva concesión al independentismo”. Obviamente no discrepan de sus contenidos racistas, que apoyan y pretenden endurecer aún más. Están furiosos porque, al menos de momento, los burgueses de Junts —fieles representantes de la burguesía catalana— mantendrán su apoyo parlamentario a Pedro Sánchez obstaculizando sus planes para llegar a la Moncloa. 

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PP y Vox no discrepan de los contenidos racistas del acuerdo. Están furiosos porque, al menos de momento, los burgueses de Junts mantendrán su apoyo parlamentario a Pedro Sánchez obstaculizando sus planes para llegar a la Moncloa.  

Demagogia españolista y catalanista para disfrazar la ofensiva racista global

Los ataques por parte del PP y Vox o de elementos de la derecha más rancia y españolista del propio PSOE, como el presidente castellano-manchego García-Page, son utilizados por el PSOE con el objetivo de presentarlo como un paso imprescindible para blindar las políticas del “Gobierno más progresistas de la historia”, y por la derecha catalana de Junts para declararlo “un avance en el autogobierno y la defensa del català”.

¡Qué cinismo despreciable! Pero ¿a quién pretenden engañar? Todas las medidas recogidas en la propuesta de ley que han pactado se inscriben dentro de la ofensiva reaccionaria de los capitalistas en Europa y a escala mundial contra los trabajadores migrantes. Una ofensiva que además de golpear brutalmente a millones de familias, separándolas, deportándolas e incluso recluyendo a miles en los CIE (auténticas cárceles) o en campos de concentración como si fuesen criminales, pretende sembrar el veneno del racismo entre la clase obrera, especialmente en los sectores más golpeados por el empobrecimiento, la precarización del empleo y las condiciones de vida, la crisis de la vivienda... para dividirnos y explotarnos más fácilmente.

Paralelamente a la discusión de este pacto, la Comisión Europea aprobaba que medidas propuestas por la primera ministra italiana, la fascista Giorgia Meloni, como la creación de campos de concentración en Albania y otros países para recluir a las personas migrantes, se conviertan en la política oficial de la UE.[1] ¡Una medida que no tiene ninguna diferencia con las deportaciones a Guantánamo o a las brutales cárceles de Bukele en El Salvador por parte de Donald Trump!

La propuesta de ley consensuada por PSOE y Junts mantiene y refuerza todas las restricciones para acceder al permiso de residencia o la nacionalidad y los mismos ataques racistas contra los migrantes que recoge la Ley de Extranjería. Pero además introduce ideas que resultan más indignantes y escandalosas, si cabe, porque se utiliza una conquista tan importante para la clase obrera como es la defensa de la lengua catalana —arrancada con la lucha conjunta de trabajadores nacidos en Catalunya y llegados del exterior— para justificarlo y tratar de ocultar el carácter de clase y reaccionario del acuerdo.

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Todas las medidas recogidas en la propuesta de ley que han pactado el Gobierno y Junts, se inscriben dentro de la ofensiva reaccionaria de los capitalistas en Europa y a escala mundial contra los trabajadores migrantes. 

La escandalosa utilización del català por Junts y PSOE

En su preámbulo, la ley que proponen PSOE y Junts plantea, nada más y nada menos, la necesidad de “proteger la cohesión de la sociedad de acogida, su lengua y su cultura” frente al impacto negativo que, según sus firmantes, la inmigración “representa para la lengua catalana”.[2]

Las argumentaciones de los dirigentes de PSOE y Junts sobre este punto y otros como que “no hay recursos para todos” son sencillamente escandalosas, reproduciendo punto por punto el argumentario de la ultraderecha. Claro que hay recursos para que todas y todos los trabajadores, nacidos en Catalunya y llegados de fuera, podamos acceder a empleo, pensiones, vivienda, sanidad y educación públicas dignas. El problema es que esos recursos están en manos de los grandes capitalistas y banqueros, que acumulan millones de beneficios cada año explotándonos, mientras el Gobierno central y la Generalitat de Catalunya recortan los gastos sociales y se degradan las condiciones de vida en los barrios obreros o se destruye la sanidad y educación públicas, incluida la enseñanza del català. 

De hecho, los firmantes del acuerdo se llenan la boca hablando de la necesidad de defender la lengua del “peligro” que según ellos supone la afluencia masiva de migrantes, pero no contemplan ningún incremento presupuestario ni medida concreta para garantizar una enseñanza pública gratuita, de calidad y en català que permita el aprendizaje y normalización del uso de la lengua catalana por parte de migrantes y no migrantes.

De hecho, Junts y el PSC-PSOE no han dudado en recortar durante décadas los presupuestos para la educación pública y la cultura, golpeando al aprendizaje en català. Han permitido a sus amiguetes de los grandes grupos empresariales mediáticos y editoriales del entretenimiento, cine, etc. marginar al català. Siguen aceptando y aplicando los ataques de los tribunales españoles contra el modelo de inmersión lingüística, así como frenando y reprimiendo los intentos de organizar movilizaciones tanto en defensa del català como por el derecho de autodeterminación y la república.

Pero ¿a quién puede sorprender que los herederos de CiU y PDeCAT, representantes  del empresariado catalán, que siempre han utilizado la retórica nacionalista para ocultar su verdadero papel como uno de los pilares más firmes del capitalismo español, la monarquía y el régimen del 78 coincidan con PP y Vox en sus políticas racistas y antisociales?

Junts y PP han levantado la mano juntos en el Congreso de los Diputados defendiendo los intereses de la gran banca, los fondos buitres y los caseros rentistas contra cualquier medida progresista en el terreno de la vivienda, han apoyado todas y cada una de las reformas laborales que han precarizado las condiciones laborales, y defendido a capa y espada las privatizaciones y recortes sociales. El voto de Junts junto a PP y Vox también fue decisivo para derrotar la iniciativa presentada por Podemos planteando romper relaciones diplomáticas y comerciales con Israel, manteniendo así los estrechos vínculos y negocios que desde hace décadas tiene la burguesía catalana con el régimen sionista.

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Junts y el PSC-PSOE, hablan de defender la lengua del “peligro” que dicen supone la afluencia masiva de migrantes, pero no han dudado en recortar durante décadas los presupuestos para la educación pública y la cultura, golpeando al aprendizaje en català. 

Las políticas antiinmigración del Gobierno alimentan a la ultraderecha

La realidad es que en todos los países vemos que los partidos conservadores tradicionales hacen suyos los argumentos de la ultraderecha, lanzándose a una guerra de rapiña por ver quién defiende más los intereses patrios y ataca con mayor furia a los migrantes. Catalunya no es una excepción, como vimos con el surgimiento de Aliança Catalana en 2020, formación ultraderechista abiertamente xenófoba e islamófoba, admiradora de Trump y Netanyahu, que se disfraza de independentista y obtuvo dos escaños en el Parlament en las últimas elecciones catalanas. O con el giro hacia posiciones cada vez más derechistas, racistas y reaccionarias de los dirigentes de Junts.

Junts no solo comparte los mismos intereses de clase que el PP, también compite con ellos y con la ultraderecha españolista de Vox y de Alvise, o con los racistas islamófobos de Aliança Catalana, por el apoyo electoral de caseros rentistas, empresarios y pequeños empresarios que basan sus beneficios en la explotación de la mano de obra de los trabajadores migrantes, la especulación inmobiliaria, etc.

El avance de la ultraderecha se ve asfaltado por la palabrería hueca de la socialdemocracia y la izquierda reformista sobre solidaridad e integración y los “cordones sanitarios contra el fascismo”, llamando a pactar con la derecha supuestamente moderada, mientras en la práctica compran su retórica xenófoba y pactan acuerdos racistas como este con Junts.

Mientras Pedro Sánchez da discursos contra la extrema derecha en los foros internacionales, en la práctica, no solo no la combate, sino que le allana el camino, abrazando sus postulados en lo referente a la inmigración y subcontratando con regímenes como el marroquí de Mohamed VI el trabajo sucio para perseguir y reprimir a los migrantes. Todavía resuenan en la memoria los muertos en la valla de Melilla y las excusas y mentiras al respecto.

De hecho, el pacto suscrito con Junts ya está siendo utilizado por PP y Vox para llevar el agua a su molino, esgrimiendo los mismos argumentos sobre la amenaza de la inmigración a la identidad, la seguridad… que recoge el acuerdo, pero añadiendo la histeria españolista que el PSOE también ha contribuido a alimentar. Empezando por su apoyo al 155, que suspendió la autonomía de Catalunya, y todos los ataques y criminalización contra el movimiento de masas por el derecho de autodeterminación de Catalunya. 

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Frente a esta ofensiva reaccionaria y la política de la socialdemocracia de plegarse ante ella, levantemos en Catalunya y en el resto del Estado la bandera del internacionalismo y el comunismo revolucionario para terminar con este sistema criminal. 

Al racismo no se le discute, se le combate con la lucha y la organización

Frente a esta ofensiva reaccionaria y frente a la política de la socialdemocracia de plegarse ante ella, la alternativa no puede ser la crítica puntual en el Parlamento para luego decir amén a todo lo que plantea Pedro Sánchez.

No se puede frenar el avance de la ultraderecha con las políticas de paz social, desmovilización y renuncia a plantear una verdadera alternativa de los dirigentes sindicales de CCOO y UGT y la izquierda reformista que ha sustituido hace mucho la lucha en las calles por la gestión del sistema. Solamente puede derrotarlos la lucha decidida contra la extrema derecha en las calles, haciendo valer que somos mayoría y defendiendo un programa revolucionario que dé soluciones reales a los problemas acuciantes de la vivienda, el empleo, la defensa de las pensiones, la sanidad y educación públicas, combatiendo esta barbarie que condena a la miseria a millones de personas. Levantemos en Catalunya y en el resto del Estado la bandera del internacionalismo y el comunismo revolucionario para terminar de una vez por todas con este sistema criminal.

¡Nativa o extranjera, la misma clase obrera!

¡Siempre antirracistas, siempre antifascistas!

 

 Notas:

[1]Bruselas consagra el endurecimiento de sus políticas de migración al avalar los campos de deportación fuera de la UE

[2]Claves del pacto PSOE-Junts: Catalunya no podrá imponer sus requisitos para dar permisos o devolver a inmigrantes

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