Exigen poder explotar sin ninguna traba a los trabajadores

La Asociación Andaluza de Hostelería de Feria, ha amenazado con convocar paros patronales y reducir las horas de servicio durante las ferias de la provincia.

Esta asociación la integran los caseteros; empresarios que dirigen el 70% de las casetas de la feria de Sevilla y que están presentes en 9 de cada 10 ferias andaluzas. Pese a que las casetas suelen ‘’pertenecer’’ a grupos de amigos, familiares y vecinos, el Ayuntamiento o empresas privadas y públicas, estas son gestionadas por estos caseteros, que se llevan el beneficio íntegro proveniente, básicamente, de explotar el bar de la caseta.

En un comunicado emitido el pasado 30 de marzo, se quejaban amargamente de que la nueva reforma laboral “introduce importantes limitaciones a la contratación temporal que dificultan y hacen prácticamente inviable nuestra actividad, dado que la misma se lleva a cabo por periodos de corta duración, vinculados a las distintas ferias que se celebran”.

Según los caseteros, la nueva reforma laboral del Gobierno no les permitiría tener a los trabajadores con turnos de más de 12 horas, por lo que reclaman que esta se aplique con ‘’flexibilidad’’.

Demandas de unos explotadores sin escrúpulos que nunca tienen suficiente

La reforma laboral del Gobierno PSOE-UP, sustituyó el contrato de “obra y servicio”, por el contrato de “causas de la producción”, que es básicamente lo mismo pero con otro nombre.  Como ya hemos explicado en otros artículos, la reforma laboral pactada por el Gobierno, la CEOE y los sindicatos CCOO y UGT, deja, en lo fundamental, plenamente vigente los aspectos más lesivos de la reforma laboral del PP de 2012 (Claves para entender por qué la CEOE aplaude la reforma laboral de Yolanda Díaz. Un análisis más allá de la propaganda y la demagogia).

La nueva norma mantiene las mismas facilidades para que los empresarios (también los de la hostelería andaluza) puedan seguir exprimiendo al máximo a los trabajadores.

Pero estos parásitos explotadores sin escrúpulos, no tienen suficiente. Con el argumento de que la actividad de la caseta requiere de “plena disponibilidad y horarios prolongados de atención al público”, pretenden que se legalicen las jornadas laborales extenuantes de 16,18 o 20 horas a las que vienen sometiendo, desde hace muchos años a los trabajadores.

La reforma laboral no aborda la duración de la jornada  de trabajo o las horas extras. El único límite que hace mucho tiempo recoge al respecto la legislación laboral, es la obligatoriedad de que el trabajador disponga de un periodo de descanso de 12 horas entre una jornada laboral y la siguiente.

A los caseteros les parece que, este lapso de  tiempo mínimo para  poder descansar, es un privilegio del que gozan los trabajadores que ellos no están dispuestos a asumir.

Este colectivo de empresarios obtiene cientos de miles, incluso millones de euros de beneficio solo en la semana en la que se celebra la feria de Sevilla, pero no quieren renunciar ni a un céntimo contratando, con un salario digno, a más trabajadores y organizar turnos de trabajo que les permitan descansar adecuadamente.

Se justifican con todo el descaro diciendo que no hay personal cualificado suficiente para un segundo turno. ¿Personal cualificado?, ¿de camarero, cocinero o seguridad para una feria? En Sevilla, ciudad donde impera el sector turístico y el consecuente trabajo precario; somos miles de trabajadores, muchos con experiencia en la hostelería,  los que estamos deseando salir del paro y ponernos a trabajar.

En nuestra ciudad, que encabeza las lista europeas con los barrios más pobres del continente, el paro lleva años entre el 20 y el 25%. Todos estamos dispuestos a trabajar para salir adelante. Sabemos que sus palabras no son más que mentiras.

Unas condiciones de trabajo de semiesclavitud

Querer trabajar no entra en contradicción con exigir unas condiciones laborales dignas y un salario justo. Año tras año y feria tras feria, la patronal hostelera ha incumplido sistemáticamente la ley y los derechos laborales de los trabajadores.

Ahora estos explotadores quieren poder seguir obligando a un trabajador a hacer el trabajo de dos y exigen que esto sea legal. A pesar de que las visitas a las casetas de inspectores de trabajo son muy escasas, no quieren correr el más mínimo riesgo a ser multados y desean poder seguir explotando a sus trabajadores con total tranquilidad.

La tónica general en este trabajo es entrar a las 10 de la mañana para preparar la caseta y llegar a salir a las 5 de la madrugada, descansando una media de 6 horas entre turno y turno.

Muchos compañeros no tienen más remedio que aceptar estos trabajos esclavos, dejándose su salud, para poder conseguir unos 1000 euros en ocho o nueve días, una miseria, pero que supone un desahogo para muchas familias trabajadoras.

En el diario digital Público, podemos leer[i]: “Las jornadas de trabajo en las casetas alcanzan las 15 y 16 horas, desde la una o las dos hasta el cierre de la caseta a lo largo de siete u ocho días consecutivos. Los trabajadores, algunos, no están dados de alta, o lo están solo por unas horas.

El salario es a convenir. Alguien con años de experiencia puede embolsarse 1.800 euros trabajando a destajo, sin apenas descansos y al ritmo demoledor de la feria. Alguien que empieza y es una de sus primeras ferias, puede trabajar por unos 700 euros, según ha recabado Público de personas que van a trabajar este año en la Feria y que, por razones obvias, prefieren no dar su nombre”.

Este es el carácter de la burguesía hostelera andaluza, parasitaria hasta la médula.

Un negocio millonario a costa de la salud de los trabajadores

Un estudio de la Universidad de Sevilla cifra en casi 900 millones de euros los beneficios que generó la feria sevillana en 2019, un 3% del PIB de la ciudad, en menos de 10 días. De este dinero, se estima que la décima parte corresponde a la hostelería, entre negocios como restaurantes y bares y las ya mencionadas casetas.

Todo ello en gran parte a costa de la salud de miles de trabajadores que son brutalmente exprimidos en esos días. 

Pero, a pesar de esto, la administración e inspección, ante las demandas de los caseteros, se han mostrado muy comprensivos con estas, asegurando que ‘’comprenden la problemática y harán lo posible por solucionarlo’’. Mucho nos tememos que un año más vamos a encontrarnos con escasas medidas para impedir que estos empresarios puedan seguir explotando impunemente a los trabajadores saltándose la ley laboral a la torera.

La feria de Sevilla, de origen popular, hace mucho que se ha convertido en un negocio millonario para el sector turístico y para la patronal hostelera que lleva las casetas.

Acabar con la explotación de miles de trabajadores que operan en ella, también pasa por recuperar el carácter popular de las fiestas y ferias, en las que dominen las casetas de asociaciones de vecinos, peñas, amigos, partidos y sindicatos obreros, las casetas públicas y barriales de distrito, con precios asequibles.  Unas fiestas populares de las que  la juventud obrera y la clase trabajadora en general puedan disfrutar plenamente.

Debemos luchar por una feria donde imperen los derechos laborales, tanto en las casetas de dentro del Real, como en los bares y restaurantes de la ciudad. Por una feria donde todo trabajador cobre todas las horas y no tenga que trabajar hasta el desfallecimiento para llevarse un sueldo a casa. Las casetas generan el  suficiente beneficio para duplicar las plantillas y pagar dignamente, aunque eso implique la necesaria reducción de los beneficios de los empresarios explotadores.

Para lograr esto, para recuperar nuestra feria y nuestros derechos laborales tenemos que luchar y organizarnos, recuperar el sindicalismo de clase, democrático y combativo que tan necesario es para defendernos, especialmente en los sectores más precarios como la hostelería, donde se aprovechan de nuestra necesidad y desorganización.

Ni un paso atrás, no permitamos ni una sola concesión a los chantajes de la patronal.

Notas:

[i] Trabajar en la feria de Sevilla: jornadas diarias de 15 y 16 horas, precio a convenir

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