El 12 de septiembre, aprovechando una reunión sobre otros asuntos, la empresa manifestó al Comité de Empresa de SDS su intención de modificar el horario. Dicha modificación, implicaba la mayor pérdida de derechos colectiva planteada por la empresa en los aproximadamente cinco años que lleva abierta. Los trabajadores perderíamos nuestro derecho al desayuno como tiempo de trabajo efectivo, lo cual supone trabajar más y cobrar lo mismo, 30 días de jornada intensiva y 7 días de compensación entre Navidad y Semana Santa. Todo esto sin contar que se empeorarían las condiciones de conciliación de la vida familiar y laboral.

Los trabajadores de SDS reunidos en asamblea decidimos el pasado 25 de septiembre de 2012, aprobar por unanimidad una resolución donde hicimos constar el completo rechazo al cambio de horario propuesto por la empresa y la firme intención de luchar por la defensa de nuestros derechos si ésta decidía no dar marcha atrás en el ataque. Con la entrega de la resolución, comenzó un plazo de una semana para que la empresa descartase por escrito el cambio de horario, certificando las condiciones de las que actualmente disfrutamos: jornadas de 42 horas semanales, horario de 8 a 17:30h., desayuno como tiempo efectivo de trabajo, días de compensación en Navidad y Semana Santa y tres meses de jornada intensiva.

La asamblea de trabajadores decide

La asamblea también decidió que si la empresa no retiraba el cambio de horario, se comenzaría el miércoles 3 de octubre una serie de medidas en defensa de las condiciones laborales, de seguridad y salud de la plantilla, que duraría hasta el siguiente martes (incluido), con los siguientes puntos:
1) No realizar funciones por encima de la categoría a menos que se haga efectivo lo indicado en el convenio, esto es, que se pague la diferencia entre nuestro sueldo y el sueldo correspondiente a la función que se nos pide desempeñar.
2) Cumplir estrictamente el horario de entrada y salida.
3) Dado que las horas extras son voluntarias se propone que no se realicen.
4) Realizar un desayuno colectivo de carácter asambleario para ir controlando el estado de la movilización, realizando una concentración frente al edificio.
5) Realizar las pausas visuales de forma colectiva.
La idea es hacer visible el descontento de la plantilla a la empresa. Consideramos que de nosotros depende la defensa de nuestros derechos. Pretendemos demostrar que es nuestro trabajo el que hace avanzar la empresa, que sin nosotros no se lleva adelante nada, que somos ya suficientemente flexibles y que no vamos a tolerar que se nos impongan un empeoramiento tan significativo de nuestras condiciones, que inciden en nuestro tiempo libre y en nuestros salarios. Frente al modelo de rigidez que impone la empresa, los trabajadores vamos a mostrarnos también inflexibles en nuestras labores. Consideramos que si no nos defendemos, entramos en una dinámica en la cual sólo podemos perder. Ahora está encima del tapete el horario que tanto nos costó conseguir, pero si demostramos no ser capaces de defenderlo, el siguiente ataque no tardará mucho en llegar y las últimas reformas laborales, le abren a la empresa un amplio catálogo de recortes sobre el que elegir (salarios, jornada irregular…).
Esta primera acción se enmarca dentro de un programa de lucha creciente por la defensa de nuestro horario. Esperábamos no tener que llegar a poner en marcha estas acciones, que la empresa atendiera a razones y comprendiera que el cambio que propone es inasumible por los trabajadores y carece de justificación. Pero también teníamos claro que a la clase trabajadora nadie nunca nos ha regalado nada y que todos y cada uno de los derechos que tenemos lo son gracias a la lucha colectiva.

La empresa quiere amedrentarnos

Estas medidas llevaban dos días llevándose adelante con éxito, siendo secundadas por la mayoría de la plantilla, cuando la empresa, demostrando su verdadera predisposición a la negociación, ha mandado un correo a los trabajadores diciendo que la movilización que llevamos adelante es ilegítima y amenazando con sanciones.
Los trabajadores no nos amedrentamos ante esta amenaza, ni mucho menos. Sabemos que lo que a la empresa le molesta es la unión del conjunto de los trabajadores y que no nos hayamos dejado convencer por sus vacíos argumentos de convergencia, ni amedrentar por sus amenazas veladas. Pero, ante el cambio provocado por la empresa, antes de seguir con las movilizaciones, hemos decidido reafirmar el apoyo de los sindicatos, armarnos con las estructuras legales de los mismos y convocar una asamblea.
No vamos a tolerar, ni como Comité ni como plantilla, que ningún compañero sea señalado por parte de la empresa. No queremos mártires ni cabezas de turco. Si la empresa va por ese camino, encontrará un incremento de la conflictividad.
Para terminar queremos agradecer a la plantilla su respuesta y apoyo, cuya verdadera dimensión queda reflejada en la preocupación que hemos despertado en los responsables de la empresa. Si seguimos por este camino, actuando unidos y adoptando las decisiones mediante asambleas democráticas, no nos cabe duda de que con más o menos dificultades y esfuerzos seremos capaces de superar cualquier obstáculo.

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