Hay que responder de forma contundente

El 19 de noviembre Rafael Sánchez-Lozano, consejero delegado de Iberia, anunció el mayor ERE de la historia (superando el de Telefónica del pasado septiembre), que afectará a más de 6.830 trabajadores. El plan de la compañía para ahorrar 450 millones contempla, además de 4.500 despidos (el 23% de la plantilla), reducciones salariales de entre un 30% y un 40% para los tripulantes de cabina de pasajeros; subcontrataciones, trasvase de plantilla y reducciones salariales para el personal de tierra (mantenimiento, handling...).

Hace tan solo un año Iberia creó una filial, Iberia Express, para externalizar los vuelos de corto y medio radio. Entonces Sánchez-Lozano aseguró que se crearían 500 nuevos puestos de trabajo sin que “ningún empleado actual pierda su trabajo o vea modificadas sus condiciones laborales o salariales”. Puestos a mentir sin ningún reparo, el consejero delegado de Iberia también dijo que la nueva compañía no iba a provocar ningún excedente de plantilla y que no se preveía ningún plan de prejubilaciones ni ningún ERE. En apenas seis meses se pasó a decir lo contrario. Antes del verano los directivos de Iberia anunciaron un ERE para el otoño y empezaron las operaciones para obtener liquidez con la que hacer frente a los despidos. Ya en noviembre de 2012, junto al ERE, se anunció una OPA sobre Vueling, que viene a sustituir el papel de Iberia Express en la “externalización” de los vuelos de corto y medio radio.
Como han denunciado los sindicatos, los planes de los directivos de Iberia, desde la fusión con British Airways (BA) en enero de 2011, han ido en la dirección de reducir el tamaño de la compañía, reducir la flota de largo radio y ceder rutas en beneficio de BA. Una política que ha provocado que Iberia pase de tener beneficios a entrar en números rojos (263 millones de pérdidas en lo que va de 2012). En este proceso de reducción y desmantelamiento de Iberia, las manos ejecutoras de los planes están muy bien retribuidas. Antonio Vázquez, actual presidente de Iberia, que ya hizo un trabajo parecido con Tabacalera Española/Altadis para British Tobbacco, y el consejero delegado, Rafael Sánchez-Lozano, tras firmar los acuerdos de fusión con BA, se blindaron el contrato con tres años de salarios más otros pagos que ascendían a diez millones de euros, además de subirse el sueldo un 56% como el resto de directivos del holding. Este mismo verano los directivos de Iberia se repartieron siete millones de euros en una prima en acciones de la compañía.
Todo esto pasa en una compañía que está controlada por Bankia (ahora de facto en manos del Estado tras el rescate bancario) y por El Corte Inglés. Desde su privatización, hace doce años, se han sucedido sin parar los EREs, las “externalizaciones” y todo tipo de maniobras para reducir los salarios y el empleo en beneficio de los grupos financieros y los grandes accionistas.
UGT y CCOO tienen que encabezar un plan de lucha contundente en defensa de todos los puestos de trabajo y por la renacionalización de Iberia*. El sector sanitario está marcando el camino. Qué no se podría hacer planteando un calendario de huelgas contundentes (primero una semana, luego quince días, más tarde indefinida) de los trabajadores de Iberia, con la ocupación de Barajas y colapsando el tráfico aéreo. No se trata de los pilotos o controladores, sino de miles de trabajadores de tierra, de mantenimiento, de las maletas, de limpiezas… La lucha se podría ganar, y el gobierno tendría mucho más complicado el recurso a la militarización que empleó el gobierno de Zapatero contra los controladores.

* El 26 de noviembre los sindicatos anunciaban su intención de convocar seis jornadas de huelga entre el 14 y el 21 de diciembre.

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