La foto de la ‘vergüenza’

La foto se publicó en la misma semana en que el PP anunció su reforma fiscal regresiva, y a sólo cuatro días de la llegada a Madrid de las Marchas de la Dignidad, dando así una imagen de apoyo al gobierno del PP frente a la protesta obrera, protesta que ni CCOO ni UGT apoyaron como tales organizaciones, como demuestra la no participación de Méndez y Toxo en la manifestación del 22-M. El comunicado de la Cumbre Social —¡tres días antes de que arribasen a Madrid unas columnas que llevaban semanas marchando!— sólo fue un intento vano de salvar las apariencias. Quienes sí apoyaron y participaron en las Marchas de la Dignidad fueron decenas de miles de afiliados y numerosas estructuras sindicales de ámbito inferior (secciones sindicales, federaciones autonómicas, etc.), evidenciando una vez más la enorme brecha que separa actualmente a las bases de unas cúpulas que viven al margen de la realidad de aquellos a quienes dicen representar.
Y la foto apareció en período preelectoral de las europeas de este mes, alentando así los intereses del PP.
Y para rematarla, por si todo esto no fuese suficiente, se emitió un comunicado conjunto que contribuye a dar una imagen de diálogo que no existe por ningún lado, ni en las políticas del PP ni en las empresas, y que avala la tesis gubernamental de la “salida del túnel”. ¡Ni una sola crítica a las políticas del PP, ni una exigencia de que derogue todas sus medidas de reforma laboral, de que devuelva todos los derechos que nos ha robado, de que pare las privatizaciones de los servicios públicos…! La foto del 18 de marzo es una claudicación ante la derecha y la patronal, es una auténtica declaración de bancarrota sindical por parte de Toxo y Méndez, es una auténtica declaración de subordinación política a la burguesía.
Los máximos dirigentes sindicales no ofrecen más alternativa que esperar a que la economía se recupere, confiando en que, cuando esto ocurra, los empresarios compensen los sacrificios hechos por los trabajadores durante las vacas flacas. Pero, al margen de que la perspectiva para la economía no es la recuperación, Toxo y Méndez se equivocan en un aspecto fundamental: aunque la economía se recuperase, los ataques contra los trabajadores continuarán porque el objetivo central y estratégico de la burguesía es seguir profundizando el desmantelamiento de todas las conquistas sociales e incrementar la brecha social entre ricos y pobres. Esto significa que en el presente y en el futuro el llamado “diálogo social” sólo puede hacerse a costa de empeorar aún más las condiciones de vida de la mayoría. Ir a La Moncloa a suplicarle a Rajoy sólo servirá para envalentonar a la derecha y para desprestigiar todavía más a los dirigentes sindicales, haciéndolos aparecer como cómplices de los recortes, como ya pasó con el recorte de las pensiones pactado con Zapatero en enero de 2011. La crisis económica es también la crisis del sindicalismo pactista y del programa socialdemócrata que lo inspira.

La lucha es el único camino

La única forma de parar los ataques es con la lucha de los trabajadores. Este es el papel de los sindicatos. ¿Lo están cumpliendo? Claramente, no. Y esto no sólo lo decimos los marxistas, es lo que dicen muchos trabajadores de base, secciones sindicales y comités de CCOO y UGT. Es lo que demuestran la destitución del secretario general comarcal de la UGT de Vigo (repuesto ahora en su cargo por sentencia judicial) o las resoluciones contra la foto del 18 de marzo aprobadas en diferentes órganos de CCOO (ejecutiva del sector estatal de Justicia, ejecutiva de los bomberos de Madrid, consejo regional de la FSC asturiana).
El enorme desprestigio de los sindicatos ante amplios sectores de la clase obrera es producto precisamente de que, cuando los trabajadores los necesitan, no responden. O peor aún, que en luchas que son a vida o muerte por defender los empleos, los aparatos sindicales se alían con la empresa y la administración, como vemos en el largo conflicto de Panrico.
Pero los sindicatos no son sus dirigentes, sino todos los trabajadores. Los sindicatos son patrimonio de la clase obrera porque fueron construidos a lo largo de generaciones. Y en esta situación, con todos los ataques que estamos sufriendo, son más necesarios que nunca para poder defender nuestros intereses. Por tanto, la alternativa no es abandonarlos, sino recuperarlos para la lucha participando en ellos, para que todo ese descontento se convierta en una fuerza organizada que los transforme desde dentro.
Los trabajadores y los jóvenes con conciencia de clase debemos defender un sindicalismo combativo, de clase, asambleario, como parte de la pelea por la transformación socialista de la sociedad, pero dentro de los sindicatos de masas, fortaleciendo y desarrollando una genuina corriente de izquierdas. Necesitamos impulsar una huelga general, como primer paso de una estrategia de lucha ascendente con el objetivo de hacer caer al PP y la convocatoria de elecciones anticipadas que den paso a un gobierno auténticamente de izquierdas que revierta todos los recortes de los últimos años. Esta es la tarea con la que estamos comprometidos los trabajadores y sindicalistas de la corriente marxista agrupada en torno a El Militante.
¡Únete a nosotros para luchar por esta alternativa!

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