Los meses de verano han estado marcados por las fuertes olas de calor y los violentos incendios forestales en todo el mundo. En la provincia de Málaga, el pasado 14 de septiembre se daba por controlado el incendio que durante 6 días se había extendido en la zona de Sierra Bermeja.
Las consecuencias de esta catástrofe medioambiental están siendo tremendas. Un compañero del Infoca (cuerpo de bomberos forestales de Andalucía) falleció en las labores de extinción y varios de sus compañeros acabaron heridos en un accidente de helicóptero. Más de 1.300 vecinos y vecinas de varios municipios fueron desalojados. En cuanto al monte, se contabilizan 10.000 hectáreas totalmente calcinadas, cientos de animales salvajes muertos, destrucción vegetal y edafológica en masa. El desastre ha sido mayúsculo y tiene responsables.
La precariedad y el abandono son el combustible de los incendios forestales
Tanto el personal técnico como el científico coinciden en que, a pesar de que en su origen el incendio fue provocado, su capacidad destructiva pudo haberse evitado sin lugar a dudas. El no haberse realizado ningún tipo de labor preventiva de limpieza del monte y recogida de biomasa, combinado con las condiciones meteorológicas y orográficas y el aumento de las temperaturas generado por el calentamiento global, han provocado que las llamas fueran enérgicamente alimentadas y se originase el primer incendio de sexta generación en el Estado español.
Pero esta falta de prevención no ha sido un accidente. La Asociación de Agentes del Medio Ambiente de Andalucía (AAMAA) ha señalado en reiteradas ocasiones la dificultad que tienen los profesionales para desarrollar una correcta labor contra los incendios forestales.
Este sector ha sido degradado progresivamente hasta el punto hacer imposible cualquier tarea sobre el terreno, teniendo que ocuparse de labores burocráticas, de búsqueda y rescate, control de fauna y flora, e incluso desinfección durante la pandemia. En lugar de ampliar y rejuvenecer la plantilla (ahora mismo la media de edad son 56 años) y dotar a los agentes de los medios necesarios, la derecha que gobierna la Junta ha recargado de trabajo a una plantilla escasa, precaria y sin medios, haciendo imposible una gestión de calidad.
En el Infoca la situación es más dramática si cabe. Los contratos de cuatro meses, exclusivamente para la campaña de verano, se han convertido en la norma, dando portazo a cualquier labor de anticipación a los incendios durante el invierno, lo que podría haber evitado las dimensiones de esta catástrofe. El cuerpo se encuentra radicalmente esquilmado, habiendo perdido casi un 50% del personal durante los últimos 10 años por la falta de oferta. Por si fuera poco, bajo el gobierno del Partido Popular y Ciudadanos, se han encargado varias auditorías para organizar la privatización del servicio, lo que ya sabemos qué significa: más recortes, empeorar aún más las condiciones laborales e incrementar el riesgo de incendios.
¡Juan Manuel Moreno y su gobierno son los culpables!
Diferentes medios de comunicación han señalado cómo la Junta sólo ha destinado un 0,8% del presupuesto para la prevención de los incendios, es decir, unos 130.000 euros sobre los 14,5 millones de los que dispone. Esto se debe a que en lugar de ampliar los servicios públicos forestales mediante más medios, más empleos y de mayor calidad, la Junta ha optado por distribuir estos recursos mediante subvenciones inaccesibles para que sean los pequeños propietarios quienes se hagan cargo de estas labores. Un muro burocrático que además es una auténtica estafa: solo 23 solicitudes de 657 presentadas fueron aprobadas.
Esta política de abandono consciente de los montes y el campo persigue abaratar el precio de la tierra mediante la ruina de los agricultores y pequeños propietarios, facilitando la especulación por parte de los grandes terratenientes o las inmobiliarias para que sigan amasando grandes beneficios a costa del planeta y nuestras vidas.
En concreto, la política forestal de la Junta se basa en la defensa radical y sin escrúpulos de los intereses de los señoritos andaluces y los fondos de inversiones. Existiendo los medios humanos y materiales, los incendios forestales y el abandono del monte y del campo son consecuencia de la voluntad política del gobierno del Partido Popular y Ciudadanos, sostenidos por los fascistas de Vox.
También tenemos que decir que es inadmisible que el Ministerio para la Transición Ecológica del gobierno del PSOE y Unidas Podemos no haya intervenido en ningún momento, observando impasible cómo el monte se convierte en pasto de los incendios. Tampoco es casualidad. No es ningún secreto que el desastre al que nos enfrentamos se levanta sobre las medidas de austeridad iniciadas durante los gobiernos del PSOE en la Junta.
Las catástrofes ecológicas que estamos viviendo, como hemos sufrido también en el Mar Menor, tienen responsables y el gobierno central debe corregir inmediatamente esta política de complicidad con la derecha y garantizar la inversión necesaria para frenar los crímenes de sus políticas de recortes y austeridad.
El capitalismo destruye el planeta
Para evitar nuevas catástrofes, es necesario poner en marcha un plan de choque de empleo 100% público y de calidad en el Infoca, así como Agentes de Medio Ambiente y todo el personal y recursos necesarios, gestionados democráticamente por los propios trabajadores y trabajadoras.
De la misma manera, hay que luchar por la nacionalización de los grandes monopolios del sector agroalimentario para poder establecer precios justos para los productores y asequibles para toda población. Hay que expropiar la propiedad latifundista y llevar a cabo una reforma agraria integral para dignificar realmente las condiciones de los jornaleros, acabar con el paro y el caciquismo.
El capitalismo sólo nos ofrece la barbarie social y la destrucción de nuestro planeta. Desde Izquierda Revolucionaria y el Sindicato de Estudiantes llamamos a la movilización más enérgica contra este sistema criminal, en defensa de un programa socialista que nos permita vivir con dignidad y en comunión con la naturaleza. ¡El 24S todas y todos a la Huelga climática estudiantil internacional!