¡La huelga feminista ha hecho historia, ahora continuamos la lucha!

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La huelga feminista del 8M ha sido un acontecimiento sin precedentes. Jamás en la historia de la lucha de clases del Estado español habíamos asistido a una movilización contra la opresión de la mujer trabajadora, contra la desigualdad y la violencia machista, tan profunda, extensa y multitudinaria. La celebración de cientos de manifestaciones en todos los territorios desde por la mañana, y que a la tarde se convirtieron en un auténtico tsunami con millones en las calles, refleja no sólo el hastío de la mujer trabajadora y la juventud con la crisis capitalista y un gobierno reaccionario que aprueba políticas contra nosotras, sino también el enorme descontento que recorre toda la sociedad.

Lo que vivimos este 8 de marzo no se olvidará fácilmente. Para empezar porque este movimiento ha sido construido desde abajo, a través de la iniciativa de cientos de colectivos de mujeres y de organizaciones sociales y políticas de la izquierda militante, que han trabajado durante meses por el éxito de la jornada. En segundo lugar porque ha situado en el ojo del huracán a la derecha política, al Partido Popular y a Ciudadanos, cuyos lideres, hombres y mujeres, se han opuesto con virulencia a la huelga y las manifestaciones demostrando que su agenda política es una completa declaración de guerra a favor de la desigualdad y del machismo institucional. En tercer lugar porque las direcciones de los grandes sindicatos y del PSOE, que querían una jornada descafeinada y controlada, han sido completamente desbordados una vez más. La estrategia de la paz social y de la desmovilización ha recibido un golpe durísimo este 8 de marzo.

Las imágenes de las manifestaciones hablan por sí solas. Aunque los medios de comunicación del sistema intenten reducir la asistencia, las manifestaciones superaron las de otras huelgas generales con creces. En Madrid no podemos dejar de disentir de la cifra ofrecida incluso por la Comisión 8M. No, no hubo 500.000 personas. Basta comparar la movilización del 8M con las manifestaciones de anteriores huelgas generales. En Madrid, la manifestación apenas pudo echar a andar y estuvo parada en numerosos tramos de su recorrido ante la avalancha de cientos de miles de mujeres, jóvenes, y de decenas de miles de trabajadores. En Madrid hubo más de un millón de manifestantes que colmaron un trayecto de más de 5 kilómetros (desde Atocha hasta Plaza España).

Madrid no fue una excepción. Lo mismo sucedió en Barcelona, en Vigo, en Ferrol, en Gijón, en Bilbo, en Gasteiz, en Iruña, en Valencia, en Málaga, en Sevilla, en Zaragoza, en Tarragona, en Cádiz, en Toledo, Guadalajara, en decenas de ciudades y cientos de localidades. La movilización lo desbordó todo.

El papel de la juventud

Numerosos artículos de la prensa han destacado la incorporación masiva de la juventud a esta lucha. Y es verdad. La participación de millones de mujeres jóvenes y de sus compañeros en esta batalla refleja el enorme potencial revolucionario del nuevo movimiento feminista que está surgiendo.

Y en este terremoto de la juventud contra la violencia machista y la opresión patriarcal del capitalismo, el Sindicato de Estudiantes, Libres y Combativas, y las compañeras y compañeros de Izquierda Revolucionaria, hemos jugado un papel destacado. Nuestra convocatoria de 24 horas de paro en institutos y universidades ha sido secundada masivamente: más de un 90% de seguimiento en la enseñanza secundaria y más del 80% en la universidad. Desde la Puerta del Sol de Madrid, llena con miles de compañeras, y también compañeros que han estado a nuestro lado en esta batalla, pasando por la Plaza de Sant Jaume en Barcelona, dónde no cabía un alfiler, en Vigo, Ferrol, Gijón, Bilbo, Gasteiz, Donosti, Tarragona, Valencia, Sevilla, Málaga, Cádiz, Salamanca, Guadalajara y en decenas de ciudades, más de 150.000 jóvenes llenamos las calles de un grito atronador: ¡Nos queremos vivas, libres y combativas!

Por un feminismo anticapitalista y revolucionario

Este 8 de marzo ha quedado claro que necesitamos un feminismo de combate, revolucionario y anticapitalista, que denuncie alto y claro al patriarcado capitalista, pero también al gobierno del PP, a Ciudadanos, y  a todos aquellos que aceptando la lógica del sistema recortan nuestros derechos, nuestros salarios, nuestra sanidad y nuestra educación, extienden la precariedad y defienden la justicia machista que ampara a los maltratadotes.

Desde Izquierda Revolucionaria y Libres y Combativas nos hemos desmarcado de ese feminismo “transversal” e inocuo con el sistema. Ese feminismo de postureo, de salón y moqueta, que sirve para que nuestros opresores, como el señor Mariano Rajoy, puedan ponerse el lazo morado sin sonrojarse. Este 8 de marzo hemos señalado que en esta gran batalla por nuestra liberación no todo vale, y que nuestra opresión de género está ligada a nuestra opresión de clase. Que no todas las mujeres son nuestras aliadas, que las mujeres trabajadoras y las jóvenes que sufrimos la violencia, que somos vapuleadas por la justicia patriarcal, que padecemos la brecha salarial, las vejaciones de la Iglesia, la precariedad y el desempleo, no tenemos nada en común con Angela Merkel, con Cristina Cifuentes, Inés Arrimadas, o Ana Patricia Botín. Ellas defienden el sistema, y asumen la discriminación machista y la violencia contra la mujer trabajadora porque es la fuente de sus privilegios y de su poder. Ellas nos explotan igual que los hombres con los que comparten sillón en el Consejo de Ministros, en los consejos de administración de las grandes empresas, o en los Parlamentos.

Organizarnos y continuar la lucha hasta vencer. ¡Abajo el Partido Popular!

Este 8 de marzo la mujer trabajadora y la juventud han sido las auténticas protagonistas, tanto de la huelga como de las manifestaciones. A pesar de que la burocracia sindical de CCOO y UGT planteó un miserable paro de dos horas por turno, que en la mayoría de las empresas y sectores ni siquiera organizó limitándose a concentraciones testimoniales, fueron millones de mujeres las que desafiaron el miedo y las amenazas y fueron a la huelga. Ellas tiñeron de morado las enormes manifestaciones y, aunque no salieron en los medios de comunicación haciendo declaraciones (ese papel lo jugaron obviamente las actrices, periodistas y políticas de turno con su versión edulcorada del feminismo transversal), convirtieron el 8M en una jornada histórica.

La gran huelga feminista ha dejado en evidencia que no existe razón alguna para que este gobierno reaccionario siga un minuto más. Aquellos que afirman que no hay condiciones para luchar, que lloran todos los días lamentándose de “una correlación de fuerzas desfavorable” ¿Qué tienen que decir ahora? Debajo de la superficie hay un descontento que bulle a presión, que late en todos los hogares y entre los sectores más oprimidos de la sociedad. En las mujeres, en la juventud, en los pensionistas, que también se han puesto en pie de guerra desbordando a la izquierda parlamentaria y a los aparatos sindicales apoltronados. Toda esta vitalidad, toda la voluntad manifestada este 8 de marzo, debe continuar en forma de organización y lucha hasta derrotar las políticas del PP y sacar a Rajoy y sus aliados del gobierno. Debe plasmarse en una nueva huelga general, de trabajadoras y trabajadores, para acabar con la opresión patriarcal y los recortes sociales.

Desde Izquierda Revolucionaria y Libres y Combativas llamamos a todas las trabajadoras, a toda la juventud a continuar la batalla por nuestro presente y nuestro futuro, levantando un feminismo que no sea asimilado por los y las poderosas. Un feminismo de clase, revolucionario y anticapitalista. ¡Constrúyelo con nosotras! ¡Únete a Izquierda Revolucionaria y Libres y Combativas!

¡Basta de violencia contra la mujer! ¡Ni una menos!

  • • ¡Basta de justicia machista! Castigo ejemplar a los responsables de todas las violaciones y agresiones físicas o psicológicas a mujeres. Despido y sanción a todos los policías y jueces que con su actitud favorecen la impunidad de los agresores.
  • • Medios materiales y casas refugio para las mujeres maltratadas. Por un puesto de trabajo digno o subsidio de desempleo indefinido, así como una vivienda digna para las víctimas de maltrato y sus hijos.

Nuestro cuerpo, nuestra decisión.

  • • Derecho al aborto libre, gratuito y seguro. Acceso a la educación sexual y servicios de planificación familiar públicos y de calidad en todos los institutos y facultades. Medios anticonceptivos dispensados gratuitamente en centros de salud y farmacias.
  • • Fuera la religión de las aulas. ¡Basta de mensajes machistas y homófobos en los centros de estudio! Derogación inmediata de la LOMCE.
  • • ¡Fin de los negocios multimillonarios que trafican con nuestro cuerpo! Contra la prostitución, el tráfico de mujeres y los vientres de alquiler. ¡Nuestro cuerpo no está en venta!

¡A igual trabajo, igual salario! ¡Abajo las cadenas del trabajo doméstico!

  • • Derogación de la reforma laboral. Salarios dignos para la mujer trabajadora. Sanciones ejemplares contra las empresas que se nieguen a contratarnos o nos despidan por estar embarazadas, por no cumplir con estándares estéticos, etc.
  • • Castigo ejemplar al acoso laboral.
  • • Derecho a seis meses de permiso por maternidad para ambos padres, con el 100% del salario. Escuelas infantiles públicas y gratuitas en cada barrio y/o centro de trabajo que posibiliten compaginar empleo y maternidad.
  • • Servicio público de lavanderías, comedores, limpieza del hogar… digno y gratuito para acabar con la esclavitud de las tareas domésticas. Incremento drástico de las ayudas públicas a la dependencia.

¡Al volver a casa no queremos ser valientes, queremos ser libres!

  • • Basta de convertir el cuerpo de la mujer en un objeto, alimentando de esta forma las agresiones machistas. Retirada inmediata de cualquier tipo de publicidad sexista que utilice el cuerpo femenino como reclamo.
  • • Abajo el canon de belleza que nos imponen las grandes multinacionales del textil, la cosmética, la dietética y la cirugía estética que alimenta prejuicios, traumas y enfermedades.

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