Es realmente curioso y hasta cierto punto resulta cómico ver cómo los intelectuales y periodistas al servicio de la burguesía se esfuerzan en convencer a los trabajadores de que la lucha de clases es algo del pasado, y al mismo tiempo observar a esa misma burguesía destruir y pisotear todas las conquistas que han supuesto años de lucha para los trabajadores. Esto significa que la burguesía es plenamente consciente de la existencia de las clases y de cuáles son sus intereses, o lo que es lo mismo, que ellos sí que tienen conciencia de clase.
Los trabajadores valencianos, como los del resto del mundo, estamos pasando por un periodo de constantes agresiones a nuestras condiciones de vida. Pero en València yo añadiría que tenemos que sufrir además la desfachatez, el poco disimulo con que se realizan esos ataques y la incompetencia de la burguesía y sus agentes, para gestionar sus propios intereses. Se llevan a cabo empresas faraónicas como la Ciudad de las Ciencias, Terra Mítica y la Ciudad del Cine, mientras se descuida la educación y la sanidad pública, dejándolas hundirse hasta auténticos niveles tercermundistas. Pero eso no es todo, porque según el Banco de España nuestra comunidad se ha convertido en la más endeudada de España por habitante.
La situación de la sanidad es especialmente preocupante. Solamente en el Hospital La Fe de València, se han derrumbado 27 techos en los tres últimos años, debido al lamentable estado en que se encuentra este edificio. Noticias tan pintorescas como ésta se pueden leer todas las semanas en la prensa valenciana. Pero lo que parece ser que ha encendido el piloto de alerta de la sociedad (aunque todos los trabajadores que desgraciadamente hemos tenido que asistir a algún hospital público en los últimos tiempos, ya éramos conscientes de esta situación) ha sido la muerte de un anciano de 87 años en los pasillos del Hospital de Alcoy el día 10 de febrero. Benjamín Medina Leiva que era diabético, ingresó en el centro el día 6 de febrero aquejado de una insuficiencia respiratoria. Desde el mismo momento de su ingreso fue arrinconado en los pasillos de traumatología "rodeado de material de traumatología, muebles inservibles, y cajas de cartón", según las palabras de sus propios familiares. Así estuvo hasta que falleció, cuatro días después de haber ingresado. Este suceso es sólo un ejemplo más de la situación a la que está llevando el Gobierno del Partido Popular a la sanidad pública con su política de privatizaciones y recortes del gasto público. A esta gente no le importa que los trabajadores y los hijos de los trabajadores, nos muramos en sucios pasillos de hospital, debido a la escasez de camas, mientras ellos se encargan de dilapidar el presupuesto dejando a València bonita para los turistas (aunque sea a costa de desahuciar a todo un barrio como el de Cabanyal), o pagando sueldos multimillonarios a los miembros de la Academia Valenciana de la Lengua.