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Contra el desempleo juvenil, la precariedad y los bajos salarios

La juventud es uno de los colectivos que más está sufriendo las consecuencias de la crisis capitalista y la política económica y social del PP. Los jóvenes somos víctimas  de unas condiciones laborales deplorables, en las que los bajos salarios, la precariedad (que alcanza casi el 60% entre la franja de 20 y 24 años), el empleo esclavo como becarios en prácticas sin remuneración, se ha convertido en la norma habitual de los jóvenes asalariados. Pero no solo tenemos las peores condiciones salariales y laborales, sino que además vivimos de forma brutal las consecuencias del desempleo. Desde el comienzo de la crisis, 1,9 millones de jóvenes han perdido su puesto de trabajo, situando la tasa de desempleo juvenil en un 52% entre el grupo de 16 a 24 años. En jóvenes de 25 a 29 el paro afecta a uno de cada tres y los jóvenes desempleados de larga duración superan el 40%

Los recortes en ayudas sociales y el desempleo masivo colocan a miles de jóvenes en una situación límite, con un 30% en riesgo de pobreza y exclusión social ahora mismo. Las dificultades se han recrudecido enormemente, obligando a decenas de miles de jóvenes que se habían independizado a tener que volver a casa de sus padres, y apoyarse en el colchón familiar para poder subsistir. La contrarreforma laboral impuesta por el PP también nos ha afectado muy negativamente, al establecer una nueva modalidad de contrato indefinido de apoyo a los “emprendedores” (empresarios), con un periodo obligatorio de prueba durante un año, tiempo durante el cual el trabajador podrá ser despedido sin causa que lo justifique y sin ninguna indemnización; además, otorga mayor flexibilidad al contrato de aprendizaje y formación en aspectos como la ampliación de su duración máxima, que se extiende a tres años, y se modifica la regulación del contrato a tiempo parcial, incluyendo la eliminación de la prohibición de realizar horas extraordinarias.

Por otro lado, los jóvenes que, fruto de la situación sin salida laboral, han tratado de volver a estudiar para conseguir una mayor cualificación, se han encontrado con nuevas barreras en este ámbito: subida brutal de las tasas universitarias, falta de plazas y cierres de centros (que se concreta  en resultados como los 80.000 no admitidos en la FP este curso). La propaganda repugnante de la derecha que dice que los jóvenes son vagos, “ninis” etc. trata de ocultar la verdadera situación: los jóvenes no tienen ninguna alternativa bajo este sistema; ni pueden estudiar ni trabajar; incluso el ocio de los jóvenes también se ha convertido en un negocio suculento para los empresarios de la hostelería que lo han reducido a algo completamente alienante y embrutecedor que aplasta la frescura y la creatividad de la juventud.

Todas y cada una de las facetas de la vida de los jóvenes se ven envenenadas por el capitalismo y muestran que bajo este sistema social la juventud está condenada. El paro, la explotación laboral, la falta de expectativas de futuro son lo único que el capitalismo puede ofrecerles: un auténtico callejón sin salida.

Los jóvenes también han demostrado cómo cada vez son más conscientes del carácter reaccionario de este sistema. Así lo hemos podido comprobar en la exitosa huelga general del 14N, en la que la participación de la juventud en los piquetes y en las manifestaciones masivas fue muy destacada; o en las históricas movilizaciones en defensa de la educación pública del pasado mes de octubre. Sin duda, la juventud tendrá un papel  protagonista en la rebelión social que se está gestando.

Existe una alternativa a la  podredumbre capitalista, al desempleo masivo, a los recortes y a la falta de futuro: nacionalizando todo el sistema financiero y las grandes empresas, bajo el control democrático de los trabajadores, para poner en marcha un plan de inversiones y producción al servicio de la mayoría de la sociedad; aumentando masivamente el gasto social y suspendiendo el pago de intereses por deuda pública a los grandes bancos y especuladores.

La defensa de los intereses de la juventud está ligada indisolublemente a la lucha por los intereses y las condiciones de vida de la clase obrera en su conjunto. Para ello es indispensable un modelo sindical combativo, de clase y democrático que rompa con la política de pactos sociales y de desprotección de los sectores más débiles de la sociedad frente a la explotación capitalista. Sólo así, luchando por que los recursos generados por los trabajadores estén al servicio de la mayoría de la sociedad y no al servicio de los banqueros, se podrá garantizar un puesto de trabajo digno para la juventud. Nuestro futuro pasa por la organización y la lucha por la transformación socialista de la sociedad.

• No al paro juvenil. Subsidio indefinido de 1.100 euros al mes para todos los parados hasta encontrar un empleo.

• Por un puesto de trabajo digno al terminar los estudios. No a los contratos basura. Empleos dignos y estables.

• En defensa de la enseñanza secundaria y la universidad pública, gratuita, y de calidad. Aumento drástico de los presupuestos para los centros de estudio. No a la selectividad económica y académica para entrar en la universidad. Ni discriminación ni imposición de la selectividad para la FP. El dinero público para la universidad pública: ni un euro para las universidades y la enseñanza privada.

• Basta de regalar dinero público a los banqueros, empresarios y especuladores. ¡Que se nacionalice la banca para emplear los recursos que generan los trabajadores en obras públicas, sanidad y educación, dando empleo a millones de parados!


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