Entrevista a Alejandro Rodríguez, afiliado a la CGT e Izquierda Revolucionaria

La explotación laboral en la hostelería, concretamente en ciudades turísticas como Sevilla, es un secreto a voces. La patronal se llena los bolsillos a costa del trabajo a destajo, de horas extras no pagadas, vacaciones que no se disfrutan…, mientras nuestras condiciones de vida solo empeoran, los precios aumentan por la inflación y la especulación, y los alquileres suben fruto de la gentrificación.

Contra estos abusos hay trabajadores que levantan la cabeza y se organizan. Este es el caso del compañero Alejandro Rodríguez, camarero en La Sureña en Sevilla, sindicalista de la CGT y militante de Izquierda Revolucionaria, recientemente despedido.

El Militante.- ¿Cuál fue el motivo de tu despido?

Alejandro Rodríguez.- Llevaba casi un año trabajando en La Sureña de Puerta Jerez, teniendo que aguantar el cobrar las horas extras a dos euros menos y sin dar de alta por ellas, que te mandasen a casa porque no había trabajo y luego deber horas o tener que hacer turnos con menos de 8 horas entre el cierre y la apertura.

Pero la gente tiene un límite. Un grupo empezamos a movernos y chocamos varias veces con el jefe por motivo de las horas extras. Viendo que mediante conversaciones y confianza en la empresa no íbamos a conseguir nada, decidimos montar un sindicato y nos organizamos en la CGT, que nos acogió, apoyó y orientó.

Fue comunicar la sección sindical, recoger firmas para las elecciones sindicales y el jefe empezó a hablar con nosotros; eso sí, haciéndose la víctima. “Estoy en pérdidas”, “lo que pedís es imposible”... Como las amenazas con las pérdidas y el cierre no hicieron mella, decidió despedirme de forma fulminante con la excusa de que estaba revolucionando al personal y jugando con sus puestos de trabajo.

EM.- ¿Qué pasos estáis dando?

AR.- Una política antisindical de este tipo (en un empleo tan precario), donde se denuncia unas elecciones sindicales y se despide a un compañero, hace mella y asusta. Si pedir derechos supone perder tu trabajo, te lo piensas dos veces. Pero justo por eso es tan importante luchar contra este despido y enseñar a estos patrones que no pueden hacer lo que les dé la gana. De hecho, hemos logrado una ligera subida de las horas, ahora queremos organizar las elecciones sindicales de nuevo y pretendemos desarrollar el sindicato en la hostelería de esta ciudad. 

Las inspecciones de trabajo están desaparecidas o confabulan con los empresarios, y los sindicatos mayoritarios firman convenios de miseria que ni siquiera los empresarios cumplen. Ningún burócrata ni funcionario se va a enfrentar a la patronal por nuestro pan.

EM.- ¿Qué balance hacéis del juicio y de la campaña?

AR.- Organizamos dos concentraciones contra los abusos en la empresa y los despidos, ambas salieron muy bien. Hemos roto con la impunidad y estamos demostrando que cuando te despiden por pedir lo que es tuyo no hay que agachar la cabeza, sino levantarla más alto y denunciar a esta banda de explotadores.

Hemos tenido un apoyo social enorme, que se materializó en la concentración frente a los juzgados el día de mi juicio. Extrabajadores de anteriores negocios de mi jefe, activistas vecinales de Barrios Hartos, sindicalistas y afiliados de numerosos sindicatos (CCOO, ASC, SAT…), jóvenes del Sindicato de Estudiantes y las compañeras de CGT de Airbus, limpieza, metro y algunas que vienen de huelgas tan potentes como las de ZARA o las marchas y acampadas del SAD. También mis compañeros y compañeras de Izquierda Revolucionaria, sin su orientación política y su defensa firme del sindicalismo de combate no habría dado el paso de enfrentarme a la patronal de esta forma.

Respecto al juicio, no tenemos ninguna confianza en una justicia burguesa que se apoya en una legislación abiertamente propatronal. Pero fruto de la enorme presión ejercida, y del bochorno del caso, hay posibilidad de ganarlo.

Seguimos a la espera de sentencia, pero lo que tenemos claro, ganemos o perdamos, es que hay que recuperar el sindicalismo combativo y de clase, que tenemos que volver a construir organizaciones obreras para luchar y defendernos. La patronal lleva años a la ofensiva contra la clase obrera, ya es hora de ser nosotros los que contraataquemos.

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