Por decimosexto año consecutivo, decenas de miles de personas de Hong Kong acudieron el domingo 1 de Julio a la manifestación anual contra el Gobierno "7.1". La principal consigna era "¡Acabar con la dictadura de un sólo partido!", consigna que la dictadura está tratando de prohibir.

El 1 de Julio se cumple el aniversario del retorno de Hong Kong bajo la soberanía de China tras 156 años cómo colonia británica, un día que, desde 2003, se ha convertido en una jornada anual de protesta masiva. Dicha jornada de protesta se consagró tras una gran movilización de más de 750.000 personas ese mismo año, que derrotó el intento del gobierno de Hong Kong de imponer el “artículo 23” de la legislación de seguridad nacional de cara a restringir severamente los derechos políticos y democráticos existentes en Hong Kong. Hoy el gobierno está trabajando para revivir dicho "artículo 23" junto con toda otra serie de otras medidas antidemocráticas.

Este año, la manifestación “7.1” ha coincidido el cumplimiento de un año en el cargo de la actual Presidenta de Hong Kong Carrie Lam Cheng Yuet-ngor, elegida con tan sólo 777 votos de diferencia a través de un comité electoral controlado por Beijing. El gobierno de Lam ha protagonizado una represión política y ataques a los derechos democráticos sin precedentes, ataques del gobierno local de Hong Kong que alcanzaron su máxima expresión durante el período previo a la manifestación “7.1”.

Maniobras policiales contra la marcha “7.1”

La policía se negó a permitir que la marcha comenzara desde su punto de reunión habitual y, en su lugar, le concedió dicha zona a grupos pro-Beijing cuya solicitud de cara a manifestarse se hizo con posterioridad. Posteriormente, la policía amenazó con arrestar a algunos manifestantes si se negaban a aceptar y seguir el nuevo recorrido de la marcha, mucho más restringido. La enorme cobertura por parte de los medios de comunicación en las semanas previas anticipaba la posibilidad de un fuerte enfrentamiento entre los manifestantes y la policía. En este contexto, Ta Kung Pao -diario oficial propiedad del régimen dictatorial del Partido “Comunista” Chino- pidió que se prohibiera la movilización alegando que "viola la ley y la constitución".

Durante el día, sin embargo, no hubo enfrentamientos, ya que la policía no confiaba en que, en caso de provocar algún tipo de enfrentamiento, pudieran salir ganando desde el punto de vista de la opinión pública. Las amenazas policiales durante las últimas semanas fueron más bien una guerra psicológica de cara a asustar a la gente y evitar que se unieran a la marcha.

La asistencia fue menor este año -con cerca de 50.000 personas- pero aún sigue siendo una potente protesta. Además se celebró cuatro semanas después de que 115.000 personas se unieran en la vigilia anual del 4 de Junio, en conmemoración por la masacre por parte de la dictadura China en 1989 de jóvenes y trabajadores que luchaban por la democracia.

Sin embargo, el factor principal que este año limitó la participación no fue la campaña de propaganda del gobierno y de la policía sino la falta de un programa claro por parte de los principales partidos prodemocráticos, en plena retirada política desde que Lam asumió el poder. "No han presentado ninguna nueva estrategia de lucha contra este gobierno autoritario", comentó Jaco de Socialist Action. "A pesar de la debilidad mostrada por los líderes de la marcha, 50.000 personas han salido hoy a las calles. Si el movimiento se vinculara con una clara convocatoria de huelga, comenzando por un día de huelga en toda la ciudad, y se hiciera un llamamiento a los trabajadores y jóvenes de la China continental, la movilización tendría un eco mucho mayor".

Prohibiciones electorales para quien pida acabar con la “dictadura de un solo partido”

El gobierno, y los principales medios comunicación, se han aprovechado de la baja participación para impulsar su campaña de propaganda contra la marcha. "La participación más baja de la historia del 1 de Julio" ha sido la consigna principal del establishment, sugiriendo que el apoyo a la lucha por la democracia se está desvaneciendo.

En años anteriores, la reacción del gobierno a la marcha “7.1” era más discreta y tibia, publicando comunicados señalando que "entiende" las preocupaciones de la gente. Este año, sin embargo, ha sido diferente. El Gobierno ha pasado a la ofensiva señalando que las consignas y lemas contra la dictadura no coinciden con los "intereses generales" de Hong Kong. En un comunicado de prensa el gobierno señaló que "corear consignas que no respetan a 'un país' y atentan contra el orden constitucional, o que son sensacionalistas y engañosas, no es acorde con los intereses generales de Hong Kong y socavaría su propio desarrollo".

En particular, el Gobierno está incrementando la presión contra el lema "Acabar con la dictadura de un sólo partido", alineándose para forzar que los futuros candidatos electos de la oposición rechacen públicamente esta consigna o tengan prohibido en caso contrario presentarse. Una propaganda que no afecta en mucho al estado de ánimo de la mayoría de trabajadores normales y corrientes y de la juventud, cuya ira crece por momentos, pero que puede atemorizar a los partidos prodemocráticos "moderados" que ya se sienten incómodos con la lucha de masas y que quieren evitar una batalla con el Gobierno a cualquier precio.

La lucha contra la dictadura es una lucha anticapitalista

Se están planteando y preparando nuevos ataques contra los derechos democráticos en Hong Kong, al tiempo que el gobierno local y Pekín intentan debilitar al movimiento de masas pro-democracia. La lucha por los derechos democráticos en Hong Kong desde antes de 2003 y, de hecho, desde la lucha de masas de 1989 en China, ha movilizado a millones de personas en una ciudad de 7,3 millones.

En la Revolución de los Paraguas en 2014 más de 1,2 millones de personas participaron en los mítines, ocupaciones y protestas contra el Gobierno durante un tiempo récord de 79 días. Este movimiento fue el mayor desafío político a la dictadura china, ahora bajo el gobierno absoluto de Xi Jinping, desde el movimiento de masas de 1989. Las actuales medidas represivas del gobierno son un intento de evitar cualquier repetición de estos acontecimientos, lo que está condenado al fracaso, especialmente hoy, cuando los acontecimientos políticos en China están avanzando y, posiblemente, puedan mañana incluso superar a los de Hong Kong.

Socialist Action intervinió en la manifestación “7.1” con el nuevo número de la revista "The Socialist". "Nuestras consignas para esta movilización han sido “Reconstruir un movimiento democrático combativo” así como “Abajo la dictadura”", y "vinculamos las mismas a la necesidad de construir un partido obrero de masas con políticas socialistas y que extienda esta lucha de masas a China", señaló Jaco. "Nuestro mensaje es que la lucha anti-autoritaria también debe ser anticapitalista, ya que es la única forma de vencer a la dictadura".

banneringles

banneringles

banner

banner

banner

banneringles

banneringles

bannersindicalistas

bannersindicalistas