A principios de año los trabajadores de la planta de Philips en la Garriga, antigua Novalux, se encuentran con el anuncio de cierre por parte de la multinacional. Los planes del presidente de cerrar 50 de las 150 fábricas que tiene Philips en el mundA principios de año los trabajadores de la planta de Philips en la Garriga, antigua Novalux, se encuentran con el anuncio de cierre por parte de la multinacional. Los planes del presidente de cerrar 50 de las 150 fábricas que tiene Philips en el mundo les han alcanzado de lleno. De nada importa que la fábrica haya mejorado diez veces el objetivo de beneficios en 2002 o que haya superado en un 9% los objetivos de ventas. Para Kleisterlee, el presidente de la multinacional, no es suficiente. “Hay que ahorrar costes” y con ese objetivo se lleva por delante la fábrica de la que dependen cien trabajadores y sus familias. En los dos años y medio que lleva de presidente ha echado a la calle a 50.000 trabajadores en el mundo (al 25% del total de empleados).

Por los mismos días están en lucha los trabajadores de Fisipe (que fabrica fibra sintética acrílica) en el Prat. La multinacional portuguesa quiere vender la empresa a un grupo empresarial capitaneado por La Seda, que pretende reducir la plantilla y recortar los salarios. En este caso los trabajadores sometidos al chantaje de los empresarios son 270.

Y apenas ha concluido la campaña de Navidades, en la que se concentra la mayor parte de las ventas de aparatos de DVD y teléfonos móviles, los trabajadores de Samsung en Palau-solità se enteran por la radio o por la tele de que su fábrica también la quieren cerrar. Son más de 400 trabajadores, la gran mayoría de ellos jóvenes, algunos con hijos, quien más quien menos con su hipoteca para pagar el piso... La fábrica ha obtenido beneficios cada año desde 1998. En los últimos cinco años ha ganado 19 millones de euros (más de 3.000 millones de pesetas). Nadie esperaba una noticia como ésta. Así que en la mañana que el anuncio de cierre llegó a la fábrica se produjeron desmayos en la misma línea de producción. A los trabajadores de Samsung el mundo se les vino abajo.

Inmediatamente salieron a relucir las generosas ayudas públicas que había recibido la multinacional: 3,4 millones de euros de subvenciones directas desde 1993, lo que viene a ser el 20% de lo que ha invertido Samsung en Barcelona, más una rebaja del 60% en el precio de los terrenos que ocupa. Así, lo que Samsung pagó por los terrenos fue 800.000 euros y hoy lo puede vender por... ¡25 millones de euros!

Todo este dinero, junto a los beneficios que ha obtenido durante los quince años que ha estado produciendo en el Estado español, la multinacional pretende llevárselo a cambio de nada. De hecho, tanto el Gobierno PP como el gobierno Pujol concedieron las ayudas sin condicionarlas a planes industriales que garantizaran la permanencia de la fábrica.

Desde el gobierno tripartito se han hecho declaraciones denunciando la “impunidad empresarial” (Carod-Rovira) o planteando el boicot a los productos de las multinacionales que amenazan con el cierre, como hizo el conseller de Treball, Josep Mª Rañé. De momento sólo son palabras. El conseller ni siquiera han planteado de una forma clara y firme que los expedientes de regulación de empleo que han presentado Phillips y Samsung no los van a aprobar (la legislación vigente no recoge los motivos expuestos por estas dos multinacionales como motivo de aprobación del ERE). Aún así, desde el PP y CiU, como desde las organizaciones de empresarios, han reprobado estas declaraciones porque esto puede incomodar al capital, sea de aquí o de fuera. Aznar, por su parte, no se lo ha pensado ni dos minutos para meter en el mismo saco de las “temeridades” del gobierno Maragall “las empresas que se van de Catalunya” con la entrevista de Carod con ETA. La campaña de acoso del PP al gobierno de Maragall es una campaña sucia y repugnante, que se asemeja en muchas cosas a la crisis provocada por el PP en la Asamblea de Madrid, cuando la derecha obtuvo con el talonario lo que no había conseguido en las urnas.

Está claro que a Aznar no le importa lo más mínimo el futuro de los trabajadores despedidos y de sus familias. Pretende utilizar las amenazas de cierres y deslocalizaciones de empresas para machacar al PSOE, cuando los responsables son su gobierno y los sucesivos gobiernos de Pujol, que han estando dándoles subvenciones a porrillo sin ningún compromiso.

Pero aunque está claro que el “tremendismo” de Aznar es totalmente interesado, la manera de responderle no es minimizando el problema. No se puede plantear, como hace Coscubiela, secretario general de CCOO de Catalunya, que no hay motivo de alarma porque sólo se ha destruido el 1% de los puestos de trabajo en el sector industrial de Catalunya entre el 2000 y el 2003. Ese 1% son 7.000 puestos de trabajo. ¿Es que le parece poco?

Además, hay otros datos que revelan que el alcance del problema es mucho más grande. En los últimos seis años, entre puestos de trabajo directos e indirectos, se han suprimido más de 60.000 puestos de trabajo por la deslocalización industrial. Sólo en el 2003, en el sector de componentes para automóvil, se perdieron el 20% del total de los puestos de trabajo (cierres de Lear y Valeo, traslado del 10% de la producción del Seat Ibiza a Eslovaquia). ¿Cómo afrontar esta situación, en la que las multinacionales pueden decidir en cualquier momento llevarse la producción a otro lugar? Todos parecen de acuerdo en decir que hay que dedicar más dinero a Investigación y Desarrollo, que tenemos que tener unos trabajadores más cualificados, para atraer así nuevas inversiones, nuevas industrias, a poder ser de productos con mayor valor añadido, que no podemos competir en cuanto a costes salariales con el sudeste asiático o con los países de la Europa del Este. Todo eso es claramente insuficiente. En primer lugar, lo que se está planteando, desde las direcciones de UGT y CCOO, desde el gobierno de Maragall y desde los partidos de izquierda, es que debemos competir con Alemania, Estados Unidos o Japón en tecnología, algo en lo que nos llevan décadas de delantera. En segundo lugar, también en estos países se están destruyendo puestos de trabajo en sectores de la industria. El aumento de la productividad es bestial y donde hace apenas un año trabajaban diez operarios hoy hay nueve sacando más producción. Por último, todas estas medidas sólo se pueden considerar a medio-largo plazo. No sirven para resolver el problema inmediato de los miles de despedidos afectados por los expedientes presentados por las empresas ahora. Como tampoco sirven las promesas de recolocación, que las multinacionales hacen sin la menor intención de cumplir. El caso de Lear lo ha dejado bien a las claras. Año y medio después, más del 60% de la antigua plantilla de Lear en Cervera sigue en el paro.

Por otro lado, las multinacionales utilizan el terrible poder que les da la amenaza de desplazar la producción de un lado a otro para chantajear y exprimir hasta la última gota a los trabajadores. Un ejemplo del sector del automóvil: Nissan. La dirección de la empresa plantea que hay que reducir costes de producción en un 31% en la planta de Barcelona o si no echará a la calle a 600 trabajadores en el 2006. La planta de Nissan de Zona Franca, en Barcelona, es también la fábrica que introdujo la doble escala salarial, que los tribunales echaron para atrás.

Otro ejemplo, Printer, empresa del sector de artes gráficas, que pertenece actualmente al grupo Bertelsmann. La dirección plantea 46 despidos y una rebaja salarial de entre el 20 y el 40%.

Está claro que bajo el capitalismo, la competencia entre las grandes compañías, entre las grandes, las medianas y pequeñas empresas, y el afán de obtener más y más beneficios, la acaba pagando la clase trabajadora. No podemos aceptar ni por un momento la lógica del capitalismo, porque amenaza contra nuestras condiciones de vida y de trabajo. Nuestra única alternativa es la lucha intransigente por nuestros derechos y nuestras condiciones de trabajo, por nuestros intereses como clase. No podemos aceptar ni un sólo despido, ni un sólo cierre de empresas. Por eso planteamos que UGT y CCOO tienen una responsabilidad muy grande ante las amenazas de cierre y los despidos en Catalunya. Hay que unificar inmediatamente las luchas, y trazar una un plan de movilizaciones que contemple una Huelga General de 24 horas en Catalunya, con el objetivo de forzar al gobierno de Maragall para que rechace los expedientes de regulación presentados por las empresas. Hay que recordarle a Maragall y a sus consellers que ha sido elegido con los votos de los trabajadores principalmente, y que tiene que demostrar, ahora que está en el gobierno, que está al servicio de los jóvenes y trabajadores que le dieron su apoyo en las elecciones. Al final, se pone de relieve la necesidad de llevar a cabo una política auténticamente socialista, que contemple la nacionalización de la banca y las grandes empresas bajo control obrero, para poner los ingentes recursos de la economía al servicio de la mayoría de la sociedad.

Enviar comunicados de apoyo y solidaridad a los trabajadores de las empresas bajo amenaza de cierre:

· Comité de empresa de Samsung: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

· Comité de empresa de Fisipe: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

· Comité de empresa de Novalux-Philips. Fax: 938 605 444

· Comité de empresa de Reno de Medici. Fax: 934 782 129

Enviar comunicados de protesta a la Generalitat de Catalunya exigiendo su oposición al cierre de empresas:

· Conselleria de Treball: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

· Presidència de la Generalitat: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Lluís Perarnau

UGT · Barcelona

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