De sobra es conocida la íntima relación entre precariedad laboral y la siniestralidad laboral, así que el gobierno del PP, que ha alentado el aumento de la precariedad, condena todos los años a cientos de jóvenes a una muerte que sería perfectamente evitable con un modelo de relaciones laborales más estable y seguro. Esta situación laboral, unida a la rampante especulación inmobiliaria, impide la emancipación de muchos jóvenes. Por ello no es sorprendente que muchos prolonguen sus estudios para tener más posibilidades en la selva del mercado de trabajo; pero incluso esta posibilidad la quiere negar el PP con sus reaccionarios ataques a la educación pública (LOU, LOCE...).
Esta situación es producto de la debilidad estructural del capitalismo español; y el purgatorio en el que viven los jóvenes españoles bien podría convertirse en un infierno cuando llegue la crisis económica y con ella el fantasma del paro masivo, que afectará especialmente a la juventud ya que todo el trabajo precario y de mala calidad creado durante el boom de los noventa será precisamente el primero en desaparecer.