En memoria de las victimas de la atrocidad terrorista del 11-M en Madrid, sangre de nuestra clase que no olvidaremos nunca. En memoria de las victimas de la atrocidad terrorista del 11-M en Madrid, sangre de nuestra clase que no olvidaremos nunca.

El atentado salvaje del pasado 11-M en Madrid ha provocado una conmoción social que tendrá consecuencias políticas a largo plazo. La clase obrera ha sido víctima de un golpe sangriento y criminal que, no cabe duda, sacudirá su conciencia profundamente.

Más de 200 muertos, 1500 heridos, miles de familiares, amigos y compañeros de trabajo afectados por una matanza que ha golpeado en el corazón del proletariado madrileño, en el corredor del Henares y en Guadalajara. Barrios como El Pozo del Tío Raimundo, donde se han contabilizado más de 60 víctimas, han sido un estandarte de la lucha obrera contra la dictadura, centro de actividad clandestina de sindicalistas y militantes comunistas en los años sesenta y setenta y vanguardia en las movilizaciones vecinales por la vivienda y los equipamientos sociales. En este barrio, como en muchos otros de la geografía de todo el Estado español, se forjó el movimiento masivo de millones de trabajadores y jóvenes que acabó con la odiada dictadura de Franco. Este hecho ha sido ocultado sistemáticamente por los plumíferos a sueldo de la clase dominante que han reescrito la historia, olvidando el papel protagonista de los trabajadores en la conquista de las libertades democráticas.

Movilización histórica

El pueblo de Madrid, especialmente su clase obrera y la juventud, tiene tradiciones de lucha que constituyen una auténtica inspiración. Desde el primer momento se volvió a demostrar en la actitud de miles de personas que se volcaron en apoyo a las víctimas, tanto en las labores inmediatas de rescate, como en la donación de sangre. De la misma manera, fueron decenas de miles de trabajadores, y especialmente jóvenes estudiantes, los que se echaron a la calle el mismo día para mostrar su rechazo contra esta barbarie sangrienta.

En la mañana de ayer a lo largo y ancho del Estado, se paró en las empresas durante quince minutos, convocado por los sindicatos; también los estudiantes fueron llamados por el Sindicato de Estudiantes a un paro general y concentraciones, decenas de miles de jóvenes estudiantes llenaron las plazas de todas las ciudades, mostrando su rechazo a la masacre en una mezcla de rabia, indignación y dolor ante lo sucedido.

Y ya por la tarde, más de once millones de manifestantes inundaban las principales ciudades.

Estas manifestaciones, aunque convocadas formalmente por el gobierno, eran apoyadas por todos los partidos del arco parlamentario, y su masividad ha respondido al enorme deseo de la mayoría de la población de expresar su rechazo a la masacre y solidarizarse con las víctimas. Pero, contrariamente a lo que deseaba el gobierno del PP, que fueran “unitarias”, “silenciosas”, etc. la rabia y la indignación también se expresaron. En Barcelona los representantes del PP tuvieron que abandonar la manifestación al grito de asesinos por parte de miles de manifestantes, incluso en Madrid se coreaba el grito de “¿quién ha sido?”.

Estos dos aspectos ponen sobre la mesa el ambiente real que existe entre enormes sectores de la sociedad hacia la derecha y su gobierno. Rechazo total al gobierno del PP y enorme desconfianza hacia todo lo que dicen y hacen, incluso ante una brutalidad como la que estamos viviendo.

Confusión y manipulación

Desde el primer momento de la tragedia, en los círculos del gobierno de la derecha y del PP, se sucedía una carrera vertiginosa para responsabilizar de la matanza a ETA, utilizando no sólo los indicios policiales, también afirmaciones que no estaban respaldadas por hechos, sino más bien por deseos que escondían otros fines: justificar su posición política en el terreno de la cuestión nacional, avalar el recorte a los derechos democráticos que ha caracterizado su anterior legislatura y volver a obtener la mayoría absoluta en las elecciones del 14 de marzo utilizando la masacre terrorista como un reclamo para reforzar su apoyo electoral. Es decir, una continuación de la política que ha venido desarrollando en el periodo anterior al atentado.

¿A alguien le puede sorprender, por tanto, la desconfianza con que la población ha recibido los mensajes del gobierno después de ver cual ha sido la trayectoria del PP en los grandes acontecimientos que han sacudido la vida pública en los últimos años?

El gobierno de la mentira

Si algo ha caracterizado a Aznar y su gobierno en sus dos legislaturas ha sido su desprecio por la verdad, la arrogancia con la que ha perseguido a los más débiles, a los trabajadores, a los jóvenes, a los jornaleros, a los parados... y su comunión de intereses con los poderosos, los ricos, los banqueros y los imperialistas.

Este gobierno se ha enfrentado en los dos últimos años a movimientos masivos en la calle de millones de personas contra su política. Los estudiantes han protagonizado huelgas y manifestaciones masivas en contra de las contrarreformas educativas del PP que sólo benefician a los empresarios de la privada y a la Conferencia Episcopal. ¿Cual ha sido la reacción del PP?: la criminalización de la juventud.

Cuando decenas de miles de marineros, mariscadoras, trabajadores y jóvenes gallegos se enfrentaron a la catástrofe del Prestige, provocada por la ineptitud e incompetencia del gobierno del PP ¿Cuál fue la respuesta de Aznar a las movilizaciones masivas de la población gallega?: su criminalización, identificando a plataformas ciudadanas como “Nunca Mais” con ETA y Batasuna.

El 20 de junio de 2002 más de diez millones de trabajadores y jóvenes participamos en la huelga general contra el decretazo y llenamos las calles de todo el Estado con millones de manifestantes. ¿Cómo reaccionó el PP? Primero negando la huelga de la forma más manipuladora posible en todos los medios de comunicación y, segundo, mandando a la policía a reprimir salvajemente a los piquetes informativos. La fuerza de aquella movilización ejemplar obligó al gobierno a retroceder en sus ataques y echar marcha atrás parcialmente en el decretazo.

Cuando el PP, en alianza sagrada con el imperialismo norteamericano se lanzó a organizar la masacre contra el pueblo de Iraq utilizaron como argumento todas las mentiras posibles de imaginar para justificar la matanza de miles de personas inocentes. Cuando hoy, toda la opinión pública, incluidos “respetables” funcionarios de la ONU y otras agencias internacionales, reconocen que las armas de destrucción masiva no existían en Iraq y que todo fue un camelo para justificar la guerra, Aznar y el PP se niegan a reconocer sus mentiras y su responsabilidad en una masacre que ha provocado 10.000 muertos en la población civil. Pero lo más grave es que el PP criminalizó a los millones de trabajadores y jóvenes que nos manifestábamos contra la guerra, afirmando de la forma más desenfadada y arrogante nuestra connivencia con “los terroristas”.

Con estos antecedentes, la desconfianza de la población, especialmente de la clase obrera y de los jóvenes hacía la maniobras del PP respecto al atentado en Madrid están más que justificadas. Es imposible olvidar que existe una honda oposición, un profundo rechazo entre millones de personas a la política de la derecha en todos los ámbitos, incluso en lo referido al terrorismo, que ha sido utilizado como coartada por la derecha, al igual que Bush ha hecho en los EEUU, para recortar nuestros derechos democráticos y las libertades de expresión, reunión y manifestación.

Por todo ello el gobierno del PP, no quería ni oír hablar de que la responsabilidad del atentado pudiera deberse a Al Qaeda o cualquier organización vinculada al terrorismo islámico en venganza por la participación de España en la injusta guerra imperialista de Iraq.

El terrorismo islámico

Aunque todavía no se pueda afirmar tajantemente quien ha sido el autor de la matanza, cada vez parece más clara la posibilidad de que haya sido Al Qaeda, o cualquier otra organización vinculada al terrorismo islámico la responsable de la masacre del 11-M.

El PP con su política ha conseguido ponernos en el punto de mira de estas organizaciones terroristas justificaban toda su política para luchar contra el terrorismo y lo que nos encontramos es peor que lo que teníamos.

El terrorismo islámico fue una creación directa del imperialismo hace años para luchar contra la creciente influencia de la izquierda en el mundo árabe. Desde los años sesenta el imperialismo estadounidense alimentó, patrocinó y fomentó el fundamentalismo islámico para utilizarles como fuerzas de choque de dictaduras y otros regímenes represivos patrocinados por los norteamericanos, para enfrentarles directamente contra cualquier movimiento progresista en estos países. Como los marxistas hemos explicado en Fundamentalismo, Causas y Perspectivas (Revista Marxismo hoy nº 1, www.engels.org)

Estos grupos fundamentalistas, armados, financiados y adiestrados por las potencias imperialistas, han escapado a su control, pasando de ser sus aliados a enfrentarse directamente a ellos. En Afganistán les armaron hasta los dientes para que se enfrentasen al anterior régimen de Kabul, dando lugar al régimen reaccionario de los talibanes.

La política practicada por el imperialismo en todos los países llamados del tercer mundo ha sido el incremento constante de la explotación, hundiendo en la miseria más absoluta a millones de personas.

Sobre estas bases y ante la ausencia de una alternativa marxista de masas en el mundo árabe, estos grupos fundamentalistas basados en el fanatismo religioso consiguen reclutar a cientos de jóvenes desesperados dispuestos a inmolarse para alcanzar el paraíso.

Este es el nuevo tipo de terrorismo en el que nos ha metido el gobierno del PP con su cruzada antiterrorista, apoyando la ocupación de Iraq. La guerra de Iraq no ha resuelto nada de lo que decían que iba a resolver, ni hay estabilidad en la zona, ni hay más democracia, ni hay más libertad, ni hay menos terrorismo.

Todo lo contrario, ahora hay más muerte y más miseria, empezando por la población de Iraq con más de diez mil muertos entre la población civil, hombres mujeres y niños.

Los marxistas apoyamos la lucha de resistencia nacional de la población iraquí frente a la ocupación imperialista. Exigimos la retirada de todas las tropas extranjeras del suelo iraquí.

Al mismo tiempo que rechazamos rotundamente las acciones criminales de estas bandas de fanáticos y asesinos que matan a civiles y llevan a acabo masacres como la de Madrid. Los que han puesto estas bombas son autores de un crimen contra la humanidad. No son luchadores por la libertad del pueblo árabe, son fanáticos, sádicos y asesinos.

Una política de independencia de clase y socialista

En los últimos tiempos estamos viviendo una escalada cada vez mayor de inestabilidad, que se expresan con el incremento de las guerras, el terrorismo, la miseria, el paro, la opresión de los pueblos, en todo el mundo.

Pero esto no sucede por que sea el desarrollo natural de la sociedad, sino porque esta sociedad esta basada en un sistema que beneficia y enriquece a una pequeña minoría y por lo tanto necesita para sobrevivir oprimir a la mayoría de la población, la ocupación de Iraq lo ha puesto una vez más de manifiesto, el control del petróleo por un puñado de multinacionales que se enriquecen con el sudor y la sangre de los de siempre los trabajadores y oprimidos, para ellos eso es secundario, pero también vemos los mismos intereses prevaleciendo cada vez que anuncian los recortes de plantillas para hacer más rentables y competitivas las empresas, tratan constantemente de disfrazar sus intereses particulares para enriquecerse como si fueran los intereses de toda la sociedad, es falso, no tenemos los mismos intereses que las multinacionales, ni los empresarios ni este gobierno reaccionario del PP que los representa y defiende.

La aceptación del capitalismo por parte de los dirigentes de la izquierda, tanto sindicales como políticos, les lleva en muchas ocasiones a mantener una postura seguidita, confusa o equivocada con la que deberían romper definitivamente, resolver los más acuciantes problemas de la mayoría de la población, exige una política de independencia de clase, con un programa socialista basado en la movilización unitaria de la juventud y los trabajadores.

Sólo la acción de masas consciente y organizada de la clase trabajadora y la juventud representa una fuerza aplastante, como hemos visto en Argentina, Venezuela, Bolivia, o en el movimiento masivo contra la guerra imperialista en Iraq que ha recorrido todo el planeta.

La acción de masas consciente y organizada de la clase trabajadora y la juventud, representa la única garantía para defender y aumentar los derechos democráticos y nuestras reivindicaciones sociales: vivienda, sanidad y educación públicas de calidad; un puesto de trabajo fijo con salarios decentes; reducción de la jornada laboral a 35 sin reducción salarial ni incremento en los ritmos de trabajo; fin de la precariedad y la siniestralidad laboral...

En definitiva, solo luchando por la transformación socialista de la sociedad, podremos resolver los problemas que hoy se presentan ante la humanidad como obstáculos insalvables: el paro masivo, el hambre, las desigualdades, las guerras imperialistas, el terrorismo...

Una sociedad donde los principales medios de producción, la banca, los grandes monopolios y latifundios sean expropiados sin indemnización, salvo en casos de necesidad comprobada, y sometidos al control democrático de la clase trabajadora planificándolos para satisfacer las necesidades sociales en lugar de atender al afán de beneficios de unos pocos.

La matanza del pasado 11 de marzo ha sido un golpe trágico para la clase obrera de Madrid, de todo el Estado Español y de todo el mundo. La sangre inocente de nuestra clase se ha derramado en un acto criminal y reaccionario. La mejor manera de rendir homenaje a estas victimas inocentes es redoblando nuestro compromiso con la lucha por una vida mejor, una vida que merezca ese nombre. Y esa causa la encontraremos en la causa del socialismo.

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