El primer día, durante las intervenciones sobre el informe del secretario general saliente, ya se entrevió el malestar con la dirección. Como dijo una delegada que acudía por primera vez a un congreso nacional: “Esto es de alucine, lo primero que dicen es que van a votar a favor del informe, aunque tienen algunas matizaciones, y después le meten unos repasos…”.
Pero lo que sin lugar a dudas dejó en evidencia ese malestar fueron las votaciones de las candidaturas. El Sector Crítico consiguió los 32 avales necesarios para presentar candidatura a la Comisión Ejecutiva, pero las presiones del aparato llevaron a que, a última hora, dos delegados retirasen su firma, impidiendo su presentación. Ante esta situación, los críticos celebramos una asamblea de todos nuestros delegados a las 11:00 del viernes 25. En ella acordamos lo siguiente: volver al plenario, hacer una intervención denunciando la situación y llamando al voto en blanco y, a partir de ahí, continuar defendiendo nuestras enmiendas.
La hora de la verdad vino con el voto secreto. Cuando se abrieron las urnas, el resultado a la Comisión Ejecutiva fue el siguiente: de los 316 delegados acreditados, 13 no habían votado. De los 303 votantes, 218 lo hicieron a favor de la candidatura oficialista, 80 (26,4%) votaron en blanco y 5 fueron votos nulos (alguno con leyendas como “Fuera la prepotencia” o “CCOO quiere libertad de expresión”). O sea, más del 30% de los delegados no apoyaron la candidatura oficialista, lo que convirtió al Sector Crítico en el vencedor político y moral del Congreso.
Como suele ser habitual, hubo una gran disparidad entre los apoyos en las votaciones públicas y en las votaciones secretas, disparidad que se explica por las enormes presiones ejercidas por el aparato durante este proceso congresual, que llevan a que los delegados opten por no identificarse en público y aprovechen el voto secreto para votar en conciencia.
Las maniobras del aparato impidieron que el Sector Crítico presentase su candidatura, pero eso no cambia la realidad. Y ésta es que hay descontento y que una parte muy importante de la base quiere que las cosas cambien en CCOO. La tarea que tenemos ahora por delante los críticos gallegos es comprometer a más compañeros en nuestro trabajo para conseguir que CCOO gire a la izquierda y se recupere un modelo sindical combativo, asambleario y pluralista.