“Hemos mostrado nuestra disposición de dar una respuesta de movilización de todo el sector minero en el conjunto del Estado”

El Militante.— En diciembre, el gobierno del PP planteaba reducir la producción prevista en el Plan General para la Minería del Carbón 1998-2005 de 13,3 millones a doce millones de toneladas anuales. Vosotros habéis mostrado vuestro rechazo. ¿Cuántos puestos de trabajo podrían verse afectados? ¿Cómo está ahora la situación?

J. A. Fernández Villa.— En primer lugar hay que dejar claro que las cifras recogidas en el Plan 1998-2005, tanto las referidas a producción como a empleo, tenían un carácter indicativo. Pero precisamente por eso no podemos tolerar que el Gobierno unilateralmente pretenda fijar un objetivo concreto y planificable, muy por debajo de la cantidad que orientativamente se contempla en el Plan. Y de ahí que la negativa sea más una cuestión de principios que una respuesta defensiva por el empleo asociado a esa reducción, ya que deberían aclarar con cargo a qué tipología extractiva (cielo abierto, importación, interior) pretenden producir, en su caso, estas reducciones, que de otra parte están vinculadas a las posibilidades de prejubilación). Pero aún así, no es tolerable la imposición de un objetivo que va más allá de lo pactado y que sólo se busca para mantener la inercia de reducción y evitar la estabilización del sector.

Tenemos conocimiento de que el Gobierno envió a Bruselas un documento, que ya hemos rechazado, que supone la reducción de un millón de toneladas, que no sólo incumple el plan pactado sino que limita la negociación tal como establece el nuevo reglamento de ayudas a la minería. Nosotros demandamos, respecto a la definición de la reserva estratégica, que debe abrirse un proceso de negociación para fijarla antes de 2004.

EM.— La huelga general del 20-J demostró la enorme combatividad y fuerza del movimiento obrero y puso de manifiesto que luchando podemos obligar al PP a retroceder. ¿Crees que en las cuencas mineras existe esa misma fuerza y disposición a la lucha?

JAFV.— Las Comarcas Mineras tienen una tradición y una cultura político-sindical que perdurará más, bastante más, que el sector minero. En pocos espacios territoriales el movimiento obrero y el valor de lo político tienen un arraigo tan profundo. A lo largo del pasado siglo fueron muchas las veces que en las Comarcas Mineras asturianas se liberaron grandes cantidades de energía social que la izquierda encauzó luego hacia la pugna política, o que se polarizaron hacia el objetivo del impulso económico social y cultural. Y el 20-J no fue una excepción.

EM.— Tras la huelga general, que ha supuesto un duro golpe para el PP, éste está mostrando cada vez más nítidamente su auténtica cara: participación en la guerra contra Iraq, Prestige, PER, ataques en la minería... ¿No te parece que desde los sindicatos y partidos de izquierdas deberíamos exigir la dimisión del gobierno, elecciones anticipadas y concurrir a ellas con una alternativa genuinamente socialista, que pueda unificar a la izquierda y ofrecer soluciones a estos y otros problemas que tenemos los trabajadores?

JAFV.— Es cierto que la huelga general fue el punto de inflexión de un trayecto que el PP había iniciado con su acceso al Gobierno en 1996, que sirvió para orientar desde el movimiento sindical la acción política.

El Decretazo terminó con el diálogo social y el estilo moderado y centrista, y mostró a todos la auténtica naturaleza de las políticas de este Gobierno y la acción política de la Oposición. El desastre del Prestige puso de manifiesto que el desmantelamiento del Estado y la privatización del espacio público proyectan sombras muy inquietantes sobre la eficacia de los servicios de interés general (como es el caso del salvamento marítimo).

La posible guerra en Iraq tiene una dimensión distinta, tiene que ver con un nuevo orden mundial injusto y rechazable. La megafonía gubernamental va a propugnar una idea maniquea de la situación: quien no esté con Bush está con Sadam. ¡Mentira! La realidad es compleja y hay que aproximarse a ella en toda esa complejidad. Somos muchos, mayoría, los que estamos contra Sadam y su régimen tiránico y represivo, pero también contra una intervención unilateral impulsada por intereses económicos y geopolíticos y justificada en invisibles amenazas y falsos escrúpulos democráticos, obviando las auténticas motivaciones del conflicto, directamente relacionados con las necesidades de autoafirmación del Imperio después del 11-S y la dependencia de los mandatarios americanos de los intereses petrolíferos que los catapultaron al poder.

Encauzar el descontento de la ciudadanía hacia propuestas políticas provenientes de la izquierda que culminen en gobiernos de progreso con amplios apoyos y auténticas alternativas que empiecen por articular valores que avancen hacia la solidaridad fiscal, la participación ciudadana y la cohesión social y territorial es una tarea en la que el mundo sindical se siente comprometido. Plantear elecciones anticipadas un año antes del fin de la legislatura quizá incorpore más riesgos que ventajas. Si tenemos ideas y proyecto podemos darnos un año para pulirlas y explicarlas, priorizando el debate político en torno a los problemas reales de los ciudadanos sobre las cuestiones relacionadas con la forma de Estado (problema territorial) que, sin infravalorar su importancia, no debe confundirnos ni consumir nuestras energías. La izquierda quiere hablar menos de modelo de Estado y más de modelo de sociedad.

EM.— Volviendo a la minería, tú has denunciado que los acuerdos firmados con el gobierno durante los últimos años se están incumpliendo en cuestiones como las nuevas incorporaciones y otras. Sin embargo, estos acuerdos se han seguido aceptando. Al mismo tiempo los planes de reindustrialización a cargo de los empresarios privados son un fracaso. Como tú ya sabes, desde El Militante hemos sido muy críticos con esos acuerdos y defendemos la necesidad de una movilización minera, con la participación de toda la población de las cuencas y buscando la máxima extensión posible, cuyo eje sea la defensa de que cada prejubilado sea sustituido por un nuevo trabajador o un puesto de trabajo alternativo garantizado por el Estado. ¿Qué opinas?

JAFV.— ¿Qué opino de que cada prejubilado sea sustituido por un nuevo trabajador o un puesto de trabajo alternativo garantizado por el Estado? ¿Dónde hay que firmar? Esa propuesta me gusta, pero ¿es probable? Dudo siquiera de que sea posible. Y lo hago mirando hacia Francia, el Reino Unido, Alemania, Bélgica... En ninguna parte de nuestro entorno económico y social ha existido una solución así. Y las compensaciones sociales y territoriales tampoco han superado (más bien todo lo contrario) a las que se han arrancado en Asturias. Un responsable sindical debe reclamar y batallar por el máximo bienestar de sus representantes, al tiempo de producir los mejores acuerdos en términos de realismo.

Y ahí estamos, pero también tengo que deciros que veo que ya es posible dejar la minería asturiana y española casi en su actual dimensión durante muchos años. Que Europa y el contexto energético mundial lo permiten y que la población de las Cuencas, los sindicatos y la izquierda política deben sumar sus esfuerzos para conseguirlo.

Pero si es verdad, como bien dices, que nosotros hemos venido manifestando nuestra preocupación por la evolución negativa según los objetivos del Plan en producción, plantilla y recolocaciones, a lo que hay que sumar, como dije anteriormente, la decisión unilateral del Gobierno de enviar a Bruselas su planificación, que propone una reducción de un millón de toneladas que coincide a su vez con un nuevo organigrama de Hunosa de conformar dos áreas de producción de centros de trabajo: Nicolasa-Montsacro, María Luisa-Sotón.

Nosotros hemos mostrado nuestra disposición de dar una respuesta de movilización de todo el sector minero en el conjunto del Estado, y así lo hemos trasladado a FIA-UGT.

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