Los 86 mineros de Antracitas de Gillón, Cangas del Narcea (Asturias), llevan más de dos semanas acampados ante la mina y movilizándose en defensa de sus empleos y de unos salarios y condiciones laborales dignas. La respuesta del empresario ha sido deAntracitas de Gillón pertenece a García-Munté, una empresa multinacional con sede en Barcelona. Llegó a tener 1.200 trabajadores pero ha ido prejubilando prácticamente a todos. “Quedan unos pocos de oficinas”, explica uno de los trabajadores en lucha.

La empresa recibe miles de millones de ayudas públicas cada año como parte del Plan de la Minería 1998-2005 pero incumple el compromiso recogido en ese plan según el cual por cada once prejubilados debería incorporar cuatro nuevos trabajadores fijos. El empresario prefiere recurrir sistemáticamente a la subcontratación. “Aquí, unos pertenecemos oficialmente a una contrata (Induminer) y otros a otra (Prosinves) pero es el mismo empresario el que decide todo”. Es un chanchullo para que no tengan representación sindical y dificultar la lucha por sus derechos (por ley, una empresa con más de 50 trabajadores debe tener comité de empresa).

Varios de los trabajadores nos explican sus condiciones laborales: “Estamos todos con contrato de fin de obra y te pueden echar cuando quieren. Nos pagan por metros, lo que significa que trabajas siete horas pero lo haces a un ritmo agotador, es como trabajar el doble”. “Si tienes un accidente te echan y adiós muy buenas”. “Y si protestas”, añade otro compañero que acaba de sumarse a la conversación, “¡olvídate de volver a currar en esta o en otra contrata de la zona!”.

‘La gente se cansó de aguantar’

“Hasta ahora no teníamos organización ninguna y el empresario aprovechaba la división para hacer lo que quería. No nos pagaba los salarios que él mismo determinó casi ningún mes, lo que pasa es que un mes lo hacía con unos y otro con otros y no nos uníamos, pero este mes cometió el error de pagarnos mal a todos” . “La gente se cansó de aguantar”, continúa otro compañero, “el 16 de enero a mí me avisaron que los compañeros del relevo de por la mañana no entraron a trabajar y que me preparase. Pero hablé con mi compañero y dijimos que si los compañeros no entraban nosotros tampoco. No entró nadie, nos unimos y paramos la producción. Al día siguiente volvimos a trabajar y el empresario dijo que tendríamos una reunión al miércoles siguiente, nos reunimos en asamblea y elegimos a varios compañeros para que nos representasen”.

Uno de los compañeros que asisten a esas reuniones continúa explicando como estalló la lucha: “El miércoles el empresario no se presenta. Llega el viernes y se presenta con el despido de 36, todos los de una de las contratas, a ver si así nos acojonaba y bajábamos la cabeza, pero el resto de compañeros se mantuvo firme y entonces dijo que nos echaba a todos. Desde entonces estamos sin cobrar y en lucha, acampados delante de la mina para evitar que se saque la producción y que entre nadie a trabajar. Ese carbón o lo sacamos nosotros o no lo saca nadie”.

Dura negociación

La negociación está siendo muy dura. “De momento nos marean, palabras y más palabras, pero nada concreto. El empresario se ha mostrado dispuesto a ceder en algunas cosas y readmitirnos pero estamos pendientes de que acceda a pagarnos unos salarios justos y mejore otras cuestiones”. “El empresario tiene un problema —añade otro de los compañeros—, él está aquí para chupar las ayudas del Plan General del Carbón 1998-2005, pero si cierra la explotación antes del 2005 perdería más de 7.000 millones de pesetas. Hemos presentado una exigencia de unos salarios y condiciones mínimas que creemos que debemos tener y estamos esperando su respuesta”.

El campamento ha sido construido por ellos mismos con material aportado por gente de la zona: toldos, varillas metálicas, madera, mesas... Varios propietarios de bares les llevan diariamente comida y compañeros de otras empresas pasan a mostrar su apoyo. “Hay mucha gente en estas mismas condiciones, en la cuenca del Narcea hay alrededor de 800 mineros y más de 300 están subcontratados en condiciones, como las nuestras o peores”. A menudo los empresarios recurren a prácticas típicas en otros sectores, como los tristemente famosos “pistoleros” de la construcción: no cotizan a la Seguridad Social los fines de semana o durante los períodos vacacionales por el trabajador, incumplen reiteradamente las medidas de seguridad... “Comparados con otras empresas somos privilegiados, hay gente que cobra 80.000 pesetas al mes, trabajadores que hacen dos relevos seguidos, con condiciones de seguridad mucho peores que las nuestras. Nosotros hemos podido unirnos porque estamos todos igual, pero en otras empresas la patronal juega con la división entre fijos y subcontratados”.

‘Habrá que radicalizar la protesta’

Cada día se reúnen a primera hora en asamblea y deciden las movilizaciones del día, tienen un cuadrante en el campamento con las tareas a realizar y los relevos para hacer guardia en el campamento durante las 24 horas del día.

“¿No creéis que el mejor camino para ganar es extender vuestra lucha y buscar el máximo de solidaridad con ella?”, les preguntamos. “Hombre, eso estaría muy bien. Hay comerciantes de la zona que han dicho que están dispuestos a parar en solidaridad, también hemos hecho un llamamiento público a los trabajadores de otra empresa, donde han despedido a varios eventuales, a unirnos pero de momento no hemos tenido respuesta. De momento estamos a la espera y movilizándonos cada día en Cangas pero si no hay solución habrá que radicalizar la protesta y toda la ayuda que podamos recibir será fundamental”.

“Las contratas han sido creadas por gobierno y empresarios para saltarse todas las normas a la torera y pisotear todos los derechos de los trabajadores”

Este artículo ha sido escrito por uno de los trabajadores en lucha de Antracitas de Gillón, en él se denuncia no sólo su caso en particular sino la situación que viven los mineros que trabajan en las contratas. Por motivos de espacio, no hemos podido publicarlo en estas páginas, pero está disponible en la web (www.elmilitante.org) en el apartado SINDICAL.

Envía faxes de solidaridad a CCOO de Cangas del Narcea

(985 810 866) y de protesta a Antracitas de Gillón (985 229 885)

y García-Munté (932 454 107).

También e-mails de protesta a: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

y copias de todo ello a: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

Solidaridad con los trabajadores de contratas de Antracitas de Gillón

BBVA - 0182 - 1212 - 41 - 0201507526

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