El anuncio del gobierno de reducir en un millón de toneladas más la producción de carbón y concentrar actividades en algunos pozos vuelve a sembrar incertidumbre sobre el futuro de la minería. El SOMA-UGT se manifestó inicialmente a favor de una huEl año pasado, las direcciones de CCOO y UGT aceptaron un acuerdo que suponía cierre de pozos y más reducciones de plantilla y producción a cambio de vagas promesas de reindustrialización y de nuevas incorporaciones a la plantilla. La CSI convocó movilizaciones contra esta nueva reconversión y el sector crítico de CCOO rechazó el acuerdo pero no apoyó las movilizaciones. Esta nueva reducción evidencia que aquello no solucionó nada, sólo una lucha unitaria y masiva puede frenar los planes del PP y la burguesía.

Las direcciones de CCOO y UGT tienen la obligación de encabezar un proceso unitario de movilizaciones, una lucha generalizada y continuada que vincule la batalla por mantener el sector minero con la exigencia de reindustrialización de las cuencas. La huelga general estatal en el sector debería ser un primer paso pero, según las últimas declaraciones de Villa (dirigente del SOMA), las direcciones estatales de CCOO y UGT se niegan a darlo. La solución no es cruzarse de brazos. Los dirigentes regionales del SOMA y CCOO tienen fuerza suficiente para organizar una huelga general en las cuencas que continúe con la extensión de la lucha a toda Asturias y a escala estatal.

Debemos exigir el cumplimiento de todos los compromisos, empezando por las recolocaciones pactadas y el mantenimiento de la producción, pero además hay que pasar a la ofensiva, obligando a que se acometa de una vez una verdadera reindustrialización de las cuencas, que genere empleo estable y de calidad. Las comarcales de CCOO y UGT, así como otras fuerzas como la CSI, a buen seguro se sumarían a una lucha en estas líneas y los mineros y la población de las cuencas respondería masivamente.

Unificar y extender la lucha

La reconversión en las comarcas mineras no afecta solamente al sector minero, por eso es necesario hacer un llamamiento a toda la población. Los últimos vestigios de la actividad siderúrgica se encuentran también a punto de desaparecer. Al cierre de METALSA se une ahora la inquietud por el futuro de PERFRISA, la última instalación que queda de la antigua Ensidesa. Debemos evitar que se destruya más empleo y se liquiden más empresas, es necesario vincular la supervivencia de PERFRISA a la lucha global contra el desmantelamiento industrial.

También en la minería privada se están produciendo conflictos derivados de las precarias condiciones de trabajo. El último, Antracitas de Gillón, del que se informa en este mismo número. La lucha de los trabajadores subcontratados (en huelga desde el 28 de enero) por la readmisión y por mejorar sus condiciones económicas y de seguridad, es parte de la lucha de todos por detener la agresión a nuestras condiciones de vida. Ahora la empresa amenaza con el cierre. Los dirigentes sindicales de la minería deben responder de forma contundente, convocando urgentemente movilizaciones en apoyo a estos compañeros e incorporando sus reivindicaciones —y en general la lucha contra la subcontratación— a las reivindicaciones generales de cualquier movilización general del sector. Los sindicatos deben forzar al Estado, que otorga ayudas millonarias a estos empresarios a fondo perdido, a intervenir para que cumplan los compromisos contraídos. Al tiempo hay que exigir la integración de los trabajadores subcontratados en las plantillas y, en caso de que el empresario de Antracitas mantenga su amenaza de cierre, luchar porque el Estado se haga cargo de la empresa y garantice todos los puestos de trabajo.

Extender y unificar las luchas, asumir las reivindicaciones de los diferentes conflictos, es la mejor garantía para poner al gobierno y la patronal contra las cuerdas. El gobierno de la derecha es ahora más débil que nunca. Las movilizaciones contra los ataques a la educación pública, por la catástrofe del Prestige, contra la guerra, lo reflejan. La huelga general del 20-J demostró una vez más que podemos enfrentarnos a la patronal y al gobierno y hacerles retroceder.

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