“Hay que recuperar la acción sindical de trinchera, la cotidiana, hay impregnar de ideología al Sindicato para volver a convertirlo en un instrumento al servicio de los trabajadores”El Militante.— Denunciáis el incumplimiento del acuerdo del 3 de agosto de 2001 que posibilitó el desmantelamiento del Campamento de la Esperanza de la Castellana y estáis planteando volver a las movilizaciones, de hecho teníais previsto celebrar manifestaciones en el mes de febrero en Madrid que el delegado del Gobierno ha prohibido...

Adolfo Jiménez.— El Sr. Ansuátegui, delegado del Gobierno en Madrid, ha prohibido que nos manifestemos los martes y jueves de febrero basándose en que nuestras movilizaciones son reiterativas. Nosotros pusimos un recurso que no fue admitido, por lo que fuimos al Tribunal de Justicia y el juez dictó una sentencia bastante pintoresca: su argumento central para fallar en contra nuestra ha sido que “eso de las manifestaciones es algo de la prehistoria, de hace cincuenta años, que hoy hay tecnologías, que podemos protestar por Internet”.

Evidentemente este asunto lo vamos a llevar al Tribunal Constitucional, porque además esto ya no sólo afecta a los trabajadores de Síntel, es un recorte brutal a los derechos democráticos.

EM.— Después de año y medio, ¿Telefónica y el Gobierno han incumplido el acuerdo? ¿No habéis recibido ninguna oferta de empleo?

AJ.— En todo este tiempo, esta Asociación no ha recibido ni una sola oferta de trabajo, ningún contrato donde se diga: esta es la empresa, esta es la fecha, estas son las condiciones. Además, por si hay alguna duda, hemos declarado públicamente, al ministro de Ciencia y Tecnología, a los grupos parlamentarios y a quien le interesara, que si un trabajador de Síntel ha rechazado un contrato de trabajo queda desvinculado del acuerdo. Al día de hoy nadie ha podido presentar ningún rechazo, por la sencilla razón de que no ha existido ninguna oferta de empleo.

EM.— Sin embargo, el pasado 28 de enero, el Consejo Confederal de CCOO aprobó una resolución en la que da por cumplidos los compromisos adquiridos por las partes en los acuerdos y entre otros datos de una relación de empresas del sector que, entre todas, ofertan 670 empleos. ¿Qué valoración hacéis de esta resolución?

AJ.— En primer lugar, repito, esta asociación no ha recibido ni una sola oferta de trabajo, lo que dice esa resolución es falso. De hecho, el 18 de marzo de 2002 el propio Ignacio Fernández Toxo, secretario general de la Federación Estatal del Metal, mandó una carta al director general de Telefónica, con copia a la directora general de Trabajo, en la que haciendo balance de las gestiones para la recolocación de los trabajadores de Síntel se reconoce que no hay nada, no hay ofertas de empleo que merezcan tal nombre. Sí hay cartas pidiendo currículums, burós-fax, etc. pero, insisto, ni un sólo contrato encima de la mesa, nada concreto.

EM.— Entonces, ¿a qué se debe esta resolución que, además de lo antes referido, exige a todas las organizaciones y estructuras de toda la Confederación de CCOO el acatamiento de la actuación de la dirección sindical confederal en este tema?

AJ.— El problema es que los trabajadores de Síntel hemos cuestionado muchas cosas. En la Castellana cuestionamos al gobierno del “España va bien”, además recién salido con mayoría absoluta. También cuestionamos sus privatizaciones.

Hemos hecho una denuncia desgarradora del capitalismo especulativo, corrupto y delincuente, el capitalismo financiero, apuntando en concreto a Telefónica.

También hemos denunciado a los grandes grupos mediáticos que ocultaron nuestra lucha todo lo que pudieron.

Y por supuesto, y aquí es donde le duele a la actual dirección de CCOO, cuestionamos un modelo sindical burócrata acomodado. Cuando denunciamos las privatizaciones, también apuntábamos con el dedo acusador a aquellos que habían aprobado, apoyado y bendecido estas privatizaciones, aludiendo directamente a las direcciones de CCOO y UGT.

Hemos explicado, y demostrado en la práctica, que a un trabajador le roban el salario, le cierran su futuro laboral y tiene que pelear. Esto se hace con los trabajadores en asambleas, dando la cara, votando propuestas en esas asambleas; no siendo un tapón para las reivindicaciones de los trabajadores; no corriendo con la manguera junto con la Dirección General de Trabajo a apagar los conflictos laborales cuando éstos estallan porque los trabajadores no aguantan más. Esa es la acción sindical que conoce el secretario general de la Federación Estatal del Metal de CCOO, yendo a los conflictos con las recetas de siempre (planes sociales, prejubilaciones), que en empresas como Endesa o Telefónica, por ejemplo, no tienen ningún sentido.

Todo esto lo hemos cuestionado, además con la constatación de que la acción sindical que reivindicamos ha dado resultados; esto es lo que explica que la actual mayoría de la dirección de CCOO sea tan hostil hacia nosotros y quiera eliminarnos, porque somos un referente peligroso para su estrategia sindical.

EM.— Entonces ¿cuál fue la actuación de la dirección confederal durante el conflicto y más concretamente de la Federación Estatal del Metal de CCOO?

AJ.— En primer lugar me gustaría decir que si no llega a ser por la Confederación de CCOO no hubiéramos aguantado ni quince días en la Castellana. Quiero dejar claro este punto. Partiendo de esto, una cosa es el sindicato, la Confederación, y otras sus dirigentes. ¿Qué opinarían los más de 800.000 afiliados de CCOO si supiesen que al responsable de la Sección Sindical Intercentros de CCOO de Síntel —con más de 1.400 afiliados y presidente del Comité Intercentros, después de años de movilizaciones con más de 200 huelgas, haciendo frente a la presión de los Mas Canosa, del gobierno del PP, de la multinacional Telefónica...— no se le ha invitado a asistir a ningún organismo del Sindicato a explicar la situación de Síntel?

Es más, cuando el anterior secretario general del Metal de Madrid, Julián Gilaberte, convocó un consejo federal regional del Metal en el que íbamos a intervenir, el Metal estatal disolvió la Ejecutiva del Metal de Madrid sustituyéndola por una gestora.

El Consejo Confederal ha aprobado una resolución sin haber escuchado a los sindicalistas responsable directos. Hemos mandado cartas certificadas a Fidalgo y a todos los miembros de la Ejecutiva Confederal. Nadie nos ha contestado, nadie nos ha llamado para interesarse por nuestra opinión, ni para informarse a través nuestro de lo que está pasando con Síntel.

En cuanto a la acampada en sí, desde la Federación Estatal del Metal se nos presionó para que no acampáramos; por estas presiones nos retrasamos diez días sobre la fecha prevista, hasta que dijimos hasta aquí hemos llegado. Con siete nóminas sin cobrar, con 1.200 trabajadores en un expediente de extinción de empleo, con el secretario del Comité de Madrid muerto de un infarto, con una suspensión de pagos sabiendo que la empresa había sido vaciada por los fascistas de Mas Canosa y Telefónica, no podíamos esperar más. Cuando impusimos la acampada, la dirección de la Federación no nos permitió a los representantes directos de los trabajadores de Síntel asistir a ninguna reunión donde se negociaba nuestro futuro. Su única obsesión era que desmanteláramos el campamento; su empeño llegó a tal nivel que ya al final querían que lo desmanteláramos por una promesa verbal del Gobierno que nosotros ni siquiera conocíamos. Exigimos un acuerdo por escrito y firmado por el Gobierno. Esto fue un elemento de tensión que estuvo a punto de provocar la ruptura televisada entre los trabajadores de Síntel y la dirección de las federaciones estatales del Metal de CCOO y UGT. Después los trabajadores montaron esta asociación y no nos permiten que participemos en el desarrollo de los acuerdos firmados por el Gobierno y Telefónica.

Ahora estamos asistiendo a una campaña de descrédito impresionante contra los trabajadores de Síntel, tachándonos de vagos, maleantes, a los que se nos ha ofertado empleo y no lo hemos querido. Esto lo está diciendo Telefónica, el Gobierno e increíblemente la dirección de nuestro sindicato, aquí no nombro a UGT porque este sindicato nos abandonó casi al principio.

Esto no queda aquí. El PSOE e Izquierda Unida están presentando en parlamentos autonómicos y ayuntamientos resoluciones para exigir al Gobierno y a Telefónica que cumplan el acuerdo y que impulse el proyecto empresarial propio que hemos presentado noso-tros. Ante esto, la dirección de CCOO está enviando la resolución que aprobó a los diputados y concejales del PP y a todos los ministros, para que no aprueben estas resoluciones.

A pesar todo tenemos resultados y han aprobado esta resolución el Ayuntamiento de Valencia, los Parlamentos de Castilla León, de Extremadura y de Cataluña.

En el Congreso, todos apoyan la resolución salvo el PP, y en el de Madrid la rechazaron arguyendo la resolución del Consejo Confederal de CCOO.

El último despropósito de la dirección del sindicato fue expulsarnos de los locales del sindicato, donde estábamos celebrando una asamblea, llamando a la policía. Somos 500 afiliados en Madrid, muchos con más de veinte años de antigüedad, y es increíble que la dirección del sindicato actúe así con nosotros. Vamos a exigir explicaciones al Confederal sobre esta actuación y pedir responsabilidades a quién ordenó la intervención de la policía antidisturbios.

EM.— Seguís con las medidas de presión ¿en qué las estáis centrando en estos momentos?

AJ.— Nuestra prioridad es solucionar la situación de los 1.200 trabajadores que seguimos en paro. Son ya 22 meses de paro, dentro de dos meses se acaba la prestación para 500 trabajadores y, aunque el expediente de extinción recoge que si no hay recolocación esta prestación será restituida, esto tendremos que ganarlo en la lucha, porque tanto Telefónica como el Gobierno, y lamentablemente nuestro sindicato, están diciendo que el acuerdo está cumplido.

Seguimos con la acción sindical en la calle, a pesar de las dificultades. Los trabajadores de Síntel estamos en 38 provincias y es difícil coordinar todas las acciones; lo que estamos haciendo es participar en todas la manifestaciones que hay en todo el Estado y los compañeros en cada provincia se las ingenian para seguir llamando la atención con pancartas en edificios, etc.

Por otro lado está el frente político, centrado en la resoluciones a las que me he referido antes.

También un frente muy activo es el legal. Por la vía penal hemos conseguido que estén imputados en una querella criminal, además de elementos de la familia Mas Canosa y algunos de sus cómplices, todo el consejo de administración de Telefónica del año 98.

Por la vía civil hemos impugnado el convenio de liquidación de la empresa, también hemos presentado dos contenciosos administrativos contra la Administración; uno por querer incumplir las condiciones con los prejubilados (querían quitar a cada jubilado 6.000 euros) y otro para exigir la reposición del derecho de desempleo al no haberse producido las recolocaciones.

Y por último, sobre nuestro futuro laboral, estamos dando la batalla para que nos permitan hacer realidad nuestro proyecto laboral propio, un proyecto de economía social llamado SINTRATEL. Se lo hemos presentado al ministro de Ciencia y Tecnología. Queremos jugar con sus reglas y en su propio campo. El equipo de gestión es independiente aunque el capital es de los trabajadores de Síntel y también estamos abiertos a capital privado, siempre manteniendo la mayoría del capital en manos de los trabajadores de Síntel. Según el informe de 2002 de Telefónica, de la Patronal del sector (Aniel), de la Comisión Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones, del Ministerio de Ciencia y Tecnología y de la operadora Auna, el sector va a tener un crecimiento en los próximos años del 20%, con lo que la viabilidad de la empresa, que tiene 6.000 millones de pesetas de capital y una plantilla con una profesionalidad demostrada con creces, está garantizada. En este sentido, estamos exigiendo, ya que Telefónica ha incumplido su compromiso de recolocar a 800 trabajadores, que la multinacional transforme estos puestos de trabajo en cartera de pedidos, por supuesto a precios de mercado, no queremos ningún privilegio, sólo queremos trabajar.

De momento la respuesta del Gobierno, que no puede argumentar nada en contra de esta propuesta, es el silencio, pero seguimos trabajando y presionando y somos optimistas.

EM.— Volviendo a la actuación de la dirección de CCOO. Desde El Militante pensamos que —en la situación actual de divorcio existente entre las aspiraciones de los afiliados de CCOO y los trabajadores en general, por un lado, y la acción sindical de la dirección del sindicato por otro— una campaña planificada, impulsada por vuestra parte, de resoluciones en asambleas, en secciones sindicales, etc., podría conseguir obligar a la dirección del sindicato a cambiar de actitud con respecto a la situación de los trabajadores de Síntel. ¿Tenéis pensado hacer algo en esta línea?

AJ.— Hemos recibido resoluciones de secciones sindicales, federaciones regionales, uniones provinciales, etc, que demuestran que efectivamente, la resolución aprobada por el 58% de los miembros del Consejo Confederal que asistieron, no representa realmente la mayoría del sindicato. Pero en estos momentos, como dije antes, tenemos una prioridad, que es el futuro de esas 1.200 familias. Además, pienso que a estas alturas de la película, después de la acampada, etcétera, viendo cómo nos intentan asesinar y siendo consciente de ello los que están en las estructuras del sindicato, estas resoluciones, explicaciones al confederal, etc., deben ser iniciativa propia de los compañeros del sindicato.

Yo sigo pensando que el sindicato se puede cambiar desde dentro, estamos dando una batalla para convencer a los compañeros de que no se vayan del sindicato, que, por cierto, es lo que la actual mayoría dirigente quiere.

Pienso que hay que impregnar al sindicato de ideología; por ejemplo, en las elecciones un sindicato de clase no puede mantenerse neutral, hay que pedir el voto a la izquierda, yo no digo a un partido específico, pero sí claramente a la izquierda. Después, en la defensa de los trabajadores hay que enfrentarse a políticas regresivas, vengan de un gobierno de izquierda o de derecha; en el fondo yo creo que lo está detrás de la proclama de la neutralidad es que, como no creen en la movilización, en la lucha, quieren llegar a los despachos ministeriales y llevarse bien.

Muchos dirigentes llevan muchos años pisando moqueta de despachos ministeriales y se han olvidado de pisar el asfalto de los polígonos industriales.

Hay que recuperar la acción sindical de trinchera, la cotidiana, hay impregnar de ideología al sindicato para volver a convertirlo en un instrumento al servicio de los trabajadores.

Entrevista realizada por Carlos Ramírez (Comité de Redacción de El Militante) y Conchi Garbi (Comité Intercentros de Telefónica Móviles España por CCOO)

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