El pasado 16 de noviembre, 150.000 personas volvíamos a inundar las calles de Compostela tras el lema Nunca Máis para protestar contra los principales responsables de la catástrofe del Prestige, que cumple ahora un año: los gobiernos central y autonó

El pasado 16 de noviembre, 150.000 personas volvíamos a inundar las calles de Compostela tras el lema Nunca Máis para protestar contra los principales responsables de la catástrofe del Prestige, que cumple ahora un año: los gobiernos central y autonómico del PP.

Nadie olvida la incompetencia de la que hizo gala el Gobierno hace ahora un año: el problema no existía y por tanto no se suministró material de limpieza, lo que obligó a los marineros y voluntarios a ser ellos los que hicieran frente a la catástrofe.

Sólo después de las históricas manifestaciones de Nunca Máis, el PP empezó a entregar material y llevó al ejército. Una vez más, sólo la movilización demuestra ser eficaz.

No obstante, la ausencia de un plan de emergencia por parte del Gobierno y la Xunta siguió provocando errores dantescos producto de la improvisación (bidones llenos de fuel que vuelven a caer al mar, como en las Islas Cies, limpieza de rocas con agua dulce, lo cual machaca el ecosistema, etc.).

La explosión social que aconteció en Galicia obligó a la Xunta a cesar a Corina Porro y eliminar a Cuiña (aunque más tarde premió con la Medalla de Oro de Galicia a Cascos).

Ayudas públicas

Sin duda, fue la movilización popular lo que provocó que se acelerara la entrega de ayudas a los afectados. Pero lo escandaloso es que estas ayudas se están ofreciendo a cambio de que los beneficiarios de éstas no presenten reclamaciones sobre nuevos daños en el futuro. Daños que inevitablemente acontecerán, al quedar más 23.000 toneladas de fuel flotando en el mar y 14.000 en el pecio. Además, las ayudas que se están entregando van descontándose de los 180 millones de euros que otorga el FIDAC (¡en concepto de indemnizaciones y no de ayudas!)

Por supuesto, los hay que hacen negocio de todo. Así, empresas como Inditex o El Corte Inglés desgravan millones a Hacienda gracias ha haber aportado una cierta cantidad en un telemaratón solidario.

Plan Galicia

El Gobierno se ha llenado la boca hablando del Plan Galicia y de cómo éste va a mejorar nuestra tierra (parece que esta Comunidad Autónoma está a punto de entrar en el G-7). Pero detrás de la propaganda y las mentiras, la realidad es que el Plan Galicia sólo es un espejismo.

Este Plan contempla la inversión de 12.459 millones de euros para reactivar nuestra economía. Sin embargo, lo cierto es que de estas cifras, tan sólo 5.200 millones corresponden realmente a nuevas partidas (es decir, sólo el 41,7%) El resto no es más que una pura reasignación de proyectos anteriores ya presupuestados.

Pero además, una de las piedras angulares del Plan, el Puerto Refugio de A Coruña no existirá (si lo hace finalmente) hasta 2013.

Los Presupuestos Generales del Estado demuestran que el Plan Galicia va camino de quedarse en agua de borrajas: del total del presupuesto estatal asignado a Galicia (1.045 millones de euros), tan sólo un 7% va destinado a desarrollar el Plan Galicia.

Además, la parte de los Presupuestos Generales del Estado destinada a Galicia supone el 4,59% del total de los Presupuestos, mientras que la población gallega supone el 6,49% de la población estatal, con lo que se invierte en Galicia dos puntos porcentuales menos de lo que correspondería a su peso demográfico, ¡y esto en un año de catástrofe!

Ausencia de medidas

de seguridad marítimas

Lo más grave es que el PP sigue sin haber adoptado las medidas de seguridad necesarias para hacer frente a una nueva marea negra. Estos aspectos son completamente omitidos en el Plan Galicia.

Sigue sin existir un protocolo eficaz de emergencia (suponemos pues, que sigue en vigencia el protocolo de “mandar el barco al quinto pino”), no se dota de remolcadores cuando los existentes son viejos (25 años), de escasa potencia de tiro y ¡están en manos privadas! Sólo se promete un buque anticontaminación (Finlandia tiene once), no se moderniza el Sistema de Control de Tráfico Marítimo, que carece de tecnología (radares) y personal (a pesar del paro de trabajadores especializados que asola Galicia), ni se dota de centros de almacenamientos de residuos. Eso sí, la Xunta promete llenarnos las playas de parking y chiringuitos, que suman puntos para conseguir banderas azules.

Tampoco se ha modificado seriamente la legislación internacional sobre monocascos ni el hecho de que las Sociedades de Clasificación (encargadas de certificar el estado de los buques) estén en manos privadas. Las presiones de armadores e industria petrolera han surtido efecto.

Sigue sin existir ningún control sobre las “banderas de conveniencia”, otra gran fuente de beneficios. Contratando tripulación de Bangla Desh, Sierra Leona o Filipinas se llega a ahorrar un 40% en salarios. La mano de obra suele ser inexperta (y no se entiende entre sí) pero trabaja mucho y barato.

El estado del litoral y los efectos del fuel sobre la pesca

El PP nos bombardea a diario con la idea de que el fuel ha desaparecido de las costas y que éste no ha afectado en absoluto a la economía. La realidad es bien distinta.

El 50% de la población gallega vive del mar. Hablamos de 40.000 puestos de trabajo entre marineros (24.902), mariscadores (4.000), mejilloneros (13.000) o conserveros.

De los 76 sectores económicos productivos de Galicia 63 se relacionan directa o indirectamente con el mar.

Según el Instituto Marítimo de Vigo el vertido ha afectado al 100% de la navaja en La Lanzada, de la almeja en Ribeira, del percebe en Ons, las Islas Cies y la Costa da Morte, así como a la reproducción del pulpo común, el choco, calamar y pulpo cabezón. En total esto ha supuesto 26.000 toneladas de pérdida en capturas, unos 50 millones de euros sólo en subastas de lonja.

A su vez, el desastre ecológico ha sido gravísimo y a día de hoy sólo las playas que suponen el 35% del litoral gallego pueden considerarse algo limpias. La Red Natura 2000 de Espacios Protegidos está afectada (en diferentes grados) en las siguientes zonas:

Parque Natural de Islas Cies y Corrubedo, Sisargas, Carnota, Monte Louzo, Costa Vela, Islas de Ons y O Grove y Costa da Morte.

Pero además, la contaminación se ha trasladado también al interior, al almacenarse en diversos puntos de la geografía gallega grandes cantidades de fuel con el fin de ser incinerado (el humo de los hidrocarburos se adhiere a las grasas y leche animal, incluida la leche materna).

Frente a la propaganda oficial, que habla de que “hoy la costa está mejor que antes del Prestige” y de que “aquí no ha pasado nada”, es evidente que el daño causado a la economía gallega por el vertido del Prestige ha sido y será de gran calibre.

Y lo cierto es que no se ha adoptado ninguna medida preventiva contra futuras catástrofes. Un nuevo accidente como el del Prestige volvería a causar el mismo daño.

Las organizaciones políticas y sindicales de la izquierda deben continuar la movilización para obligar a la Xunta y al Gobierno central a adoptar las medidas necesarias, en materia de seguridad y de industrialización y reactivación económica de Galicia. Si el PP no accede a nuestras reivindicaciones la izquierda debe empezar a preparar el terreno para la convocatoria de una huelga general que desaloje a la derecha de la Xunta y el Gobierno Central.

Miguel Acuña

Sindicato de Estudantes

Santiago de Compostela

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