Durante la movilización contra los despidos en Antena 3, los trabajadores rechazaron la última propuesta de la empresa (ver artículo en el número 166), lo que hizo que ésta remitiese las condiciones del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) al miDurante la movilización contra los despidos en Antena 3, los trabajadores rechazaron la última propuesta de la empresa (ver artículo en el número 166), lo que hizo que ésta remitiese las condiciones del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) al ministerio de Trabajo, que lo aprobó a pesar de que previamente, en el informe que emitió la Dirección de Trabajo de la Comunidad de Madrid, se decía, entre otras cosas, que “no había causas económicas que justificasen el recorte de plantilla” (Cadena SER)

El ERE autoriza 215 despidos con una indemnización de 30 días por año trabajado y 3.000 euros, supeditado, según informaba Gaceta de Prensa, a que “los empleados tenían que terminar con el clima de crispación y sentarse a negociar”.

Pero el “clima de crispación” lo generó Carlotti (directivo del grupo Planeta), que a través del chantaje y con el apoyo de Zaplana, puso sobre la mesa una subida en la indemnización hasta 15.000 euros a cambio de que se desconvocase la huelga indefinida planteada por el comité de empresa para el día 17 de noviembre.

Aprovechando el fin de semana se generó una “caza de brujas”. Todos los que aparecían en la lista negra de los despedidos habían participado activamente en la lucha. Carlos Hernández (corresponsal en la guerra de Iraq) era uno de los elegidos porque a Carlotti no le gustó que apareciese con la pegatina de “No a los despidos en Antena 3” cuando testificó en la querella por el asesinato del cámara José Couso. Arturo Domínguez, tras emitir su pieza en los informativos del domingo, recibió la visita del guardia de seguridad que le comunicó el despido y le acompañó hasta la puerta.

El lunes 11 de noviembre se celebró una asamblea en la calle. Entre la plantilla reinaba la indignación y la impotencia, ya que les prohibieron reunirse dentro de las instalaciones. Se planteó por parte del comité aceptar las indemnizaciones para que los trabajadores que ya estaban despedidos pudiesen acceder a los 15.000 euros, lo que se aprobó por aclamación. Los casi 15 días de huelgas que llevaban a sus espaldas, sumados a la falta de decisión del comité a la hora de enfrentarse con el, como ellos mismos han calificado, “chantaje” de la empresa que les obligaba a desconvocar la huelga indefinida, tuvieron que ver en ello.

Una vez más los trabajadores han sido un ejemplo de lucha, participando activamente en cada una de las huelgas y manifestaciones convocadas por el comité de empresa, en defensa de los puestos de trabajo. Pero la dirección de la lucha tenía que haber planteado, desde el principio, que no se iba a aceptar ni un sólo despido, que se seguiría la lucha contra el ministerio de Trabajo si era necesario y que se extendería, en primer lugar, a otros compañeros del sector y al conjunto de los trabajadores, precisamente para que no quedara aislada y Antena 3 jugara con el desgaste y el aislamiento para imponer sus planes.

Que la empresa con la presión ejercida en las primeras jornadas de huelga tuviera que rectificar sus intenciones iniciales de despedir a 700 trabajadores, demuestra que había capacidad para continuar con la movilización y que es el único camino.

Una vez más la mayor responsabilidad es la dirección estatal de CCOO que no ha dicho esta boca es mía en todo el conflicto, salvo el ofrecimiento a última hora de asesoría legal “gratis” para tratar de forma diferenciada (¡¿hay diferencias?!) a cada uno de los 215 despedidos. Si en lugar de esto se hubiera puesto a la cabeza del movimiento, poniendo los enormes recursos del sindicato a disposición de los trabajadores con una campaña de solidaridad estatal contra los despidos, otro gallo hubiera cantado.

Las direcciones de los sindicatos tienen que abandonar de una vez por todas la política de paz social que sólo beneficia a los empresarios que se ven respaldados por el gobierno para despedir a su antojo y llevar a la clase obrera a un empeoramiento de las condiciones laborales. En poco tiempo veremos como estos puestos de trabajo serán reemplazados por contratos basura. Tanto clamar contra la temporalidad y dónde están Fidalgo y Méndez, cuando esto se podía haber evitado.

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