Puertollano ha vivido una lucha muy intensa protagonizada por los trabajadores de las contratas de Repsol exigiendo unas imprescindibles mejoras laborales. Ha sido un conflicto histórico ya que esta ciudad castellano manchega no vivía un movimiento aJuanjo López

Sindicato de Estudiantes

Puertollano ha vivido una lucha muy intensa protagonizada por los trabajadores de las contratas de Repsol exigiendo unas imprescindibles mejoras laborales. Ha sido un conflicto histórico ya que esta ciudad castellano manchega no vivía un movimiento así desde principios de los años 80. Este conflicto ha alcanzado esta importancia porque, tras el trágico accidente de agosto que costó la vida a nueve trabajadores, han salido a la superficie las lamentables condiciones laborales propiciadas por la subcontratación. En estas movilizaciones los estudiantes de Puertollano han participado en las luchas, codo a codo con los trabajadores.

La simpatía con esta lucha era generalizada en toda la ciudad: trabajadores de la plantilla de Repsol, trabajadores de otras empresas, amas de casa, jubilados y los estudiantes. Especialmente los estudiantes, por varios motivos: Es cierto que muchos de ellos eran hijos o hermanos pequeños de trabajadores de las contratas, también es cierto que toda la población es consciente de que el futuro de Puertollano depende del futuro del complejo petroquímico —que haya trabajo para todos o que la ciudad salte por los aires por la falta de seguridad— pero también, un motivo fundamental ha sido que los estudiantes eran plenamente conscientes de que el futuro laboral que les espera está marcado por la subcontratación y la sobreexplotación.

La derecha se ha empeñado por empeorar las condiciones laborales de los trabajadores a fin de aumentar la tasa de beneficio de los empresarios: privatizaciones, prejubilaciones y reconversiones, masiva subcontratación y recortes salariales, aumento de ritmos de explotación y de jornada laboral, falta de derechos sindicales y un largo y penoso etcétera. Por eso, para la juventud de Puertollano esta lucha también era la suya: la lucha de los trabajadores subcontratados de Repsol era la lucha por el futuro de la juventud.

El Sindicato de Estudiantes, recogiendo y organizando esta situación, convocó una primera Jornada de Lucha en apoyo a los trabajadores subcontratados el 9 de octubre. La manifestación fue todo un éxito participando mil estudiantes en una ciudad de 50.000 habitantes. Además, un grupo de mujeres de los trabajadores participaron con nosotros y gente de la ciudad también se sumó. El día anterior los trabajadores habían sufrido una carga policial y la indignación en todo Puertollano era evidente. Por eso, planteamos dar un paso adelante si los empresarios no aceptaban las reivindicaciones de los trabajadores: convocamos una huelga general de estudiantes para el 14 de octubre y una marcha hasta el complejo petroquímico. El éxito volvió a ser rotundo, el paro en los institutos fue del 90%, secundando la huelga hasta la educación concertada y, además, centenares de mujeres de los trabajadores se sumaron a la convocatoria y vinieron con nosotros en la marcha.

La inyección de apoyo y de solidaridad que esta marcha provocó en los trabajadores de las contratas se reflejó en el entusiasmo con el que fuimos recibidos al llegar a la factoría. Volvieron con nosotros a Puertollano en una manifestación de 3.000 personas que impulsó a que los dirigentes sindicales tuvieran que dar un paso en la lucha convocando una manifestación de todo Puertollano el día 15 por la tarde. Esa manifestación con más de 15.000 personas fue histórica y nadie recordaba algo así. Para el martes 21, si Repsol y las empresas no retrocedían en sus planteamientos teníamos convocada una nueva huelga general de estudiantes que queríamos extender a Ciudad Real y la Universidad.

No fue necesario, ya que finalmente la lucha obtuvo sus frutos y se consiguió un acuerdo que suponía un paso adelante, logrando arrancar mejoras importantes a la patronal demostrando, una vez más, que sólo la movilización y la lucha sirve para ello y no la “buena” voluntad de los empresarios que se limita a robar lo más posible a los trabajadores.

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