Jueves 14 de agosto, 8:15 h.: La matutina tranquilidad de Puertollano se quiebra por el sonido de una fuerte explosión. “La refinería…?”, se pregunta la gente. Desde el barrio de El Poblado se ven las llamas coronadas por una densa columna de humo, aManolo Franco

CCOO · Madrid

Jueves 14 de agosto, 8:15 h.: La matutina tranquilidad de Puertollano se quiebra por el sonido de una fuerte explosión. “La refinería…?”, se pregunta la gente. Desde el barrio de El Poblado se ven las llamas coronadas por una densa columna de humo, al otro extremo, desde el barrio de Las Seiscientas, un cielo negruzco detrás de la colina. Así lo ven los que no se juegan la vida:

“Los sistemas de seguridad se han cumplido con enorme rigor (…) No hay posibilidad aún de decir la causa del accidente” (Alfonso Cortina, presidente de Repsol-YPF, Diario Lanza, 15 de agosto).

“No hay ninguna posibilidad de que el fuego ocasionado por la explosión de la refinería de Repsol afecte a la población de Puertollano” (Eduardo Zaplana, ministro de Trabajo, Ídem).

“Serenidad y prudencia (…) Aún en el peor de los casos no habría motivos para poner en marcha el plan de emergencia exterior” (José Bono, presidente de Castilla-La Mancha, Ídem).

“Es una tragedia pero es así. Somos una población con pocos recursos y la refinería salvó la situación, hoy Puertollano es una ciudad próspera” (Casimiro Sánchez, alcalde de Puertollano, El País, 15 de agosto).

Cándido Mendez destaca de Alfonso Cortina “su interés sincero y profundo” por averiguar las causas de la explosión (El País, 16 de agosto).

“CCOO y UGT exigirán a Repsol que analice las causas del accidente” (Lanza, 17 de agosto).

¡Cuánto difieren estas declaraciones del sentir de los trabajadores! El lunes 19, primer día laboral después de la explosión, los trabajadores de subcontratas de Repsol se concentran en la puerta y deciden parar tres días en señal de duelo por los trabajadores fallecidos. Estos son algunos de los comentarios, así lo vemos los que nos jugamos la vida en los tajos:

“…Nos encontramos indefensos, subyugados, tratados como si fuéramos menos que hombres. (…) Las condiciones de trabajo son nefastas y todos los días nos estamos jugando la vida (…) Las prisas, la producción rápida y sin parones, los beneficios están por encima de la seguridad (…) El pueblo ha estado a punto de reventar y nadie ha hecho nada” (Lanza, 19 de agosto).

Por otra parte, la seguridad de la población ha quedado desmentida por los propios bomberos y el informe del Comité de Empresa de Emergencias Ciudad Real.

Expresadas por los propios protagonistas, estas son las auténticas causas por las que ocho trabajadores han perdido la vida de la forma más horrible que se pueda imaginar. Es la misma causa que está detrás del alto índice de siniestralidad laboral: el ansia de beneficios, el aumento de la explotación para reducir costes, la eventualidad permanente que les permite usar mano de obra barata y disponible en cualquier momento, ritmos de trabajo insoportables, subcontrataciones injustificadas para reducir los salarios y tener divididos a los trabajadores. En el sector de la construcción es donde más lejos ha llegado la subcontratación, la que ostenta el primer puesto de obreros fallecidos… un suculento negocio para los capitalistas.

Esta es la verdad que hay detrás de la tragedia de Puertollano, y que los auténticos responsables (Repsol y empresas subcontratadas) quieren ocultar. Pedir que ellos investiguen las causas del accidente es pedir al delincuente que juzgue sus crímenes.

Las direcciones de CCOO y UGT, siendo conscientes de esta realidad, deberían dejarse de ambigüedades y leyes de inútil cumplimiento. La auténtica prevención laboral empieza acabando con la eventualidad, la subcontratación y los salarios míseros que no nos permiten vivir sin necesitar echar horas extras. Y esto no se consigue con buenas palabras, en una mesa de negociación. Es necesario movilizarse, como lo hicieron a principio de verano los trabajadores de subcontratas de Aceralia (Asturias); como lo han hecho los de subcontratas de Repsol tras la explosión en la refinería de Puertollano y la brutal muerte de sus compañeros, que ha provocado la ira de los trabajadores y la indignación de la población.

Ante la pasividad con que los sindicatos y organizaciones de izquierdas han respondido a este trágico “accidente”, los trabajadores de subcontratas, dando un ejemplo de dignidad, iniciaron un paro espontáneo el 18 de agosto al que se puso fin el viernes 22, tras un principio de acuerdo alcanzado en Toledo con la mediación de la Junta de Comunidades. El acuerdo prevé dar, en el plazo de quince días, un plan de cumplimiento de las reivindicaciones, todas ellas en materia de seguridad en el complejo, planteadas por los trabajadores.

Los trabajadores de subcontratas se organizaron eligiendo una comisión en la que están representados la mayoría de las empresas subcontratadas. A través de su lucha han obligado a sentarse a negociar a Repsol, única responsable de lo ocurrido.

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