Los trabajadores de Naval Gijón iniciamos el año 2004 de la misma forma que terminamos el 2003. La dirección del astillero presenta al Comité de Empresa y a la autoridad laboral un nuevo expediente de Regulación de Empleo.Los trabajadores de Naval Gijón iniciamos el año 2004 de la misma forma que terminamos el 2003. La dirección del astillero presenta al Comité de Empresa y a la autoridad laboral un nuevo expediente de Regulación de Empleo. En esta ocasión la diferencia con el presentado hace algo más de dos meses, y denegado por la Dirección General de Trabajo, es que afecta a 143 trabajadores de una plantilla de 182 y una duración de 12 meses en lugar de 18.

Cabe destacar en este sentido, y por muy increíble que parezca, que en todo este tiempo transcurrido desde que se denegara el anterior ERE, el Comité de Empresa no convocó ni una sola asamblea para debatir la situación en la que se encuentra el astillero y, lo que es peor, no elaboró una alternativa ante la amenaza de cierre que existe en estos momentos. Las razones son sencillamente las que vienen ocurriendo desde el último conflicto, UGT y CCOO se niegan a convocar asamblea general, fomentando un clima de división sindical importante.

UGT y CCOO, como viene siendo habitual, coinciden sistemáticamente con las tesis de la dirección de la empresa; es decir, reducción de otros 60 puestos de trabajo, subcontratar la obra actual y la futura que hipotéticamente se pudiera contratar, como está ocurriendo con el buque 603, el cual se construye en Ucrania con financiación pública, reducir la plantilla a 90 trabajadores, y la creación de un astillero de síntesis. De esta forma la empresa sería rentable y competitiva según la dirección del astillero y las federaciones de UGT y CCOO, que defienden esta solución como única alternativa al cierre, para lo cual piden la aportación de otros 2.500 millones de fondos públicos. Hay que recordar que Naval Gijón ha reducido 550 empleos desde su creación en 1984 y recibido más de 45.000 millones de las antiguas pesetas en ayudas públicas, de las que 15.000 millones fueron inyectadas en los últimos tres años en los cuales se eliminaron 212 empleos fijos y otros 200 eventuales. Ahora la empresa se encuentra en la peor situación de su historia. De ahí que hoy se esté presentando esta solución como adelanto al cierre definitivo.

Por indicación de la empresa, las federaciones de UGT y CCOO convocaron a los trabajadores a movilizarse en la calle previo a una reunión con la Administración del principado, con el fin de que ésta aportase más fondos para subvencionar 60 nuevas bajas y otras 10 del plan anterior. El sindicato CSI no ha participado, por considerar que esta solución es una temeridad que va contra los intereses de los trabajadores, porque lejos de favorecer una solución global, nos acerca más al cierre como podemos ver.

Ante la negativa del gobierno del principado de aportar más fondos al actual gestor Galo Baizán, la dirección del astillero responde con la presentación de un nuevo ERE, con la consabida amenaza de que si la Dirección General de Trabajo no aprueba el expediente, la empresa aplicará 60 despidos. El Comité de Empresa mantuvo una reunión el pasado 30 de diciembre con el director de Trabajo, en la cual nos informó que volverá a rechazar el ERE, y que sólo lo autorizaría si lo pacta con el Comité y la Empresa.

Los trabajadores volveremos a tener un mínimo respiro que debemos aprovechar para debatir una alternativa sindical unitaria y sin exclusiones ante una futura negociación.

La CSI propondrá a todos los trabajadores y a las federaciones de UGT y CCOO la convocatoria urgente de una asamblea general, para la cual el Comité debe elaborar una propuesta que necesariamente debe pasar por la creación de una mesa de negociación entre administraciones, empresa, comité y sindicatos, en la que se acuerde un plan de futuro basado en carga de trabajo, saneamiento financiero, inversiones, cese de los actuales gestores, mantenimiento de empleo, y control público por parte de las administraciones central y autonómica.

Los trabajadores de Naval Gijón no podemos permanecer pasivos ante esta situación, sabiendo que cualquier solución sería mala si ésta se produce con la plantilla en desempleo. Por todo ello, debemos de exigir un cambio de actitud por parte de las federaciones de UGT y CCOO, ante el estrepitoso fracaso de la estrategia sindical mantenida, la cual sólo ha servido para que Naval Gijón esté más cerca del cierre. La CSI promoverá la unidad de los trabajadores con el único fin de defender el empleo, pero bajo ningún concepto aceptaremos el chantaje de la empresa, ni las actitudes sindicales mantenidas por UGT y CCOO, que sólo han servido para reducir empleo y poner al resto de trabajadores a las puertas del despido, creando a su vez un clima de opinión negativo entre los ciudadanos/as por pedir fondos públicos para reducir empleo, en lugar de exigir una solución para mantener el empleo y la industria, signo de nuestra lucha a lo largo de veinte años.

Cándido González Carnero

Miembro del Comité de Empresa

en Naval Gijón · CSI

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