La Mina La Camocha es un pozo emblemático dentro de la minería asturiana. Allí nacieron, en el año 58 las primeras Comisiones Obreras. Medio siglo después, esta mina, en manos privadas, se encuentra en una situación de total incertidumbre respecto aMónica Iglesias

CCOO-Asturias

La Mina La Camocha es un pozo emblemático dentro de la minería asturiana. Allí nacieron, en el año 58 las primeras Comisiones Obreras. Medio siglo después, esta mina, en manos privadas, se encuentra en una situación de total incertidumbre respecto a su futuro, pese a que cuenta con reservas de mineral hasta, al menos, el año 2012.

Recientemente, sus trabajadores protagonizaron diversas movilizaciones, exigiendo el cumplimiento del convenio colectivo, el pago de salarios y la actualización de los mismos. Finalmente, se ha conseguido alcanzar un acuerdo en este punto, consistente en el cobro de los atrasos correspondientes al 2002 y el 2003, tanto para los trabajadores en activo como para los prejubilados de esos años, así como el cobro de becas y otras cuestiones.

Pero el problema central sigue siendo el futuro a corto plazo de la explotación, pues el empresario se queja de que no recibe las suficientes ayudas públicas para mantenerla abierta y hacer frente a los gastos. Discutimos sobre todo esto con Fredo, un miembro del comité de empresa, delegado por la Corriente Sindical de Izquierdas (CSI), así como con otros trabajadores afiliados a este sindicato.

La solución no es sencilla, pues como nos comenta Fredo, “una empresa donde la edad media ronda los 36 años, no puede plantearse sin más echar el cierre. Hay que buscar un plan de viabilidad, que no puede ser entrar en Hunosa a cualquier precio, sin respetar categorías, ni derechos adquiridos... además que no queremos que cierren La Camocha, es decir no queremos que desaparezca la explotación”.

Como señalábamos más arriba, la mina tiene reservas para muchos años, quizás demasiados si en la cabeza del gobierno está liquidar definitivamente la minería en Asturias en el 2010. Pero la situación parece difícil, máxime cuando las subvenciones que recibe el empresario no se utilizan para invertir en mejorar la productividad y cuando los sucesivos planes de prejubilaciones no se han paliado con la incorporación de personal cualificado. “Es un circulo vicioso. La mina no es productiva porque no se invierte, pero cuando reclamamos que se haga, la empresa dice que no tiene dinero. Las auditorías que se han hecho también dicen que la empresa tiene poco dinero, pero nosotros no podemos saberlo. Hay muchas formas de presentar la contabilidad. ¿Porqué la Administración no controla de verdad lo que se hace con el dinero?”.

La situación de la Camocha tiene su reflejo casi idéntico en otra empresa asturiana: Naval Gijón, inmersa en una crisis crónica desde hace años y donde recientemente, la plantilla aceptó una nueva regulación de empleo que supone un paso más hacia el cierre de este astillero. “Es cierto que estos empresarios son incapaces de sacar una empresa adelante. Solo son especuladores. Como Vitorino Alonso, en León, que se dedica a comprar minas y a cerrarlas para quedarse con el cupo de carbón y producirlo en otra explotación. Sólo les interesa meter dinero al bolso”.

En esta situación, preguntamos sobre la posibilidad de exigir la nacionalización de la mina para terminar con estas situaciones: “Sí, claro, que la mina se incorpore a Hunosa puesto que el Estado es, en la práctica, quien la está manteniendo... La postura de la CSI es claramente ésa. Es la única manera de mantener abierta la explotación, porque reservas de carbón tiene para muchos años”.

También en La Camocha se ha introducido masivamente la precariedad laboral a través de las subcontratas. Esta situación provoca no sólo situaciones discriminatorias intolerables, sino un problema añadido: la subcontratación divide a los trabajadores y dificulta la unidad de acción dentro de la misma empresa. “Esa gente es también parte de la mina, pero si cierra no tienen derecho a nada, vienen con contratos de fin de obra... no tienen nada. Pero cuando paramos, estuvieron con nosotros, incluso detuvieron a uno, ahora veremos en que queda la cosa, si tendremos que hacer una colecta... es difícil luchar contra la precariedad en estas empresas, los contratos están dentro de la ley”. Otro interviene: “el gobierno es el primero que consiente, que lo fomenta...”. Toda la conversación gira en torno a la subcontratación durante un buen trecho, y el sentimiento de impotencia ante esta situación es palpable. “¿Qué se puede hacer cuando el mal ya está hecho, cuando te encuentras que la subcontratación ya está dentro? En realidad, la ley está de parte de la empresa”.

Pensamos que sí se puede hacer, y mucho. En primer lugar, cualquier sindicato debe defender la misma postura en la empresa principal y en las contratas, exigiendo los mismos derechos y el mismo salario para esos trabajadores. Ofreciendo una cobertura sindical a los trabajadores de las subcontratas, desde la empresa principal, para evitar que se produzcan situaciones de abuso y discriminación hacia ellos, y en última instancia, reivindicando la incorporación de los trabajadores y la eliminación de las subcontratas. definitiva, oponiendo a la política de división de la patronal, la defensa de los intereses comunes de todos los trabajadores. Esto supone romper la dinámica llevada por la dirección de CCOO y UGT de los últimos años de enfocar los conflictos de manera aislada, rechazando sistemáticamente cualquier medida encaminada a unificar y extender las luchas.

Así lo entiende otro de los trabajadores presentes durante la conversación: “Lo más lógico es que nos uniéramos todos, pero eso es algo que tienen que hacer las uniones comarcales, que son quienes tienen capacidad para convocar una huelga general en la comarca, aunque en realidad el problema no es sólo de Gijón, es de Asturias entera”.

Coincidimos totalmente con esa opinión. El futuro de La Camocha, como el de Naval, Suzuki o los propios astilleros públicos, está íntimamente ligado entre sí y su supervivencia a medio plazo está condiciona a un cambio radical de la estrategia sindical seguida hasta el momento. La ofensiva de la patronal de los últimos años, y la postura de las direcciones sindicales de aceptar todo tipo de abusos y retrocesos, ha desarmado y desorientado a una buena parte de los activistas sindicales.

Recuperar los principios básicos del sindicalismo de clase y poseer una alternativa política al sistema capitalista es hoy necesario, no ya para transformar la sociedad en el futuro, sino para abordar de manera decidida y consecuente la defensa de los derechos y de las condiciones de vida de los trabajadores en el momento actual.

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