Hace unas semanas se presentó en asamblea la propuesta del nuevo convenio colectivo de Asturiana de Zinc. En realidad, lo que se presentó no fue tanto una propuesta elaborada por el Comité de Empresa, sino varias, en función de lo que demanda cada siHace unas semanas se presentó en asamblea la propuesta del nuevo convenio colectivo de Asturiana de Zinc. En realidad, lo que se presentó no fue tanto una propuesta elaborada por el Comité de Empresa, sino varias, en función de lo que demanda cada sindicato representado en el Comité. En todo caso, y dado que el SITAZ (Sindicato Independiente de Trabajadores de Asturiana de Zinc) tiene mayoría absoluta en el comité de empresa, parece que su plataforma es la que va a negociarse con la empresa.

La propuesta contiene pocos o ningún avance significativo respecto a anteriores convenios, manteniendo la tónica de moderación salarial que tan reiteradamente demandan los empresarios y que en la práctica supone, año tras año, una pérdida del poder adquisitivo para los trabajadores. No es necesario ser economista para saber que el IPC oficial (sobre todo desde la entrada en vigor del euro) no tiene nada que ver con el coste de la vida, cualquier ama de casa sabe esto, por más “maquillaje” contable que le ponga el gobierno. Sin embargo, los beneficios de Asturiana crecen año tras año de forma desorbitada.

Por otro lado, se renuncia a luchar por la implantación del quinto turno todo el año, planteándose una reducción de jornada a 38 horas y media semanales, el exceso de jornada se disfrutará a través de compensatorios (la posibilidad de disfrutar estos compensatorios tampoco está garantizada en la práctica, pues luego hay que negociar eso individualmente con la empresa).

Pero quizás lo más preocupante es la renuncia a sustituir los puestos de quienes se jubilen por contratos de relevo, que es la única forma de mantener al menos la plantilla actual y evitar la destrucción de puestos de trabajo.

En la asamblea quedó patente otra cuestión: el descontento de los trabajadores por la falta de participación que tienen a la hora de decidir. De hecho, el SITAZ rechazó rotundamente la posibilidad de realizar un referéndum para aprobar la plataforma, argumentando que: “En diez años que llevo de sindicalista, no he visto eso en mi vida”. Por nuestra parte, más bien pensamos que si someter a referéndum cualquier decisión que ataña a los trabajadores se está convirtiendo en algo casi inexistente no es porque antes no se hiciera, sino porque cada vez con más frecuencia los trabajadores rechazan, por insuficientes, las propuestas de sus dirigentes. Algo parecido es la negativa sistemática, en multitud de empresas, a convocar asambleas decisorias, donde los trabajadores puedan decidir directamente a través de una votación.

En todo caso, cabe preguntarse porque el SITAZ, un sindicato que es casi el portavoz de la empresa, incapaz de desarrollar ningún tipo de política sindical más allá de las puertas de la Asturiana, y con un nulo contenido de política de izquierdas, consigue la mayoría en el comité de empresa cuando además existe la opción de apostar por sindicatos de clase, con representación estatal y en consecuencia mayor capacidad para defender los intereses de los trabajadores.

Por nuestra parte, pensamos que esto está relacionado con la política sindical desarrollada por el resto de sindicatos. Hay que recordar que CCOO tuvo la mayoría en el Comité de Empresa, y su pérdida tuvo mucho que ver con su actitud a la hora de abordar el anterior convenio. En su momento dijimos que la negativa a llevar a cabo la huelga (que contaba con amplias simpatías entre la plantilla) y aceptar el “mal menor”, tendría sus consecuencias también en las elecciones sindicales, desmovilizando y decepcionando a muchos trabajadores. La conclusión para muchos era clara: Si somos “débiles” (como se encargan una y otra vez de recordarnos los dirigentes sindicales) y si de lo que se trata es de “llevarse bien con la empresa”, ¿quién mejor que el sindicato de la empresa para hacer eso?

Desde luego, no queremos hacer recaer la responsabilidad del actual modelo sindical de “pactos y consensos” en los dirigentes de Asturiana de Zinc. Lamentablemente, esta es una práctica extendida y fomentada desde las propias direcciones y federaciones sindicales estatales. La existencia del SITAZ en Asturiana es sólo una muestra más de que ese modelo sindical desmoviliza y sólo supone retrocesos y derrotas. No existen formulas mágicas para cambiar esta situación. La única garantía de avanzar es aumentando la afiliación a los sindicatos de clase (fundamentalmente CCOO y UGT), participando y organizándose en las empresas para que nuestros dirigentes expresen en todo momento las aspiraciones y necesidades de los trabajadores, exigiéndoles en cado caso rendir cuentas de su gestión ante la

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