El miércoles 2 de marzo, la SEPI presentó la nueva empresa de construcción naval militar segregada de Izar. Se llamará Navantia y engloba las factorías de Ferrol, Fene, Cádiz, San Fernando, Puerto Real y Cartagena, más las oficinas centrales de MadriEl miércoles 2 de marzo, la SEPI presentó la nueva empresa de construcción naval militar segregada de Izar. Se llamará Navantia y engloba las factorías de Ferrol, Fene, Cádiz, San Fernando, Puerto Real y Cartagena, más las oficinas centrales de Madrid. En total, 5.534 trabajadores.

Mucha mercadotecnia, mucho diseño moderno y muchos flashes, pero de lo importante para el futuro de una empresa, nada de nada. Es decir, nada sobre un plan industrial, la carga de trabajo, la organización de la nueva empresa, etc. La verdad es que la presentación de Navantia recordó mucho la presentación de Izar en el año 2000, nacida de la fusión de los astilleros públicos civiles y militares. Hasta el lugar elegido para el evento fue el mismo. La única diferencia es que hace cuatro años los discursos nos presentaban la fusión como la garantía de futuro, mientras que ahora la panacea es la opuesta: la segregación (y consiguiente privatización de las factorías que permanecen en Izar: Sestao, Gijón, Sevilla y Manises).

Navantia nace con gran escepticismo entre los trabajadores, que vemos que el día a día de la empresa no tiene nada que ver con los discursos del Sr. Solbes y del presidente de la SEPI: ninguna previsión ante la prejubilación de una parte muy importante de la plantilla, improvisación, desorganización, etc. Lamentablemente, esta misma sensación se extiende al movimiento sindical.

En contra de lo que la burguesía nos quiere hacer creer a los trabajadores, el futuro de una empresa no depende de nuestro esfuerzo personal, no depende de aceptar polivalencias, prolongar y flexibilizar nuestra jornada laboral o reducir nuestros salarios. La mejor garantía para los trabajadores siempre es el estar unidos y luchar. Muchos trabajadores de esta comarca opinan que esta última reconversión naval significa el fin de la antigua Astano (Izar-Fene) porque con la plantilla que le queda (poco más de 300 trabajadores) es inviable y está abocada a integrarse en la factoría ferrolana. Y su conclusión es que toda la lucha de estos últimos 20 años no sirvió para nada. Pero en realidad la conclusión es la contraria: si no se hubiese luchado como se luchó, ¿hace cuántos años habría desaparecido Astano?

El problema no es que la lucha no sirva, sino que los actuales dirigentes sindicales no quieren luchar. La responsabilidad de que la lucha de Izar no haya acabado con un resultado más favorable a los trabajadores es de los dirigentes sindicales que asumieron los esquemas macroeconómicos de la SEPI y no quisieron plantear una estrategia para ejercer más presión sobre el gobierno.

Nació Navantia, pero todos sus trabajadores estamos convencidos de que dentro de unos pocos años volveremos a enfrentarnos a otra reconversión. Lo que ahora tenemos que hacer es reflexionar para que las lecciones de esta lucha, una vez asimiladas, nos sean de utilidad a la hora de abordar los retos que, sin duda, nos deparará el futuro.

Xaquín García Sinde

Comisión Ejecutiva de CCOO

Navantia-Ferrol

banneringles

banneringles

banner

banner

banner

banneringles

banneringles

bannersindicalistas

bannersindicalistas