La ofensiva de la patronal es clara. Todas sus peticiones van en el mismo sentido: abaratar el despido y acabar con la distinción entre indefinidos y eventuales por la vía de convertirnos a todos en eventuales. Para la burguesía todas las conquistasLa ofensiva de la patronal es clara. Todas sus peticiones van en el mismo sentido: abaratar el despido y acabar con la distinción entre indefinidos y eventuales por la vía de convertirnos a todos en eventuales. Para la burguesía todas las conquistas del movimiento obrero, lo que Cuevas llama el “coste del bienestar”, son un freno para la “competitividad”. Su única receta para incrementar la productividad es “trabajar más horas”. Los empresarios pretenden que la próxima reforma laboral les permita exprimir hasta la última gota las fuerzas de los jóvenes y los trabajadores.

Hacia el despido libre

Así, proponen eliminar la autorización laboral en casos de despidos económicos, es decir, el despido libre. Proponen extender las bonificaciones de los contratos indefinidos con un despido más barato al conjunto de la población. Y el gobierno parece dispuesto a concedérselo.

Por otro lado, el gobierno ha propuesto ampliar el período de prueba de los contratos fijos, con lo que los empresarios dispondrían de este período de prueba ampliado como de un contrato temporal más. Desde luego, no es esta la Reforma Laboral que jóvenes y trabajadores esperamos de un gobierno que se dice de izquierdas.

En lo que se refiere a la reforma fiscal, tampoco el gobierno está planteando las medidas que corresponderían a un auténtico giro social, con planes extensos en sanidad, educación, asistencia a las personas mayores, etc. Al contrario, el gobierno ha anunciado su intención de rebajar el tipo máximo del IRPF del 45% al 42%, lo que significa recaudar 2.000 millones de euros menos.

Los empresarios, además, aprietan para que se rebajen también los tipos del Impuesto de Sociedades. Pretenden que el gobierno lo rebaje al 20% de Hungría o al 12,5% de Irlanda (ahora está en el 35%). Esto, de llevarse a cabo, representaría un recorte brutal de los ingresos y nuevos recortes en las partidas destinadas a la educación y la sanidad públicas, a las prestaciones sociales… y acentuaría el reparto injusto de los impuestos, en el que somos los trabajadores los que aportamos cada vez más mientras que los empresarios reciben todo tipo de subvenciones y de rebajas de cotizaciones.

Respecto a esto último, sólo en lo que se refiere a contratación, hay casi 70 tipos de bonificaciones distintas, que van del 25% de rebaja de cotizaciones al 100% y que duran entre uno y dos años. Estas bonificaciones alcanzan ya, de 1997 a ahora, 14.000 millones de euros (más de 2 billones de las antiguas pesetas). Todo este dinero, regalado a los empresarios para “animarlos” a hacer contratos “indefinidos” con despido más barato. Una verdadera vergüenza que el gobierno debería atajar de inmediato, llevando a cabo una reforma laboral en beneficio de los jóvenes y los trabajadores: fijos a los 15 días; para trabajos periódicos, fijos-discontinuos.

Los empresarios siempre quieren más

Los empresarios, está claro, quieren un gobierno a su servicio. No les ha gustado nada, desde luego, la subida del Salario Mínimo Interprofesional. Aprecian la política continuista de Solbes con respecto a la política llevada a cabo por los anteriores gobiernos del PP, pero a la vez presionan para torcer más el rumbo del gobierno hacia sus posiciones. Se han beneficiado de la moderación salarial pactada en los convenios y se han aprovechado de la sobreexplotación sin contemplaciones a la que han sometido a los trabajadores inmigrantes. Pero como hemos visto, para ellos, no es suficiente. Quieren más.

La otra cara de la moneda es la realidad cotidiana de las familias obreras, la de no llegar a fin de mes, la de estar endeudados hasta las cejas, la de no poder acceder a una vivienda… Los jóvenes siguen siendo los más castigados en el mercado laboral: el 90% de los menores de 35 años tienen contrato temporal y tardan entre 6 y 12 meses en encontrar trabajo. Del total de contratos realizados el pasado mes de marzo, sólo el 10’8% eran indefinidos. La reforma laboral del 97 que pactaron los dirigentes de UGT y CCOO con la patronal y el gobierno no ha servido para reducir la temporalidad. Al contrario, ésta ha aumentado.

La política de pactos sociales seguida por las direcciones sindicales no ha servido para mejorar las condiciones laborales y de vida de los jóvenes y los trabajadores: no se ha cortado el abuso de los empresarios en la contratación, no se ha limitado el encadenamiento de contratos, no ha disminuido la subcontratación, tampoco se han reducido los accidentes laborales. Las direcciones de UGT y CCOO han anunciado para finales de abril la presentación de propuestas unitarias de cara a la Reforma Laboral a negociar con la patronal y el gobierno. Han rechazado las propuestas de la patronal encaminadas a facilitar el despido y han señalado “escollos” para la negociación en el documento presentado por el gobierno el pasado mes de marzo.

La verdad es que el guión presentado por el gobierno para la negociación va en la misma línea que las propuestas lanzadas por la patronal. Ha introducido la revisión de las condiciones para determinar el despido por causas económicas y ha planteado aumentar el período de prueba de los contratos.

La política de ‘pactos sociales’ ha fracasado estrepitosamente

La respuesta de los dirigentes de CCOO y UGT ante los despropósitos del gobierno se ha limitado a declaraciones y ni siquiera se ha planteado la retirada de ese documento como base de la negociación. La política del “diálogo social”, la de los “pactos sociales”, ha demostrado sobradamente ya su fracaso. Las concesiones hechas por parte de las direcciones de UGT y CCOO en unas negociaciones llevadas por arriba, contando sólo con la “habilidad” y el “pragmatismo” de los negociadores y no con la fuerza y capacidad de movilización de los trabajadores, no han logrado mejorar un ápice la precariedad del mercado de trabajo. Es necesario romper completamente con esta dinámica que no conduce más que a nuevos retrocesos. Hay que pasar a la ofensiva.

La mejor forma de hacer frente a los ataques de la patronal es con campaña de movilizaciones preparada a conciencia. UGT y CCOO, junto con los demás sindicatos de clase, deberían elaborar una plataforma que recoja claramente: reducción de la jornada semana a 35 horas sin reducción salarial, jubilación a los 60 años con el 100% del salario y con contrato de relevo, salario mínimo de 900 euros al mes desde los 16 años, eliminación de las ETTs y de los contratos temporales. Y apoyándose en este programa, realizar una campaña de asambleas en todos los centros de trabajo, para informar y preparar un proceso de movilizaciones que nos permita defender nuestros derechos y mejorar nuestras condiciones de vida y de trabajo.

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