A continuación reproducimos un artículo de Miguel Álvarez, despedido por segunda vez de su empresa por motivos sindicales. Apelamos a la solidaridad urgente (sindicatos, comités de empresa, trabajadores individuales, organizaciones juveniles y polítiA continuación reproducimos un artículo de Miguel Álvarez, despedido por segunda vez de su empresa por motivos sindicales. Apelamos a la solidaridad urgente (sindicatos, comités de empresa, trabajadores individuales, organizaciones juveniles y políticas de la izquierda) para atajar un caso sangrante de atropello a los derechos de los trabajadores.

Me llamo Miguel Álvarez y era delegado sindical y de prevención en WURTH ESPAÑA SA. Somos unos 50 trabajadores en Asturias y casi 5.000 en toda España. Y digo era, porque estoy despedido por segunda vez de esta empresa. La primera vez fue cuando organicé las elecciones sindicales, al día siguiente de poner la candidatura con mi nombre fui despedido. El despido fue declarado nulo y pude reincorporarme al trabajo otra vez, aunque me ofrecieron dinero para no volver. A mi vuelta se celebraron elecciones parciales y salí escogido por amplia mayoría.

Ya desde el primer momento fueron contra mí, no me facilitaban los medios de trabajo (tengo que aclarar que en mi empresa vendemos tornillería, maquinaria, herramientas, productos químicos, etc, a empresas de todo tipo: carpinterías, construcción, instaladores, etc.). Tuve que empezar de nuevo con clientes nuevos, con zonas nuevas y con trabas constantes en mi trabajo. Recibí presiones respecto a cómo tenía que actuar en mi actividad sindical, o incluso negándose a que estuviera presente en reuniones con trabajadores que habían solicitado mi asistencia.

Contrataron a un abogado exclusivamente para tratar conmigo (aunque la empresa alegó fines organizativos). Éste, desde el primer día, hizo una labor de descrédito hacia nosotros, manteniendo reuniones privadas con compañeros para indagar sobre nosotros. Y el acoso total vino cuando empezaron a seguirme, lo que se prolongó durante unos seis meses.

Sufrí una especie de ansiedad constante. Me pasaba mucho tiempo mirando el retrovisor del coche, varié todas mis rutas de trabajo, horarios, hasta de las comidas. Daba siempre dos vueltas en las rotondas para ver si me seguían, entraba en calles cortadas... Los descubrí sacándome fotos en Pola de Laviana, en casa de mis padres montaron un sistema de vigilancia (me fui a vivir a otro sitio para eludir el cerco), en el bar donde comía, en una ocasión en casa de un conocido y muchas veces en carretera trabajando.

Después de todo esto yo ya estaba en tratamiento por crisis de ansiedad. Los derechos y libertades que pensamos que tenemos son pisoteados sin ningún tipo de prejuicio. Después de este despliegue de medios y de contratar a uno de los mejores bufetes de abogados de la zona me abrieron expediente y me despidieron por unas notas de comida. En ese momento, ya tenía más de media docena de denuncias de prevención, de derechos de información, sindicales… A fecha de hoy ya están sancionados por no darnos la información del artículo 64-1.1 y 1.3 del estatuto de los trabajadores y del resto espero tener igual resolución de inspección de trabajo, puesto que me ha llevado dos años de duro trabajo sindical.

En medio de todo esto participé en varios congresos de CCOO de mi federación, Comercio, Hostelería y Turismo. Salí en una candidatura y fui escogido, junto a otros compañeros, miembro de la ejecutiva de Asturias de mi federación.

Así que ya veis: actualmente en el paro, pidiendo mi readmisión, como piden mis compañeros de fatigas Alfonso, delegado de CCOO, o Alberto, delegado de UGT, entre otros. Estoy pendiente del recurso que he interpuesto, confiando en una pronta resolución para poder volver a la brecha y seguir trabajando por un trabajo digno, con una remuneración digna, sin acosos, sin presiones, ejerciendo nuestros derechos libremente y con igualdad para todos.

Esto es un resumen de mi experiencia aunque espero que no sea el final de una historia, sino el principio de muchas otras que espero os sirvan para que algunos que todavía dudan tomen las riendas en su puesto de trabajo y reivindiquen sus derechos. Ya no por nosotros, sino por los que nos siguen los pasos o llegan ahora al mercado laboral, tenemos la responsabilidad de mejorar cada uno desde su puesto la vida de todos.

Miguel Álvarez

CCOO · Asturias

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