Desde el día 25 de abril, los más de 200 trabajadores de SMATSA llevaron a cabo ocho días de huelga indefinida por el convenio, que llevaba año y medio encallado sin que la dirección de la empresa se aviniera a discutir los puntos planteados por el cDesde el día 25 de abril, los más de 200 trabajadores de SMATSA llevaron a cabo ocho días de huelga indefinida por el convenio, que llevaba año y medio encallado sin que la dirección de la empresa se aviniera a discutir los puntos planteados por el comité. Esta huelga arrancó con una fuerza sorprendente.

La plantilla en pleno siguió la huelga (excepto algún encargado) ante la actitud provocadora y chulesca del gerente de la empresa, Carlos Callejo. Como una piña se mantuvieron los trabajadores hasta el último día. Cada día ha habido manifestación en Sabadell, hasta el lunes 2 de mayo, que se desplazaron unos 200 trabajadores a Barcelona para apoyar al comité de huelga ante la sede del Departament de Treball, donde se iba a hacer una reunión con la empresa.

Esta lucha ha recibido el apoyo de muchos vecinos, trabajadores de otros sectores, que saben muy bien cómo los empresarios tratan de torearnos y escatimarnos cualquier mejora por la que luchamos. La Federación de Asociaciones de Vecinos hizo público un comunicado de apoyo, denunciando la actitud irresponsable de la dirección de la empresa concesionaria por negarse a negociar con el comité de huelga, a la vez que pedía al Ayuntamiento que interviniera a favor de los trabajadores. También la Entesa por Sabadell, desde la oposición, recriminó al alcalde que no hiciera nada por resolver la huelga forzando a la empresa a la negociación.

Para ganar una lucha como ésta es muy importante tener el apoyo mayoritario de la población, trabajadores al fin y al cabo, que simpatizan con las reivindicaciones de los trabajadores de la limpieza de la ciudad. Además, tan sólo unos meses antes el Ayuntamiento aprobó una nueva tasa con la excusa de la recogida de basuras, que contó con la oposición de las asociaciones de vecinos. Se partía, por tanto, de un escenario favorable para exigir a la empresa y al Ayuntamiento que atendieran a las peticiones de los trabajadores de Smatsa. Pero a medida que los días iban pasando, también se fue incrementando la presión sobre el comité de huelga (mayoría de CGT), como siempre ocurre en cualquier lucha seria como es una huelga como ésta, del sector de la limpieza.

Intensa campaña

contra los trabajadores

Ante los servicios mínimos totalmente abusivos decretados por la Generalitat, los trabajadores decidieron no respetarlos, haciendo sólo la recogida de hospitales, centros de salud y escuelas, a partir del cuarto día. El Ayuntamiento, cuando se reunía con ellos, sólo quería hablar del cumplimiento de los servicios mínimos. La empresa, por su parte, empezó a enviar expedientes sancionadores a los trabajadores.

Por otro lado, la prensa local y los medios de comunicación sólo hablaban de lo “incívicos” que eran los trabajadores de limpieza de Sabadell porque al manifestarse “ensuciaban” las calles con tiras de papel. Para acabarlo de rematar, el fin de semana algún provocador se dedicó a quemar contenedores de basuras. A juzgar por la campaña de acusaciones sin pruebas que todavía hoy la empresa y el Ayuntamiento llevan a cabo, lo más seguro es que el “incendiario” estuvo pagado por la empresa. En los días siguientes los medios locales atribuyeron sin ningún reparo esos actos a los trabajadores de Smatsa, presentándolos como vándalos irresponsables. Y mientras, el alcalde y el gerente de la empresa aparecían en la radio o en televisión como “angelitos”, diciendo que ellos habían hecho “todo lo que estaba en su mano” para resolver el conflicto.

A la vista de la experiencia, se ve lo importante que es prepararse para evitar y responder a este tipo de incidentes, que tanto perjudican a la lucha. En la huelga de Girona se organizaron varios equipos de 7-8 trabajadores que patrullaban la ciudad para vigilar, por un lado, que no entraran empresas de fuera a recoger la basura, pero por otro, también controlaban que ningún provocador quemara contenedores o cualquier otro acto que les perjudicara.

El comité de huelga, sometido al tercer grado

Al final, el lunes 2 de mayo, en el octavo día de huelga, tras ocho horas y media de reunión, se alcanzó un nuevo preacuerdo. Al comité de huelga, como es habitual en estos casos, se le aplicó el tercer grado. De aquella reunión debía salir un acuerdo que diera fin a la huelga. Al final, el preacuerdo no estaba tan lejos de un preacuerdo anterior: incrementos por encima del IPC del 0,5% para el 2004, del 0,75% para el 2005, 1,25% para 2006 y 1,5% para 2007; implantación gradual de más días de descanso; etc.

En la asamblea de la noche, a las puertas de la empresa, las cosas no estaban nada claras. Había trabajadores que consideraban lo logrado insuficiente, otros plan-tearon exigir a la empresa el pago de los días de huelga… Se pasó a la votación a mano alzada y a primera vista se vio aquello dividido más o menos por la mitad. Hubo quien planteó una votación secreta con urna, pero nadie había previsto ese tema. La tensión de los días en lucha y de una jornada demasiado larga empezó a hacer mella en algunos compañeros del comité. Lejos de resolver la situación de una forma democrática, con una votación bien hecha, sea a mano alzada o con voto secreto con urna, el presidente del Comité de Empresa zanjó la cuestión megáfono en mano: “Es un buen acuerdo. No hay que tensar más la cuerda”. A partir de ese momento, algunos trabajadores se fueron para sus coches. Estaba claro que la lucha había acabado. Otros todavía siguieron haciendo corrillos, ¿pero cómo vamos a dar por bueno el preacuerdo sin siquiera pasarlo a votación? La autoridad que se había ganado el comité durante los ocho días de huelga recibió un duro golpe esa noche.

Balance crítico

Ahora es importante hacer un balance crítico de la huelga. Cuáles han sido los puntos fuertes y cuáles los puntos débiles. Es necesario aprender de las luchas, porque más pronto que tarde vamos a tener que volver a enfrentarnos a la empresa, por un motivo u otro. Conocer la experiencia de huelgas de otras zonas, como la de Girona, es también importante. Dos compañeros de El Militante hemos estado apoyando la huelga de Sabadell. Hemos intervenido en las asambleas para transmitir el apoyo de los trabajadores de la universidad o de los trabajadores de la recogida de basuras de Girona. Nos hemos ofrecido para hacer miles de volantes dirigidos a la opinión pública para recabar apoyo solidario. Otro aspecto importante en la lucha ha sido la falta de apoyo explícito a la huelga por parte de las direcciones comarcales de CCOO y UGT. ¿Por qué esa actitud “ausente”? Esta era una batalla de todos los trabajadores de Smatsa y deberían haber prestado todo su apoyo para ganar esta huelga.

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