‘Esta situación, en un momento determinado, hará que todo el descontento acumulado estalle’‘Esta situación, en un momento determinado, hará que todo el descontento acumulado estalle’

El Militante.— En los últimos números de El Militante nos hacíamos eco de la represión llevada a cabo por el Corte Inglés en Málaga ¿Estamos ante un caso aislado o es la práctica habitual de la empresa hacia los sindicatos de clase?

Alberto.— La dirección de El Corte Inglés practica la represión sindical sistemática.

El régimen interno que se vive en los centros de trabajo recuerda mucho a las condiciones en las que se hacía la acción sindical en este país en la dictadura.

Tienen una planificación detallada para mantener una presión continua hacia los trabajadores para que se mantengan alejados de cualquier actividad reivindicativa. En el momento en que la empresa descubre que un grupo de trabajadores se está organizando en torno a los sindicatos de clase, inician una campaña de presión, amenazas más o menos veladas, traslados a los peores departamentos con los peores horarios, etc. y al final si todo esto no ha sido suficiente para doblegar al trabajador optan por el despido. Para hacer efectivo el despido tiene montada una red basada en el clientelismo a través de la cual siempre cuentan con alguien dispuesto a corroborar las supuestas faltas del trabajador (llegar tarde, haber tenido en una bronca con un cliente, faltar al respeto a un jefe, etc). La empresa no escatima esfuerzos para mantener esta situación: ha creado sus propios sindicatos (Fetico, etc.), que son una parte más de la empresa y siempre dispuestos a firmar los convenios que hagan falta, avalados por la propia empresa. Toda la estructura sindical está en la estructura de la dirección de personal de El Corte Inglés.

A su vez la dirección del Corte Inglés tiene bastante controlada la afiliación sindical de los trabajadores. En esta casa el 95% de los trabajadores está afiliado. Esto, en un país donde la afiliación sindical en general es baja, tiene una fácil explicación: cuando un trabajador firma el contrato, a los pocos días recibe la ficha de afiliación a uno de los sindicatos de la empresa, con una "recomendación", indicando que todo irá mejor si rellena la ficha. La cotización se hace a través de la nómina, con lo que la empresa controla quién está afiliado a estos sindicatos y quién no.

EM.— ¿Cómo os enfrentáis a esta situación?

A.— En toda una serie de centros comerciales existen grupos de compañeros con experiencia sindical en torno a los cuales estamos organizando, por decirlo de alguna forma, la resistencia. Son núcleos que, estamos seguros, en el futuro canalizarán todo el descontento que se está acumulando entre la mayoría de los trabajadores.

La idea en la opinión pública es que las condiciones de trabajo en El Corte Inglés son mejores a las del resto de trabajadores del sector. Esto, en el pasado pudo ser verdad, pero hace ya algún tiempo que no tiene nada que ver con la realidad. El convenio es el mismo con el que se rigen el resto de los grandes almacenes tipo Carrefour, Alcampo..., con la diferencia de que ese servicio especial para con el cliente del que tanto alardea la empresa y que tantos millones de beneficio le da, es a costa de someter al trabajador a una presión muy dura. Por otro lado un porcentaje alto de los trabajadores recibe un salario que no excede las 85.000-90000 pesetas. Muchos trabajadores no tienen comisión de venta al no ser un puesto de trabajo de venta directa al público.

Y las condiciones siguen empeorando. Por ejemplo, ahora están obligando a muchos trabajadores a trabajar los domingos por 2.083 pesetas brutas. Incluso se está presionando a trabajadores, que por los años que llevan en la empresa cada domingo trabajado reciben un plus de 10.000 pesetas, para que renuncien a este derecho y acepten las nuevas condiciones.

Toda esta situación en un momento determinado hará que todo el descontento acumulado estalle.

Hasta ese momento organizamos campañas continuas de denuncia de esta situación y contra los despidos arbitrarios. En Madrid, por ejemplo, donde CCOO es mayoría en el comité de empresa del centro de Preciados, con el despido de una compañera hemos estado un año y medio con pancartas en la calle repartiendo propaganda al usuario y a los trabajadores (aunque esta acción concreta la hicimos antes de ser mayoría). También nos enfrentamos a los ataques generales de la empresa habiendo conseguido en alguna ocasión frenarlos; hace poco la empresa intentó quitar el autoservicio para los trabajadores, estuvimos meses peleando y al final lo hemos impedido. En campañas generales y concretas entregamos en mano al año en Madrid entre 80.000 y 120.000 hojas informativas para los trabajadores.

Repartimos comunicados informativos una o dos veces al mes mínimo. A este trabajo de organización y denuncia ha contribuido también de forma importante la página web que confeccionamos [su dirección es www.corty.net]. Su éxito es evidente: más de 150.000 visitas desde febrero de este año.

EM.— Desde El Militante pensamos que está habiendo un cambio en el ambiente entre los trabajadores en este país y que la clase obrera está pasando a la ofensiva. ¿Qué piensas de esto y en qué crees que puede contribuir este nuevo escenario a vuestra lucha concreta?

A.— Es cierto que la huelga general del 20 de junio ha supuesto un cambio. Creo además que se ha puesto de manifiesto el cabreo que existe entre los trabajadores. Esa situación también se da entre los trabajadores de El Corte Inglés, como he dicho antes, pero todavía puede más el miedo a la hora de secundar movilizaciones de este tipo. Evidentemente un ambiente más combativo en la sociedad ayudará a que los trabajadores de El Corte Inglés superen el miedo a la empresa. También ayudaría que nuestro sindicato a nivel confederal aplicara una acción sindical con respecto a El Corte Inglés más agresiva; con más de 50.000 trabajadores es una de las mayores empresas de este país, las condiciones en las que trabajamos es algo que incumbe a toda nuestra confederación sindical, una campaña general en la que participe todo el sindicato denunciando las prácticas antisindicales de El Corte Inglés sería un golpe a la imagen pública que tiene la empresa y ayudaría a aumentar la confianza de los trabajadores dentro. Pero hay algo que tenemos claro, el motor central de la lucha contra las prácticas de El Corte Inglés y por la mejora de nuestras condiciones de trabajo vendrá de dentro, de la organización y la lucha de la propia plantilla de esta empresa.

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