El pasado 4 marzo, la patronal CEOE y los dirigentes de UGT y CCOO firmaron el Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva (AINC) del presente año 2005. El documento firmado, de varias hojas, está plagado de buenas intenciones y deseos parEl pasado 4 marzo, la patronal CEOE y los dirigentes de UGT y CCOO firmaron el Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva (AINC) del presente año 2005. El documento firmado, de varias hojas, está plagado de buenas intenciones y deseos para los trabajadores y los empresarios; pero sólo contiene una medida concreta, subida salarial de un 2% que mantiene la política de pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores. Como los acuerdos anteriores, más de lo mismo, avance para los empresarios y retroceso para los trabajadores en nombre del “santo santorum” de la competitividad.

La situación económica mundial

La crisis orgánica que vive el sistema capitalista ha vuelto a mostrar en todo el mundo, con total crudeza, que los sacrificios que se pidieron a los trabajadores en la época de bonanza económica han tenido como consecuencia más crisis, más paro y más planes de ajuste del FMI y del Banco Mundial en un país tras otro. Los intentos de salir de la crisis fomentando burbujas especulativas como la construcción tendrán consecuencias, tal y como describe el diario londinense The Economist en su editorial del 16/6/2005 : “ (...) la escalada actual de los precios inmobiliarios es la mayor burbuja financiera de la historia. Cuanto más se hinche, mayor será su eventual explosión.(...) Es imposible predecir cuándo se invertirán los precios, pero se invertirán.” Sobre sus efectos continúa diciendo: “Un estudio del FMI ha evidenciado que las pérdidas productivas después de que reventaran las burbujas inmobiliarias en países ricos han sido, en promedio, dos veces mayores que las que se han ocasionado tras las crisis bursátiles, y por lo general acaban en una recesión.”

Esta situación nos hace pensar que se recrudezca todavía más la lucha feroz por el mercado mundial entre las multinacionales y las diferentes potencias, tratando de hacer caer el peso de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores con más desregulación, más chantaje como las deslocalizaciones de empresas y menos protección social.

En el Estado español la situación no es diferente, es más, podemos afirmar que las perspectivas son peores que en otros países. De sobra es conocido por todos que España es uno de los países donde la burbuja inmobiliaria ha llegado más lejos y donde peores consecuencias puede tener su estallido. Todo esto unido a la pérdida de los Fondos de Cohesión de la Unión Europea (la nada desdeñable cifra de un billón de las antiguas pesetas todos los años), el creciente déficit comercial, la imposibilidad de devaluar la moneda y el agotamiento del llamado “turismo de sol y playa” que en estos momentos aporta un 11% del PIB, nos hace pensar que la situación económica en el Estado español no va a ser nada halagüeña en los próximos años.

La clase obrera en el Estado español

Tras la subida al poder del gobierno del PSOE, temas como el subsidio agrario o las contrarreformas laborales del PP siguen sin resolverse, las declaraciones de ministros como Solbes parecen indicar que se quiere seguir con la política económica-laboral del PP, caracterizada por tratar de hacer retroceder los derechos de los trabajadores en todos los ámbitos. La política reaccionaria llevada a cabo en esos años, se ha dejado sentir sobre las espaldas de los trabajadores, además de que los pactos sociales alcanzados han demostrado su total ineficacia para frenar esta tendencia. Por ejemplo, el gasto público en protección social ha pasado del 24% en 1993 al 20,1% en el año 2000, alejándonos más de la UE que tiene 7,2% más de media. En el 2004, la tasa de paro sigue manteniéndose por encima del 11% de la población activa y el 55% de las familias reconoce que tiene dificultades para llegar a fin de mes. Según el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (MTAS) a 31/12/2004 la tasa de precariedad sigue manteniéndose en el 32% de la población activa, con más de 4.800.000 trabajadores temporales. Los trucos contables introducidos en la medición de los precios (IPC) por el gobierno del PP han producido también un índice alejado de la realidad, ya que da valor a productos lujosos en la ponderación de los precios, así como introduce las rebajas que todos sabemos que son precios de temporada, ni que decir tiene que el precio de la vivienda no viene en el IPC. Esto no es casualidad, todos los convenios negocian los salarios en función de este índice, ¿qué ocurriría si el precio de la vivienda se introdujera en el IPC?, lo podemos comprobar analizando los datos del Ministerio de la Vivienda que nos dice que en el período que va desde 1987 hasta 2004, los precios del metro cuadrado urbanizable en España han subido un 448,25% (un 300% el precio de la vivienda nueva), mientras que para el mismo periodo el salario bruto anual sólo ha subido un 104,05%. El retroceso de los salarios ha continuado también en el 2004 al representar sólo el 49,5% de la Renta Nacional, la política de moderación salarial ha traído esto. La situación se hace más escandalosa cuando observamos que para el periodo que va desde 1998 hasta el 2004 los beneficios empresariales han aumentado un 65%, mientras que la subida salarial ha sido de sólo un 20,96%. Tampoco se han dado avances en materia de salud laboral, con más de 1400 trabajadores muertos en el año 2004. En este contexto, el acuerdo del AINC pactado por los dirigentes sindicales con la patronal, vuelve a incidir en una política de convertir el pacto social en un fin en sí mismo y no en un instrumento para mejorar las condiciones de trabajo. Precisamente en un momento en que las movilizaciones populares barrieron a la derecha del gobierno y en que los retrocesos laborales hacen necesaria que la clase obrera pase a la ofensiva. Los dirigentes de UGT y CCOO deben entender que los hechos no les dan la razón y que deben dar un giro a la izquierda en su política sindical, es necesario frenar la política de claudicación permanente ante la patronal y reforzar la negociación colectiva con la movilización de la clase obrera.

La negociación colectiva : un derecho fundamental

En la lucha de los trabajadores a lo largo de la historia, el derecho a una negociación colectiva siempre ha estado presente, un derecho que ha costado sangre, sudor y lágrimas conseguir arrancar al estado burgués. Este derecho siempre ha sido básico para sustituir la debilidad de las relaciones laborales individuales por relaciones laborales colectivas. Viendo este derecho no como un fin en sí mismo sino como un instrumento para lograr mejorar las condiciones de vida de la clase trabajadora en la lucha contra la explotación capitalista. Un instrumento de unión de los trabajadores para negociar juntos y no individualmente las condiciones de trabajo y empleo. Tras intensas luchas y revoluciones, en un país tras otro, este derecho empezó a verse reflejado en la legislación laboral y también en el convenio 98 de la OIT. Debemos luchar por hacer eficaz este derecho, para avanzar y hacer honor a la lucha de tantos millones de trabajadores.

La negociación colectiva en los últimos años

La negociación colectiva ha estado marcada por los acuerdos interconfederales entre patronal y sindicatos dónde permanentemente se ha estado insistiendo en la moderación salarial, con unas previsiones de inflación que no se han cumplido nunca en los últimos 8 años. Este incumplimiento no es ningún pequeño detalle, en el año 2004 el 26,98% de los trabajadores con convenios firmados, ya sea de empresa o sector, no tenían cláusula de revisión salarial por si la inflación se desviaba. Aparte de que el 48,1% del total de asalariados se encuentra sin ningún tipo de convenio colectivo que regule sus condiciones de trabajo, según el MTAS. Ante estas cifras, podemos concluir que de hecho, casi 9 millones de trabajadores se encuentran realmente ante una congelación salarial que está drenando de forma alarmante su poder adquisitivo.

La amenaza del gobierno del PP de acabar con la negociación colectiva y la política de pacto social permanente por parte de los dirigentes sindicales frente a las amenazas de la derecha, han traído como consecuencia una situación en que sectores enteros y empresas han ido abandonando los pactos colectivos llegándose a la situación de que el número de convenios haya descendido desde 5.110 en 1999 hasta 4.179 en el 2004. Siendo el descenso igual tanto en los convenios de empresa como en los de sector, descendiendo el número de trabajadores regulados por convenios colectivos desde 9.008.053 en 1999 hasta los 7.799.694 en el 2004. Cifras que reflejan la cada vez menor actividad sindical promovida por los dirigentes y que está suponiendo en los hechos un retroceso en las condiciones de trabajo de millones de trabajadores. Pero quizá la cifra más preocupante es que en 1999, del total de trabajadores asalariados, estaban regulados por convenio el 75,9%, mientras que en el 2004 sólo el 51,9% de los asalariados, lo que supone que en estos momentos 7 millones cien mil trabajadores se encuentran sin ningún tipo de regulación colectiva en el estado español, según el MTAS.

Por otra parte, los convenios firmados en el periodo 1999-2004 no han conseguido reducir la jornada laboral como se ha venido diciendo, la reducción ha sido insignificante, del total de convenios la jornada anual pactada en 1999 fue 1.765,03 horas, mientras que en el año 2004 fue de 1.755,82 horas, una reducción de jornada anual de 9,21 horas en 5 años de bonanza económica, según el informe del MTAS. Además la temporalidad en el empleo tampoco se ha podido reducir. En los salarios, salvo en el año 2003, la inflación ha superado con creces a las subidas salariales pactadas, con lo que han dejado fuera a los 9 millones de trabajadores que no tienen cláusula de revisión salarial, demostrando una vez más la irrealidad consciente de las previsiones de inflación del gobierno.

Todos estos datos demuestran que es necesaria otra política sindical, el pacto social con la burguesía reaccionaria de este país siempre ha sido un pacto a cambio de que ellos ganen más dinero a costa de los trabajadores. El pacto no puede ser un fin en sí mismo, no es admisible que los trabajadores retrocedamos mientras los beneficios empresariales baten record históricos, el pacto debe servir para reflejar la correlación de fuerzas, debe estar al servicio de una mayor justicia social y pactar lo que nos haga avanzar en nuestras condiciones de vida.

Propuestas y objetivos para la negociación colectiva

Los dirigentes de UGT y CCOO deben cambiar de orientación, los datos son evidentes y demuestran el fracaso de la política de “paz social”. En el contexto de la globalización capitalista, aceptar el chantaje de la competitividad, de la visión estrecha de los intereses de los estados nacionales, del reformismo paulatino y de la negociación por la negociación sólo pueden traer retrocesos para los trabajadores. Sólo con la movilización de la clase trabajadora para crear empleo estable y unas condiciones de trabajo dignas. Una movilización que no debe olvidar que la lucha por la transformación socialista de la sociedad es en última instancia la lucha que puede resolver los problemas de la clase obrera, dada la crisis capitalista que se observa por todos los poros del sistema. Los dirigentes de UGT y CCOO deben afrontar la negociación colectiva, no con pactos y consensos con la patronal, sino con lucha y movilización por resolver el creciente deterioro de nuestras condiciones. Desde nuestro punto de vista, deben abordarse estos cinco ejes fundamentales:

· Luchar contra la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, es irreal el objetivo de 2% de inflación. Además, de que la ponderación del IPC tampoco se ajusta a la realidad y que los precios de la vivienda se han disparado. El porcentaje de subida salarial debe superar ampliamente la previsión de inflación y debe acudirse incluso a las subidas lineales si es necesario.

· Lograr la igualdad de salarios y de derechos entre los diferentes colectivos de trabajadores, a igual trabajo igual salario y condiciones para mujeres, trabajadores inmigrantes y jóvenes.

· Por la estabilidad en el empleo, ampliándose las causas de nulidad del despido y extendiendo a 2 años el periodo de exclusión de contratos temporales, así como aumentar la indemnización por no renovación de contrato. Aumentar la regulación en casos de despidos colectivos, evitando la ley concursal y la intervención de los juzgados mercantiles.

· Defender el derecho a la baja por enfermedad y accidente de trabajo, rechazando el eufemismo aparecido en el AINC de llamar a la baja por enfermedad “absentismo laboral injustificado”, es escandaloso que esto haya sido firmado por los dirigentes sindicales.

· Avanzar en la reducción de la jornada laboral a 35 horas semanales, sin reducción salarial.

Para lograr estos objetivos es necesario reforzar el movimiento sindical y la movilización de toda la clase obrera, para esto consideramos necesario los siguientes puntos:

1º. Hacer llegar la negociación colectiva a los 7 millones de trabajadores que no la tienen, reforzando la estructura de los sindicatos de clase y reivindicando mayor participación y protección sobre los trabajadores que se afilian a los sindicatos.

2º Establecer cláusulas de revisión salarial al millón setecientos mil trabajadores que no las tienen reflejadas en sus convenios.

3º Fomentar las asambleas de afiliados y delegados, en el marco de lograr una mayor estructura sindical.

4º Celebrar asambleas de trabajadores antes y después de la firma de los convenios, para lograr una implicación mayor de todos y conseguir una negociación colectiva más democrática.

5º Priorizar los convenios de sector a los de empresa, reforzando el papel de la unidad de todo el movimiento obrero, ejerciendo siempre está unidad dando el máximo de participación posible a todos los trabajadores en la negociación colectiva.

Estos son objetivos mínimos y perfectamente posibles para recuperar lo perdido y también para recuperar el impulso necesario de una mejora de nuestros derechos laborales. Somos conscientes de que bajo el sistema capitalista siempre el gran capital tratará de recortarnos derechos, pero también somos conscientes de que la clase obrera responderá, con o sin los dirigentes sindicales, y de que un futuro socialista para la humanidad está garantizado, no porque sea un buen deseo sino porque es una necesidad.

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