La última semana del mes de septiembre no será olvidada nunca por muchas familias trabajadoras. Sólo en la provincia de Sevilla cinco obreros de la construcción murieron en diez días. Varios de ellos no tenían ni 25 años. Desde que empezó el año, 41La última semana del mes de septiembre no será olvidada nunca por muchas familias trabajadoras. Sólo en la provincia de Sevilla cinco obreros de la construcción murieron en diez días. Varios de ellos no tenían ni 25 años. Desde que empezó el año, 41 obreros han muerto trabajando en Andalucía. Ya se ha superado la cifra de fallecidos del año pasado por estas fechas. Del total de accidentes laborales, un 60% se dan en el sector de la construcción. El 95% de estos obreros muertos pertenecían a subcontratas.

Esta realidad, que pone los pelos de punta, ha llevado a CCOO y UGT a convocar una huelga de 24 horas para los 370.000 trabajadores de la construcción en Andalucía. Este paso es muy importante, pero la siniestralidad no acabará con una sola huelga. Es necesario un plan serio de lucha, con reivindicaciones concretas, las cuáles serán correctas si primero comprendemos los verdaderos motivos de los accidentes laborales.

Subcontratación: el perfecto negocio

Los enormes beneficios que han obtenido las empresas constructoras en esta época de boom inmobiliario son más que conocidos. Pero estos negocios no sólo los han hecho especulando, sino también gracias a la sobreexplotación de los trabajadores en cada tajo. Las grandes constructoras se han apoyado en la legislación actual para exprimir al máximo la fuerza de trabajo de cada obrero. Así, la legalización de subcontratas daba carta blanca a los grandes empresarios para reducir costes a la vez que aumentaban la productividad. Un obrero contratado por una pequeña empresa constructora, sin representación sindical, iba a tener menos posibilidades de defenderse frente a los abusos del empresario. Por tanto, era más sencillo obligarle a trabajar más horas, más rápido, con menores medidas de seguridad y un sueldo menor. Los empresarios se frotaban las manos ante esta “maravillosa” forma de explotación. Hoy, sólo en Andalucía, existen 30.000 subcontratas en la construcción con menos de nueve trabajadores. En una sola obra nos podemos encontrar con que una contrata a subcontratado a otra y esta a su vez a varias más especializadas, con lo que al final ningún trabajador pertenece a la empresa contratista.

Los sindicatos llevan años pidiendo al gobierno que se regulen por ley estas empresas, han presentado iniciativas en el Congreso y la respuesta del PP ha sido el veto total. No debe sorprendernos. Sobre las leyes del gobierno de la derecha descansan parte de los suculentos beneficios de las grandes constructoras; no debemos olvidar que el 40% de las viviendas construidas en la UE se han hecho en el Estado Español. Como hemos presenciado en la crisis de la Asamblea de Madrid, los intereses económicos de muchos miembros del PP van unidos a los de los grandes empresarios del sector, por tanto van a evitar en todo lo posible aquello que pueda dañarlos.

Los dirigentes sindicales también piden un mayor número de inspectores (sólo hay 144 para controlar la seguridad de 370.000 obreros), así como el castigo, incluida la cárcel, para aquellos empresarios responsables de la muerte de un trabajador. Esto es totalmente correcto, pero insuficiente.

Aunque hay muchas pequeñas empresas donde los obreros trabajan en andamios viejos, sin cascos o arneses, en la gran mayoría de los casos las muertes están más relacionadas con la productividad que con la falta de material. Por supuesto, el hecho de que existan 30.000 pequeñas empresas nos da la idea de cuántas de ellas no deben tener ni siquiera recursos para tomar las medidas de seguridad necesarias. Pero en muchas otras, aún teniendo esos medios de seguridad, los ritmos de producción son tan altos, que los mismos trabajadores no pueden ni siquiera utilizarlos. Esto no va a cambiar sustancialmente poniendo a más inspectores. La campaña que se nos quiere presentar de “concienciar” a los obreros para que utilicen esos medios es tan hipócrita como la “concienciación” a los empresarios para que inviertan en seguridad.

Por tanto, la seguridad pasa por reivindicar el aumento de las plantillas y la reducción de las jornadas laborales, manteniendo o incluso aumentando los salarios. Además debería haber una Comisión representada por administración y sindicatos la cual aprobara o suspendiera las licencias de obras a las empresas. Si una empresa no cumple con las medidas de seguridad, y eso pasa por eliminar la subcontratación, no se le cede dicha licencia. La única ley que puede regular la subcontratación es simplemente la que la prohíbe, lo demás sería seguir dejando vía libre a los verdaderos responsables, los grandes empresarios, para que encubran detrás de la palabra “accidentes” el asesinato de cientos de obreros.

NO MÁS SANGRE DE TRABAJADORES POR BENEFICIOS MILLONARIOS

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