En estos últimos días el astillero Naval Gijón vuelve a ser noticia en los medios de comunicación, y no porque se haya consolidado su futuro, que es lo que los trabajadores vienen exigiendo hace más de veinte años. Nuevamente somos noticia, y una vezEn estos últimos días el astillero Naval Gijón vuelve a ser noticia en los medios de comunicación, y no porque se haya consolidado su futuro, que es lo que los trabajadores vienen exigiendo hace más de veinte años. Nuevamente somos noticia, y una vez más porque la dirección de la empresa acaba de presentar un nuevo expediente de regulación de empleo para casi la totalidad de la plantilla, y la amenaza de despido para 60 trabajadores mayores de 50 años si no se acepta el expediente.

Y esto es así pese al acuerdo firmado en el conflicto de febrero del año 2000, en el que las administraciones, empresa y federaciones de UGT y CCOO, pactaban el despido de 200 trabajadores eventuales y otros 200 vía prejubilaciones, como objetivo prioritario para garantizar el futuro de la empresa y el resto de la plantilla.

El acuerdo no sólo ha servido para consumar despidos y precarizar el empleo, también ha servido para que la empresa hoy se encuentre en situación de quiebra total, con un agujero económico de más de 20.000 millones que puede llevar a los trabajadores de la plantilla a un viaje sin retorno.

Durante estos años la empresa ha llevado a cabo una gestión nefasta, con el beneplácito de las administraciones central y autonómica y las federaciones de UGT y CCOO que han favorecido los despidos y la inyección de dinero público, gestionado por el administrador único Galo Baizán, sin ningún tipo de control por parte de los firmantes del mencionado acuerdo, más preocupados porque se cumplieran las prejubilaciones que por la solución global de toda la plantilla.

Las administraciones central y autonómica y las federaciones de UGT y CCOO, conocedoras de la gestión que se estaba realizando, no sólo no han querido intervenir, sino que han guardado silencio de lo que estaba ocurriendo, colaborando con el administrador Galo Baizán en pedir fondos públicos con la disculpa de mantener el empleo. Fondos que no han servido para consolidar, como podemos ver, el futuro de la plantilla.

En todo este proceso debemos destacar que los firmantes del acuerdo y representantes de los trabajadores ya no están en la empresa porque parte de ese dinero público fue invertido en su prejubilación, sin que para el resto de trabajadores que aún quedan en la empresa se aportara una solución global.

El tiempo transcurrido desde el último conflicto ha servido una vez más para confirmar los temores que una parte de la plantilla veníamos denunciando, como es la confluencia de intereses por parte de las administraciones central y autonómica y la dirección del astillero favoreciendo la posibilidad de una eventual quiebra, la cual pondría en bandeja al Sr. Areces la concreción de su proyecto estrella en Asturias: la urbanización de la zona con acuario y hotel incluido.

Unir nuestras fuerzas para la lucha

La dirección del astillero propone como solución a la situación planteada los expedientes mencionados y, como no, una nueva inyección económica que le permita la finalización del buque en construcción y el inicio de la construcción de otro buque contratado por el Sr. Baizán, pero con la particularidad de que este contrato se haría en Ucrania y no en Naval Gijón.

La nueva alternativa planteada por la empresa, dejaría a todos los trabajadores en el desempleo, pero permitiría por otra parte que los responsables de todo esto sigan gestionando fondos públicos e incrementando su patrimonio. De hecho, a la empresa ya le han concedido un nuevo crédito de 5.000 millones, por lo que ya no sólo es necesaria la intervención de las instituciones políticas, sería necesaria la intervención de la Fiscalía General del Estado para saber cómo se utilizan los fondos públicos para la realización de un contrato en Ucrania y los trabajadores al paro.

Por todo esto, los trabajadores presentarán a su vez una alternativa a la grave crisis que vive el astillero, alternativa que será discutida próximamente en una asamblea general de toda la plantilla. La solución debe pasar, entre otras cuestiones, por la salida de los actuales gestores de Naval Gijón, que durante todos estos años han estado forrándose a costa de las ayudas públicas, llevando a la empresa a la actual situación.

Una vez más, en la dilatada lucha por consolidar el empleo, los trabajadores de Naval Gijón nos vemos en la necesidad de enfrentarnos a una nueva injusticia, por lo que tenemos que recabar la solidaridad y apoyo contra los especuladores que pretenden seguir desmantelando los pocos recursos económicos, industriales y sociales que tenemos en Asturias. Hoy más que nunca los trabajadores debemos unir nuestras fuerzas, impulsando la lucha colectiva en contra de gobiernos y empresarios que aplican con toda dureza medidas globalizadoras, globalizando la riqueza de unos pocos y la desigualdad y pobreza de la mayoría.

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