El gobierno de derechas del primer ministro francés, Jean-Pierre Rafarin, quiere echar atrás la ley de 35 horas aprobada en 1998. Esto ha provocado una oleada de indignación entre los trabajadores y un debate en el seno de la sociedad francesa.El gobierno de derechas del primer ministro francés, Jean-Pierre Rafarin, quiere echar atrás la ley de 35 horas aprobada en 1998. Esto ha provocado una oleada de indignación entre los trabajadores y un debate en el seno de la sociedad francesa. La derecha y la patronal dicen que las 35 horas son causantes en parte, del elevado déficit público francés y que ha recortado entre 3 y 5 puntos del crecimiento del PIB. La izquierda mantiene que la reducción de jornada ha creado 350.000 empleos. Las últimas encuestas muestran que cerca del 66% de los trabajadores cuya jornada se ha reducido a 35 horas se muestra “satisfecho”con la misma.

La Ley Aubry (nombre de la ministra de Trabajo, Asuntos Sociales y Solidaridad del gobierno de coalición PSF-PCF que ganó las elecciones en junio de 1997) pretendía reducir la jornada laboral a 35 horas sin reducción salarial, por la vía de permitir la flexibilidad semanal de la jornada de 35 horas, rebajando las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social. Por otro lado penalizaba las horas extras para el empresario: un 10% por cada hora trabajada de las 36 a las 39 ambas incluidas, un 25% de las 40 a la 43 ambas incluidas, y un 50% por encima de 43 hasta el tope de 48 que fijaba la ley.

En cuatro años el número de horas trabajadas se ha reducido en Francia. De acuerdo con el informe de la OCDE, la media anual de horas trabajadas en Francia para el conjunto de la clase trabajadora se redujo de 1.596 horas en 1998 a 1.532 horas en el 2002. A esto hay que sumar las 5 semanas de vacaciones pagadas y los 11 días festivos al año que disfrutan un amplio sector de los trabajadores franceses.

Las empresas con menor número de empleados trabajan más horas que las que tienen una plantilla más grande, aunque en éstas durante los últimos 12 meses también se ha producido una reducción sustancial del tiempo de trabajo. Sin embargo, esta ley está lejos de extenderse, sobre todo a la pequeña empresa: el 80% de los empleados que están en compañías de más de 500 trabajadores trabajan menos de 36 horas, no obstante, cerca del 45% de aquellos que trabajan en empresas con menos de 20 empleados continúan trabajando 39 horas o más.

Esta ley de las 35 horas fue consecuencia directa de las movilizaciones de 1995-96 en Francia. Pero ahora, para los trabajadores franceses, como para el resto de los trabajadores europeos, cualquier reforma arrancada a los capitalistas está en peligro. Para los empresarios el modelo de jornada laboral es sin duda el norteamericano. Según la OIT los obreros estadounidenses trabajan 1.978 horas anualmente, es decir 350 horas más (nueve semanas) que los europeos. De hecho en el año 2000 trabajaron 199 horas más que las que trabajaron en 1973, un período donde la productividad del trabajo se duplicó.

Sin duda estos ataques, como otros anteriores, no quedaran sin respuesta por parte de la combativa clase obrera francesa. La tarea de los trabajadores más conscientes es impulsar movilizaciones contra estos ataques y extender la idea de que bajo el capitalismo cualquier reforma que consigamos, por tímida que sea, estará siempre en peligro mientras los capitalistas sean dueños de las fábricas, de la banca y de la tierra.

Carlos Rodríguez

IU · Guadalajara

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