El pasado 1 de diciembre más de 200.000 personas se manifestaron por el centro de Barcelona para protestar por el caos de los trenes de cercanías. Durante 43 días, tres líneas de Renfe han sido anuladas y todavía hay otra línea, de Ferrocarrils de la Generalitat, que no se restablecerá hasta dentro de un mes. El caos ferroviario, provocado por las obras del AVE, ha afectado a más de 160.000 usuarios, principalmente trabajadores y jóvenes que se trasladan diariamente a su trabajo y a su centro de estudios.

El pasado 1 de diciembre más de 200.000 personas se manifestaron por el centro de Barcelona para protestar por el caos de los trenes de cercanías. Durante 43 días, tres líneas de Renfe han sido anuladas y todavía hay otra línea, de Ferrocarrils de la Generalitat, que no se restablecerá hasta dentro de un mes. El caos ferroviario, provocado por las obras del AVE, ha afectado a más de 160.000 usuarios, principalmente trabajadores y jóvenes que se trasladan diariamente a su trabajo y a su centro de estudios. Las jornadas se han alargado entre tres y cuatro horas por regla general con los desplazamientos en autobús por unas autovías colapsadas. Todo esto sucede, además, al poco de sufrir un apagón que dejó a media ciudad sin luz  durante más de 48 horas.
El malestar por el colapso de las infraestructuras, por la falta evidente de inversión en el caso de las compañías eléctricas, por la incompetencia y la falta de previsión por parte de las constructoras y el Ministerio de Fomento, en el caso de las obras del AVE, se ha expresado en esta manifestación multitudinaria.

La derecha nacionalista: pescando en río revuelto

En esta manifestación participó toda la plana mayor de CiU, Artur Mas, Jordi Pujol, Duran i Lleida... intentando capitalizar en beneficio propio el descontento y el malestar existente, cuando ellos son también responsables del déficit de inversión en las infraestructuras y fieles defensores de los intereses privados de las empresas constructoras, como demostraron en los 23 años que estuvieron en el gobierno. De hecho, este intento de la derecha por capitalizar la manifestación restó a sectores de trabajadores que de otro modo también habrían participado. 
El vacío que han dejado los sindicatos UGT y CCOO, que no han hecho ninguna movilización ni convocatoria seria con este tema (de hecho, hace bastante que no hacen ninguna movilización ni convocatoria seria para nada) lo ha aprovechado una plataforma próxima a ERC, Pel dret a decidir  (Por el derecho a decidir), que fue la que convocó la manifestación masiva del 18 de febrero del año pasado, cuando arreciaba la campaña de ataques a Catalunya por parte del PP y el aparato del Estado. Tampoco el PSC ha dado una respuesta firme a la crisis del AVE, apoyando a la ministra Álvarez cuando se ha exigido que asumiera su responsabilidad política por haber priorizado el afán de inaugurar la llegada del AVE a Barcelona en una fecha determinada, por encima de las previsibles consecuencias en la red de cercanías. En este sentido, los portavoces de ICV-EUiA sí han pedido la dimisión de la ministra. Pero habría que señalar también la responsabilidad de las empresas constructoras, que además de socavones y desperfectos que han afectado gravemente a la red de cercanías, acumulan una execrable lista de accidentes mortales y accidentes muy graves en las obras. Como también hay que señalar la responsabilidad de la derecha, que se ha estado financiando a través de comisiones y generosos donativos de estas mismas empresas que después no cumplen los más mínimos requisitos de seguridad ni invierten lo necesario para mantener en un mínimo buen estado las infraestructuras.

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