Al ingresar, los trabajadores encontraron un panorama desolador. Además de la rotura vandálica de ventanas, cristales y algunos muebles, los dueños consiguieron llevarse algunas máquinas, mercaderías, computadoras y pertenencias personales de los trabajadores, camuflados en los furgones policiales.
Ya se ha iniciado una campaña de recogida de fondos para ayudar a los trabajadores de Brukman, quienes con su ejemplo y determinación han convertido la ocupación de Brukman en uno de los emblemas del argentinazo. La mayoría de los trabajadores de Brukman son obreras humildes que, con enorme sacrificio, han podido poner en marcha la fábrica, mantener un salario muy justo para una familia obrera pero digno, y proseguir la pelea exigiendo la estatización de la fábrica bajo el control de los trabajadores.
Como ocurrió dos meses antes con los trabajadores de Zanón en Neuquén, la lucha obrera y la solidaridad de clase han resultado determinantes para frenar la violencia y el chantaje patronal y policial.