Después de 53 días en huelga de hambre (23 de ellos ingiriendo sólo agua), el 26 de noviembre una junta de magistrados ha concedido la libertad condicional a la espera de juicio a los siete detenidos (dos de ellos españoles, Carlos Martín y FernandoDespués de 53 días en huelga de hambre (23 de ellos ingiriendo sólo agua), el 26 de noviembre una junta de magistrados ha concedido la libertad condicional a la espera de juicio a los siete detenidos (dos de ellos españoles, Carlos Martín y Fernando Pérez) en las manifestaciones contra la cumbre europea de Jefes de Estado que tuvieron lugar en Tesalónica (Grecia) el pasado mes de junio.

La campaña que se ha llevado a cabo contra ellos en la prensa burguesa ha sido salvaje: hasta el 25 de junio, al menos dos televisiones griegas y uno de los principales periódicos destacaron la información de que uno de los detenidos españoles era un “vasco, líder anarquista buscado en tres países de la UE”.

Mientras, se iban aclarando detalles de las detenciones: la televisión griega ET3 mostró un vídeo de la detención de Simon Chapman (otro de los huelguistas de hambre) donde se ve claramente cómo la policía le endosa una mochila que previamente ha mostrado a la cámara y que está llena de cócteles molotov, además de golpearle a placer; se van conociendo los golpes y las presiones a los detenidos: a Fernando le partieron un diente y a Carlos le arrancaron un mechón de pelo, además de dejarle esposado con las manos en la espalda toda una noche ya en plena huelga de hambre.

Ante esta situación, cinco de los detenidos se pusieron en huelga de hambre, entre ellos Carlos y Fernando, con una única demanda: o les juzgaban ya o les ponían en libertad hasta el juicio.

El Gobierno de Aznar y la prensa burguesa española —que tanto interés muestran cuando grupos “narco-comunistas-terroristas” como el ELN colombiano secuestran a alguien, sea o no “súbdito español”— no han dicho ni mú, salvo alguna referencia en la prensa a dos españoles acusados de desórdenes en Grecia, por supuesto acompañando siempre la información de escenas de encapuchados enfrentándose a la policía. Ni que decir tiene que el Ministerio de Asuntos Exteriores no ha movido un dedo, no ya por obtener su libertad el gobierno de Aznar no hubiera dudado en detenerles sino tan siquiera por mejorar sus condiciones de encarcelamiento.

Represión, intimidación

y brutalidad policial

No tienen desperdicio los informes que ha publicado uno de los médicos que les ha atendido (el Dr. Kleanthis Grivas) enumerando las presiones, impedimentos e intimidaciones de la policía hacia médicos, familia y amigos de los detenidos: reducción a la mínima expresión de las visitas de los familiares después de miles de kilómetros de viaje, traslados de los detenidos al hospital como si estuvieran trasladando al mismísimo Bin Laden, ocupación de una planta del hospital por comandos de la policía (encapuchados y con armas automáticas) intimidando a médicos y enfermeras, traslado de los detenidos a otra prisión a más de 500 kilómetros de sus médicos y abogados y un larguísimo etcétera que incluye comentarios e insultos de la policía, como el que hizo en voz alta uno de los comandos en el hospital Papanikolaou de Salónica: “a esos comunistas habría que atarles a la pared, afeitarles y empezar a follárselos”.

Después de que han llegado al borde de la muerte o de lesiones irreversibles, los jueces los han puesto en libertad condicional hasta el juicio. Esto es un primer paso, está claro que está decisión tiene su base en la total falta de pruebas para acusarles, salvo los testimonios de la policía. Ahora hay que dar otro paso, tras la huelga de hambre este escándalo se conoce en toda Europa, y ahora es el momento de aumentar la presión sobre la justicia burguesa griega: los partidos y sindicatos de clase deben organizar una campaña seria de solidaridad internacional, no sólo con escritos al gobierno y a las embajadas griegas (que también hay que hacerlo) sino inundando los juzgados de telegramas de protesta y exigiendo la investigación de la actuación de la policía durante las manifestaciones y en estos cinco meses de encarcelamiento; concentraciones en las embajadas y consulados; pronunciamientos de ayuntamientos, parlamentos, comités de empresa, etc. Sólo así sentirán de cerca la presión y ayudaremos a los detenidos a salir... ¡libres y sin cargos!

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